El blog de un CHAD

El blog de un CHAD

Este es tu blog como CHAD

Chapter 1 by Samson Samson

Saludos, seguidores:

Estaba sentado en la cafetería, meditando sobre mi futuro. Era medianoche y no había más clientes aparte de mí en el local. Si exceptuamos a la camarera, una mujer de mediana edad que me miraba con curiosidad. Me habían vuelto a rechazar en un casting para una película, y ni siguiera era para un papel principal, o secundario. No era más que un pequeño papel, casi de figurante. Pero habían decidido que no daba la talla para el mismo.

No acababa de saber el por qué. Como ya sabéis, mido casi uno noventa de estatura, con una buena planta, atlético, joven y atractivo. Pero, a pesar de eso, según parece, no soy apropiado ni para actuar como figurante para ninguna de las series y películas para las que me había postulado en los últimos meses.

Había terminado de cenar, y apuraba el café después del enésimo rechazo, un café tan negro como, aparentemente mi futuro en la carrera de actor, me fijé en la intensidad de la mirada de la camarera, que me miraba a prudencial distancia. Había sido lo bastante intuitiva para darse cuenta de que no estaba de humor para una conversación. Pero la intensidad con que me miraba me pareció curiosa, casi molesta. Comencé a mirarla.

La camarera, rubia, tenía un aspecto agradable, aunque su traje parecía un poco demasiado ceñido a su cuerpo, realzándolo, aunque estaba un poco entrado en carnes. Aparte de un busto bastante generoso y seductor. Se dio cuenta de que la estaba mirando y me sonrió. “Yo te conozco, ¿verdad?”. Me dijo finalmente, acercándose a mí con un platillo con un pedazo de tarta. Me lo ofreció, manteniendo su sonrisa. Una sonrisa que, pensándolo mejor, parecía cargada de picardía.

“Gracias…”, le dije aceptando la tarta que no había pedido. Iba muy justo de dinero y prácticamente no podía ni pagar el alquiler. “...pero creo que no. Me acordaría de tí, err...Alice.”, le dije, mirando el nombre que figuraba en su identificación. “Yo me llamo John, por cierto.”, dije, presentándome.

“¡Claro que te conozco!. Creo que te he visto en alguna película, pero no acabo de recordar su nombre….¡Lo tengo en la punta de la lengua!”, replicó Alice, acercándose un poco más a mí, apoyándose en el mostrador, casi poniendo su voluptuoso torso bajo mi cara.

Ya os he contado que he participado en algunas películas, pero de figurante que casi ni se veía en pantalla. No había tenido ni frase en ninguna de ellas. El último ayudante de director, me dijo que no valía ni como actor de película porno, tal era su opinión de mis dotes interpretativas. Y por cómo me había ido en los castings, quizás tuvieran razón.

“¡Ya me acuerdo!”, gritó Alice. “Te vi en ‘Los gemelos la follan dos veces’! ¡Estoy segura de ello! ¿Tengo razón?”, añadió.

Me quedé sorprendido por su reacción. Estaba seguro de que no había participado en esa película. Y por el nombre, claramente era una película para adultos. “Err...creo que te equivocas, Alice. Yo no….”, balbucee, sonriendo educadamente, sorprendido de que aquella camarera de mediana edad, consumiera películas porno. Aunque, pensándolo mejor, ¿quién era yo para discutir sus gustos en cine y qué podía ver o no?

“¿Seguro? Bueno. Ahora que te miro más de cerca, tú eres mucho más guapo y fornido que los tíos que la hicieron.”, me respondió. Los botones de su chaqueta a la altura de su pecho parecían a punto de ceder ante la presión de sus grandes pechos. Y, a pesar de mi estado de ánimo, sentí como mi pene comenzaba a endurecerse ligeramente bajo mis pantalones. Alice parecía una mujer bastante agradable y simpática, aunque era un poco mayor para su gusto.

“Sí, eres bastante atractivo. ¿No has pensado en ser actor? Quiero decir, en películas...en películas de verdad….”, dijo Alice. Supongo que en un primer momento, quiso decir que si no había pensado en ser actor porno, aunque se arrepintió en el último momento.

