A Guillermo, el edadista

Como al resto de los verdaderos creyentes del sexeonismo, a Guillermo este le había cambiado la vida. Siempre había sido un chico tímido, incapaz de intimar con nadie mas allá de los saludos normales con tus compañeros de clase. A sus 21 años, no había tenido amigos de verdad, ni relaciones sinceras mas allá que con sus padres. Todo eso cambio cuando un compañero de carrera, Julián, le invitó de repente a su piso de estudiantes para hablar sobre un trabajo. Lo que encontró fue un muñeco infantil de un león y y las puertas a un mundo nuevo. Un mundo donde estaba dentro de un club donde tenia gente que le respetaba y amaba. Y le follaba el culo claro.

Su pareja principal fue ese compañero de estudios, Julián, que le había rescatado de la soledad y con el cual follaban todos los días. Le atraía todo de el. Era su mejor amigo y su mejor amante. Además cumplía lo que siempre había buscado, una relación con alguien de su edad.

Y ahí radicaba el problema. Siempre que podía, Guillermo huía de los hombres mayores. Su edad y confianza le asustaban. La persona con mas edad con la que había tenido sexo había sido el sumo amante, y aun así se sintió... raro. Algo le molestaba de la gente de mas edad. Los veía sucios acostándose con gente menor, aprovechando su poder y la autoestima que le otorgaba al experiencia. Por eso, cuando Guillermo escuchó la homilía sobre el quinto mandamiento supo a que se refería el mesías Pelayo. Debía abrirse a hombres de mas edad. Y, aunque la idea no le gustaba para nada al creyente, ser expulsado de su "nuevo club" era una idea incluso peor.

Decidió que iría poco a poco. Empezaría por alguien que tuviera diez años mas, 32. El elegido fue el hermano mayor de Julián, al que ya había conocido otras veces que había acudido a su casa a follar con su hermano, y que aun no había sido convertido por este. La razón de su no conversión fue inexplicable para Guillermo, que descubrió en su propio cuerpo como el hermano de Julián follaba de primera.

El siguiente fue su entrenador de tenis, un madurito de 42 años con una polla gorda que no le importó usar por primera vez en un culo masculino en la misma cancha. Guillermo descubrió que el hombre, a pesar de ser hetero y no haber tocado antes a otro macho, su experiencia en el sexo era igual de valiosa y placentera.

Fue subiendo de 10 en 10 años y descubriendo como era follar con gente mas experimentada hasta llegar a un hombre mayor de 72. Guillermo lo encontró alimentando a las palomas en el parque, y el creyente le dio otra cosa que alimentar, su culo con su polla. El jubilado follo como si llevara sin hacerlo años, rellenando con su polla el tierno agujero de Guillermo.

Como siempre, el sumo amante tenia razón. ¿Cómo había pensado que follar con gente mayor no seria tan educativo? A partir de ese momento, no solo follaba con maduros, si no que incluso los buscaba, siendo para muchos padres de familia el preferido en las orgias.