Al macho de la playa

Si había alguien que atraía todas las miradas de la playa, tanto de mujeres como de hombres, ese era ese perfecto ejemplar de macho. Era alto y ancho de espaldas, pero bien proporcionado. Debía tener unos 32 años y tenia el cabello oscuro y una barba negra y espesa. Una capa de vello le recorría el pecho, donde dos esplendidos pectorales parecían querer que los mordieras. Pero sin lugar a dudas lo mejor de ese hombre era su sonrisa. Desprendía un carisma que encandilaba a metros de distancia. Roberto se quedo prendado de ese hombre, mas incluso al desnudarlo y ver que su polla, en perfecto reposo, era de un tamaño espectacular.

Se encontraba en un corro con tres amigos mas, bastante menos atractivos que él. Al acercarse el pecador, pudo oír algo de la conversación que estaban teniendo:

-Pues tenia a la tía a cuatro patas en la cama y yo en plan "pumba", "pumba", "pumba"- En ese momento comienza a mover las caderas como si estuviera penetrando a alguien mientras finge dar cachetadas- y va y entra la madre y comienza a gritarnos.

-¿Y luego que hiciste?

-Pues como estaba a punto y verla entrar me puso mas cachondo, al sacarla empecé a correrme y deje a las dos llenitas de leche.

Todos los amigotes del atractivo hombre le rieron la anécdota, adorándolo como a un dios. Roberto había conocido a otros hombres como ese en su vida. Creídos de si mismos. El pecador quiso cambiar algo las tornas, al menos en su fantasía.

"que ese hombre este enamorado de mi"-pensó.

La conversación se detuvo y el morenazo, aun desnudo a los ojos solo de Roberto, le dirigió una mirada que derretiría ropa interior.

"Quiero que no solo me ame, si no que también me desee. Que tenga que hacer todo lo que quiero"

El pensamiento de Roberto enseguida modifico el comportamiento del hombre. Abandonó todo recato para comenzar a decirle palabras dulces y calientes a la misma vez:

-Cariño, te quiero mas que a mi vida. Necesito que me comas la polla. Cuando nos casemos, te follaría todos los días.

"que sea mas sumiso"-deseó Roberto.

Poniéndose sobre la toalla, agarrando sobre la parte anterior de los muslo y mostrando su agujero peludito en todo su esplendor, el macho le dijo ahora:

-Cariño mío, eres el amor de mi vida. Solo tu puedes ser el que me desvirgue. Fóllame Roberto. Rómpeme el culo"

Sonriente, el pecador ya manejaba su ilusión hacia el camino que le gustaba, aun asi, no iba a darle a su objetivo lo que quería tan rápidamente.

-¿Ese culo lleno de sudor voy a follarme?-se dijo a si mismo, como si le contestara a su amante ficticio- Si quieres que te lo folle que me lo prepare uno de tus amigotes. Ese, por ejemplo.

El resto de amigos del macho, que habían seguido charlando y riendo sin importarle el cambio de actitud de su líder, se detuvieron de repente para entrar en la fantasía de Roberto. El amigo escogido por el pecador, colocándose de cuclillas en la playa, agarró las dos nalgas de su amigo y comenzó a devorarle el agujero con verdaderas ganas. Mientras, el macho seguía hablando con Roberto mientras gemía con cada lengüetazo.

-No puedo esperar a que me folles el culo cariño. Quiero estar junto a ti el resto de mi vida y que me rompas el ano siempre.

-Ya esta preparado-dijo tras unos minutos en que Roberto sentía su polla explotar- ahora siéntate encima y fóllate tu mismo.

-Si cariño. Es lo que quiero y necesito. Por fin vas a desvirgarme.

Poniéndose de espaldas al pecador, el macho, ahora convertido en una putilla sumisa, agarró la polla de Roberto, que ya estaba desnudo y la acercó a su agujero. El rabo del pecador entró sin problemas, al fin y al cabo todo esto era una ilusión y nada estaba sucediendo de verdad. Aun así, el joven de las gafas lo sintió como real. Notaba como su polla abría las entrañas virginales de ese hombre. como su calor se desprendía, como el sudor de su espalda caía sobre su cuerpo desnudo. ¡Si notaba hasta la arena de la playa!

-Que bien me follas cariño. Quiero hacer esto el resto de mi vida contigo.

Cuando notó que se corría, siguió que su amante siguiera follándose, rellenando el culo de ese follador con su esperma.

-levántate-le ordenó mentalmente Roberto- ya no quiero nada mas contigo. Ya has sido usado y no volveré a verte. Que te follen tus amigos como la puta que eres. Eso solo te bastará.

Y mientras se alejaba de la orilla, los amigos del ex-macho, al que antes adoraban como ejemplo a seguir, ahora se turnaban para follarle el culo y meterle la polla en la boca mientras, entre gemidos y arcadas, el hombre seguía diciendo:

-Roberto, amor mio, vuelve. Te necesito y necesito tu polla. Te quiero.

Cuando dejo de observar al grupo, la ilusión generada con las gafas desapareció, volviendo el macho a ser lo que de verdad era. De todos modos, Roberto había tenido una experiencia inolvidable. ¿Qué mas cosas podía hacer con esas gafas?