A la playa

Puede parecer el peor sitio para ir a buscar cuerpos desnudos, pero para el obseso de Roberto, la playa siempre fue el lugar perfecto para disfrutar de carne masculina sin parecer un perturbado. Desde pequeño le gustaba ir allí, a poder disfrutar de la variedad de estaturas y tamaños de los hombres. Ahora, con su nuevo poder, podía por fin ver lo que escondían esos cuerpos bajo el bañador.

Convencido, Roberto cogió un metro que le llevaría a la costa, sin importar que no llevaba ropa de baño ni nada parecido. Eso si, aprovecho su viaje y, cuando se sentó a su lado un atractivo madurito, uso sus recién descubiertos poderes de las gafas para ver la polla de su acompañante perfectamente dura a su lado.

Al llegar por fin a la playa, con grandes deseos de masturbarse, se coloco su siguiente truco. Las lentes de sus gafas eran especiales, preparadas para su numerosas dioptrías, por lo que se compro unos cristales oscuros para colocarse sobres sus gafas para protegerse del sol. De esta manera, el pecador podía fijarse en los cuerpos desnudos de los hombres que quisiera sin que estos se dieran cuenta de su espionaje.

El primero en ser el objetivo de Roberto fue un atractivo y musculoso hombre calvo que paseaba tranquilamente a su perro por la orilla del mar. Bajo su ropa, el hombre, de frondosa barba rojiza, escondía un gran rabo en reposo.

Aunque deseo ver algo mas de ese amante de los perro, Roberto se obligo a echar un vistazo a su alrededor en búsqueda de otros objetivos. se fijo en un guapo jovencito que con ayuda del viento, intentaba volar una cometa. Bajo el bañador tenia una polla circuncidada rodeada de una mata de pelo. verle tan concentrado en su labor y a la vez tan expuesto excito todavía mas a Roberto, que buscó nuevos cuerpos que desnudar.

Podía pasarse horas mirando hombres desnudos, pero si quería experimentar que mas lujuriosas visiones podía mostrarle las gafas, debía escoger así que se decidió por 5 distintos objetivos:

Alejado algo de la orilla, un grupo de hombres y mujeres de diferentes edades habían montado una especie de campamento con sillas, mesas y sombrillas. Parecía que iban a pasar el día en la playa pues llevaban comida y bebida en abundancia. Charlaban entre ellos con familiaridad y varios de los hombres tenían cierto parecido. En cierto momento, que dos jóvenes se agarraron de la cintura, y posaron para una foto, el pecador se imagino como serian estos desnudos y pudo ver sus genitales perfectamente.

-Venga-dijo una mujer mientras los enmarcaba con el móvil- una foto de los dos hermanos

Atrás del grupo familiar, saliendo del agua, un moreno, fuerte y atractivo macho, de los de pelo en el pecho, testosterona por los cielos y seguridad aplastante, caminaba sabiéndose deseado hasta un par de toallas, donde una muchacha, guapísima y poli-operada tomaba el sol en topless. Roberto no le presto ninguna atención a los enormes pechos de la mujer y se fijo en el cuerpo, espectacular de su novio. Para mas deleite del pecador, el hombretón cargaba una enorme herramienta en reposo. ¿Cómo seria en todo su esplendor?

En otra lado de la playa, un grupo de musculosos hombres de unos 20 a 26 años se lanzaban entre ellos un balón de futbol. Por como actuaban y se relacionaban, parecían compañeros del mismo equipo. Sus espaldas eran enormes. En sus pechos se podía dormir cómodamente. Eran estatuas romanas vivientes. Al pensar en ellos, sus bañadores desaparecieron, mostrando todo tipo de tamaños y formas de pollas.

Alejados de las olas y armando mucho jaleo, un grupo de jovencísimos estudiantes parecen, por lo que gritan, celebrar sus ultimas clases antes del verano. Han dejado sus toallas y demás vituallas en las rocas del espigón. Al pasar cerca de donde están ellos, le lanzan una mirada agresiva a Roberto, pero este puede ver perfectamente sus cuerpos delgados y casi sin vello. Uno de ellos le señala y el grupo se ríe del pecador, marchándose este avergonzado. ¿Habrán notado su erección?

Por ultimo, un par de veinteañeros surfistas aprovechan el oleaje para practicar su deporte. Sus cuerpos son esbeltos pero también musculados. Varios tatuajes decoran su piel desnuda y sus pollas, bonitas y perfectas, se agitan con cada quiebro de la tabla sobre las olas.

Todas las opciones le vuelven loco a Roberto, pero solo puede dedicarle tiempo a una de ellas.