Sobre Joan, su hermano menor

Tras acabar de comer, el delgadito y joven Joan recoge sus platos, los deja en la pila de la cocina y se vuelve a su habitación, a jugar a la consola. El pecador, que no para de fijarse en el blanco culo de su hermano, le acompaña.

-Joan-le dice-¿Quieres que echemos unas partidas a un juego de dos?

-Estoy acabando una partida en solitario. Espérate si quieres y luego hacemos algo.

-Ok. Te acompaño.

Roberto, que como se nota, era bastante inteligente, casi dio saltos de alegría. Su hermanito desnudo se tumbó sobre su sillón reclinable y agarró el mando. Mientras Joan estuviera atendiendo a la pantalla del televisor de su cuarto, no se percataría de la mirada lasciva de su hermano mayor, ni de como este recorría todo su cuerpo con sus ojos viciosos.

"quiero ver la polla de mi hermano dura"-pensó Roberto, y el rabo de su hermano se puso duro al momento.

Por desgracia, la postura de Joan jugando no le permitía al pecador poder disfrutar plenamente. Al pensar en que este sería mas accesible a la vista si se reclinara sobre el sofá, el cuerpo de su hermano lo hizo, incluso abandono el mando para, con sus manos mostrar toda su polla.

Una rápida comprobación alzándose las gafas le demostró que, en realidad, su hermano seguía vestido e inclinado.

"Entonces lo que piense en mi cabeza es lo que puedo ver" Elucubraba el pecador " Bien. Enséñame tu agujero Joan"

Su hermano cambio ante él su postura. Abrió sus piernas y, aun empalmado, le mostró a su admirador su sonrosado y desprovisto de pelo agujero. Su mirada, igual que antes, estaba fija en Roberto, con los labios del pelirrojo entreabiertos, seduciéndolo, casi esperando que el propio Roberto le robara la virginidad.

"joder, joder"-pensaba Roberto, mientras su hermano seguía mirándole lascivamente, acariciándose los huevos.

Roberto sentía que sus huevos iban a estallar. Podía marcharse a masturbarse al baño pero necesitaba ver mas. Quería ver a Joan en acción.

"Masturbarte para mi"-pensó al fin-"Ve a la cama y comienza a pajearte mientras dices mi nombre y te imaginas que soy yo el que te folla"

Como si fuera un robot, el joven de piel blanca se alzó del sofá para tumbarse en la cama, y con los ojos cerrados, la polla dura y las piernas abiertas, comenzó a pajearse. Roberto sabia que en realidad, su hermano seguía en el sofá, jugando a la consola como hacia unos minutos, pero para sus ojos, para su mente, lo que estaba presenciando parecía tan cierto que casi podía tocarlo.

-Fóllame Roberto-empezó a decir su hermanito- Préñame el culo. Desvírgame por favor.

Esto no podía acabar solo así. ¿Qué mas cosas podía probar con las gafas?