A los musculosos

De todos los hombres de la playa, el grupo de hipermusculados de la orilla eran los mas excitantes para Roberto. Jamás había visto a hombres tan grandes y con tanta espalda.

"Que vengan hacia aquí esos hércules"-Pidió mentalmente a sus gafas. "desnudos, obviamente"

Los deportistas dejaron de pasarse la pelota y fueron directamente hacia donde estaba Roberto que, aunque había pedido eso mismo, se sobresalto de ver somo cumplían rápidamente sus deseos.

"posad para mi"-pensó al llegar a su lado-" A ver quien de todos vosotros tiene mas músculo"

Emitiendo nada mas que gruñidos y resoplidos de esfuerzo, los dioses olímpicos comenzaron a flexionar músculos, a mostrar bíceps y a realizar todo tipo de muestras de poderío físico. Roberto no solo pudo observarlo a centímetros de los hombres, oliendo su sudor y olor hormonal, si no que también pudo pasar su mano por los enormes pectorales.

Había algo excitante en tratar a esos hombres poderosos como si fueran marionetas o, al menos, sus versiones tras los cristales de las gafas. Roberto les pidió que comenzarán a hacer ejercicios aeróbicos. Quería verlos saltar y que sus pollas desnudas se agitaran con cada movimiento. La visión era entre pornográfica y ridícula, y eso excitaba cada vez mas al pecador.

Pronto, Roberto necesito algo mas fuerte. Mentalmente puso a los deportistas por parejas y les pidió un nuevo tipo de ejercicio, comerle la polla a su compañero. Tumbándose sobre la arena, los musculosos jóvenes empezaron a meterse en la garganta las polla de su compañero para, cuando estuviera dura, cambiar de rol y recibir una mamada. Era interesante ver el diferente tamaño de pene de los hercúleos hombres. Algunos la tenían pequeña referente a su enorme cuerpo. Otro en cambio, estaban en sintonía con su tamaño corporal.

Tras unos minutos, Roberto les hizo pasar al siguiente paso obvio, hacerlos follar. En las parejas, hizo que el que tuviera la polla mas grande fuera el activo y el de menor tamaño, el pasivo. Entonces empezaron con las embestidas. Los culos de los pasivos aceptaron poco a poco la enorme herramienta de su pareja elegida. A pesar de saber que nada de esto estaba sucediendo, ver a varias parejas de perfectos especímenes de hombres follando delante de toda la playa fue algo que casi hizo eyacular al propio Roberto.

Excitado a límites insospechados, Roberto se escabulló a una zona con dunas, lejos del bullicio de la costa y allí se hizo una paja que disfrutó como ninguna.