“Bueno. Eso intentaba….Lo de ser actor, digo, aunque no me va muy bien.”, le contesté. “Y en lo de ser actor porno, no creo que diera la talla.”, añadí. Aunque eso no era del todo cierto. Lo de la talla, digo. Como ya os he contado, me había mirado muchas veces al espejo, completamente desnudo. Era bastante musculoso y atractivo y, aunque a veces me avergonzaba pensarlo, mi esculpido cuerpo palidecía ante el tamaño de mis genitales. Había medido mi pene en erección. Muchas veces. Medía casi 24 centímetros, y casi 18 centímetros de diámetro. Y unos testículos acordes al tamaño de mi polla. Incluso relajado, me había resultado un poco problemático llevar incluso un bañador, tanto los no elásticos como los elásticos. Ya te conté que tuve que abandonar el equipo de natación por...bueno...el tamaño de mi pene y de mi escroto era demasiado llamativo e incomodo dentro de un calzón de Lycra tan pequeño y ceñido.

“Pues es una lástima, la verdad. Creo que muchas iríamos a ver una película solo por verte a ti. Eres un chico muy guapo y atractivo.“, replicó Alice, un poco decepcionada.

“Sí, una lástima…., suspiré. “Bueno. Creo que es hora de irme. Seguro que quieres cerrar ya, y no perder el tiempo hablando conmigo. ¿Cuánto te debo?”, le dije a Alice.

“Es agradable hablar con un cliente tan guapo y educado como tú. ¿Seguro que no quieres más postre?”, replicó con una sonrisa.

Por un momento pensé que se refería a otra porción de tarta, pero, cuando puso su mano sobre la mía, sonriéndome, supe a que clase de postre se refería. No estaba muy convencido de tomar más ‘postre’, pero mi verga se había puesto dura bajo mis ceñidos pantalones en una dolorosa erección. Miré al sonriente y agradable rostro de Alice, y luego a sus generosas tetas. Sus pezones, endurecidos por la excitación, comenzaban a atisbarse en su uniforme. “Creo que tomaré más...postre.”, le dije con una sonrisa, mientras la seguía hasta la cocina de la cafetería, admirando su también generoso culo, cincelado por el ceñido tejido de su falda.

Si habéis estado siguiendo mi blog, ya sabréis que en los últimos meses, no era la primera vez que pagaba una cuenta, digamos, ‘en especie’. Ni la segunda. Ni la tercera….aunque yo nunca me había ofrecido a ello, ni había dado pie para ello. Todas se habían ofrecido a cancelar la factura si tenía sexo con ellas. Como Alice. Aunque mi aparente éxito con algunas mujeres no me había servido para conseguir algún papel que me permitiera entrar en el mundo del cine...ni pagar las facturas de mi casera, que parecía insensible a mis aparentes encantos.

“¿Te gusta lo que ves?”, dijo Alice, tras desabrocharse la camisa, mostrándome su generoso escote y sus grandes melones en todo su esplendor, aunque siguieran cubierto por su sujetador. Lentamente, se desabotonó la falda y se la bajó, revelando así sus bragas.

A pesar de su edad, el encanto de Alice era arrebatador. Y aunque su cuerpo no fuera el de una modelo, ni parecido al de todas las novias que había tenido en mi juventud, y algunas de ellas habían pertenecido al equipo de animadoras, tenía ganas de follármela. Quizás me aliviara un poco la tensión y la ansiedad que sentía por mi último casting fracasado.

Jadeé ligeramente mientras me desabrochaba el pantalón y, a pesar de mi calzoncillo, mi enorme polla saltó como un resorte entre mis cinceladas piernas, mostrándose en todo su tamaño ante los sorprendido ojos de Alice.

“¡Joder! ¡Es...es…”, balbuceó Alice. Sus ojos estaban abiertos como platos, admirando el increíble tamaño de mi miembro viril, tironeando delante de ella en todo su inmenso tamaño, goteando pre semen.

“¿Enorme?”, le dije con una cálida sonrisa, mientras plantaba mis manos en sus caderas, bajándole con delicadeza sus bragas, exponiendo su coño, que comenzaba a brillar, húmedo de excitación.

Alice jadeó de sorpresa y placer, hipnotizada por mi descomunal virilidad. “¿Seguro que no…?”, comenzó a preguntar, mirándome con una expresión de lujuriosa incredulidad en su rostro, mientras mis manos empezaban a manosear sus carnosas nalgas, atrayendo sus caderas con delicadeza hacia mi pelvis...para empalarla en mi excitado pollón.

