Si, follarás (con quien sea)

Pelayo estaba casi abatido. Muchos de sus creyentes habían pervertido el sexeonismo. En vez de buscar la salvación de la humanidad a través de la conexión, se habían dejado llevar por el placer.

-El sexo-les dijo en la siguiente semana, con voz autoritaria- no es un fin sino el medio para llegar a la verdad. Que todos los hombres merecen amar y ser amados. Que todo el mundo debería sentirse unido a otros seres humanos. Si solo vemos el acto sexual como una recompensa, es que hemos perdido el motivo por el cual la verdad me fue revelada. Por eso, para enderezar a estas manadas equivocadas, os muestro el quinto mandamiento: Si, follaras.

Los sexeonistas no entendían nada. Claramente su sumo amante les estaba regañando por no ser lo suficientemente rectos en sus principios, pero luego, les seguía incitando a follar.

-Este mandamiento habla sobre el sexo como modo. Como canal para sanar a las personas. Como voz para expresar nuestros sentimientos. Si, hay que tener sexo. Pero no con quien se quiera, si no con quien debamos. De eso va este mandamiento. Recordaros la función del sexo. Para ello, quiero que esta semana uséis vuestra fe para follaros a alguien con quien jamás lo haríais. Se que sois heteros, y que antes de vuestra epifanía no os habíais acercado a una polla, pero no me refiero a eso. me refiero a un tipo de hombre que detestáis, y todos, en vuestro fuero interno, sabéis de lo que estoy hablando. Entended de esta manera que, igual que todas las practicas sexuales están permitidas, todos los hombres, excepto menores, claro esta, lo están. Demostrad vuestra fe en el sexeonismo. Demostrad vuestra fe en mi.