“Seguro…”.-Respondí, para acto seguido, gemir de placer cuando mi gran glande comenzó a abrirse camino dentro de su coño, su cálido y húmedo coño. Alice chilló de gusto cuando mi enorme verga acarició su excitado clítoris, una y otra vez, mientras, poco a poco, se lubricaba con su humedad femenina. Y poco a poco, con delicadeza, abrirme camino por su vagina y más allá, pequeña y estrecha en comparación con su ávida, dura y ardiente masculinidad.

Sentía su carne estremecerse en mis manos y alrededor de mi polla, mientras exploraba su húmeda femineidad como ninguna otra polla había hecho antes...llegando a lugares, y estimulando sus puntos G como ningún otro hombre lo había hecho antes. Alice jadeaba y chillaba ligeramente con cada una de mis arremetidas. Yo jadeaba de placer mientras escuchaba sus gemidos, sintiendo como su carne se estremecía de gusto, derritiéndose de placer en mis manos, empalada por mi falo, como un azucarillo en agua caliente.

Levantándola por sus tiernas y cálidas nalgas, la senté en la encimera de la cocina, y le abrí los muslos para penetrarla con más comodidad. La cara de Alice estaba transfigurada en una expresión de asombro y lujuria. Sus manos atraparon mi cabeza por la nuca, empujándola sobre su profundo escote, mientras, lenta pero inexorablemente, mi enorme, grueso y ávido pene se introducía más y más dentro de su estrecha, cálida y húmeda feminidad, hasta donde ningún otro pene masculino había llegado. Su escote olía a colonia barata y sudor de turno de ocho horas, pero, combinado con su cálido tacto, era un poderoso afrodisíaco.

Deslicé mis manos sobre su torso hasta sus pechos, desabrochando completamente su camisa y quitándole seguidamente su sujetador. Tus generosos pechos de mujer de mediana edad se mostraron ante mí. Generosos aunque empezaban a perder su firmeza de juventud.

Me miró con sorpresa, pero acabó esbozando una sonrisa pícara. Así que, acariciando mi nuca, Alice guió mi cabeza hasta sus tetas, comencé a lamer y chupar sus endurecidos pezones, mientras mis enormes manos manoseaban el resto de sus melones como si fueran arcilla, unos orbes de cálida arcilla que mis enormes manos apenas podían cubrir.

Aunque intenté prolongarle el placer todo lo que pude, mi masiva virilidad estimulaba de tal manera su estrecho coño que, apenas dos minutos después, sentí como Alice alcanzaba su orgasmo.”¡Sí! ‘Siiiií! ‘SSSSSIII! ¡Oooohhhh John…..Síiiiiiiiiii…..”, chilló mientras su cuerpo se retorcía de gusto encima de la encimera, mientras sus manos empujaban con tremenda fuerza mi cara contra sus amplios pechos, mientras sentía su semilla cubriendo y lubricando mi pollón, rezumando por su coño y empapando mis ingles.

Sentí sus jadeos y cómo comenzaba a relajarse sobre mí. Poco más podía hacer, así que incrementé el ritmo de mi cincelada pelvis, penetrándola más y más rápido como en la parte final de una paja, jadeando y gruñendo de gusto….hasta que yo mismo alcancé el orgasmo, disparando mi semen en sus íntimas profundidades, distendidas una y otra vez por los brutales espasmos de mi polla en su clímax. Al final, jadeante y sudoroso, con una sonrisa de satisfacción en mi cara, miré el rostro de la camarera, congelado en una expresión de incrédula satisfacción, jadeando como yo.

Seguí acariciando sus cálidas tetas y sus endurecidos pezones un poco más, mientras sus manos palpaban mis sólidos pectorales y cincelados abdominales a través de mi camisa. Sentí como mi enorme virilidad se relajaba, marcando el final de nuestro breve polvo. Aunque aprovechamos ese minuto como si fuera el último, especialmente ella. Estaba seguro que Alice jamás había conocido un hombre como yo. Como así era. Sabíamos que, después de aquel momento de puro placer, debíamos volver al mundo real. Ella seguramente a su casa con su marido y sus hijos, y yo a intentar conseguir algo de dinero...o regresar a mi pequeña ciudad natal.

Al menos, a pesar de haber fallado en otro casting, hoy había follado, aunque fuera con una cuarentona y la cena me había salido gratis. Así que regresé a la habitación de motel a escribir esto para que todos lo supierais. Mañana sería otro día.

El día siguiente. En busca de nuevas oportunidades laborales.

Want to support CHYOA?
Disable your Ad Blocker! Thanks :)