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Chapter 19 by Delamugre Delamugre

Al salir del hotel

DIA 7 EL CAIRO (MAS MAÑANA)

Algo muy interesante me sucedió cuando me marchaba a mí habitación a cambiarme para irnos. Un ruido me atrajo a un pasillo del hotel. Claramente era el ruido de una relación sexual. Usé la función de fantasma y me asome de donde venía el sonido.

Lo que vi me sacó una sonrisa. Me encontré a Adrián, el adolescente moreno en busca de cariño de padre, con los pantalones y los calzoncillos por el suelo. Un hombre de casi 60 años, bajito, con barriga, calvo y con barba canosa le estaba masturbando rápidamente mientras sus lenguas se peleaban entre ellas. No reconocí al hombre, así que no podía haberlo sugestionado para que hiciera esto. ¿De donde lo ha encontrado?

-Si si- le decía ese hombre, que no conocía- ¿Te gusta hijo mío. Te gusta?

Estuve observando hasta que el chico comenzó a eyacular sobre la pared del pasillo, aprovechando el momento para meterle el hombre más lengua en la boca del adolescente.

Luego, sin decir nada más. Lamió parte de la leche extraída de Adrián y se marchó sin decir nada. El joven se subió los pantalones y se marchó, dejándome con una pregunta. ¿Cuántas relaciones padre-hijo ha estado haciendo este chaval?

Ese día la excursión consistía en ver el Cairo. Primero fuimos a la fortaleza de Saladino y a la mezquita de alabastro. Tenía ganas de ver esta parte de Egipto, su historia medieval y renacentista, tan importante para historia de Europa y del mediterráneo. Como algo a destacar en lo referido al sexo, recibí un vídeo corto al móvil donde se veía a Juanjo recibir una descarga en la cara con el texto debajo _¿Quién para… _pare el vídeo y me fijé en el fondo. El reflejo de un espejo me mostraba quien era el que se había corrido sobre Juanjo. Hice zoom y sonreí. Quién grababa el vídeo era nuestro guía Mohammed. Parece que mi semilla en el ya comenzaba a fructificar.

También se me acercó un momento David, aunque no charlamos de nada en específico, pero solo con mi atención pareció contentarle.

Luego fuimos al museo del Cairo, a ver varias piezas del antiguo Egipto que me encantaron. Mohammed estaba pletórico. Todos escuchábamos sus explicaciones y el se crecía con cada lección. Al final, nos dio un tiempo para ir por nuestra cuenta explorando el museo. Sin nuestro guía, y el museo repleto de turistas, íbamos un poco como pollos sin cabeza. Yo les dije a mi grupo que exploraría por mi cuenta, pues quería buscar ciertos artefactos que conocía y de los cuales tenía ciertos fetiches, como la estatua de Akenaton.

En cierto momento me encontré a Salvador, el padre de Adrián, con su mujer mirando unos sarcófagos. Me acerqué a su lado y le pregunté sobre su hijo.

-No se, se encontrara por ahí-dijo el padre con un gesto de desaprobación. Su mujer, en cambio, parecía preocupada.

-No le pasará nada-dijo nuevamente, contento de poder estar alejado de su pequeño. La sugestión había surtido efecto- le he visto con el guía. Ya sabes lo preguntón que ese ese chico.

Me interese en lo que estarían haciendo esos dos. Me escabullí a uno de los baños, le di el maldito euro que pedían todos los empleados siempre y me encerré en una taza que no estaba demasiado limpia. Luego busque en mi lista a Mohammed y le poseí.

Inmediatamente me vi en un cuarto en penumbra. Estaba con los pantalones en las rodillas y un jovencito, Adrián, me estaba haciendo una mamada. Vaya con el chiquillo abandonado.

-¿Lo hago bien papi?- dijo con voz inocente y a la vez muy sexy. Eche un vistazo a mi alrededor para identificar donde me encontraba. Por suerte, siempre he tenido facilidad para ese tipo de cosas. Identifique en que ala estaban.

-Muy bien hijito, muy bien- le contesté, mientras le acariciaba la cabeza. Ahora sube y Dame un besito.

El chico se levantó y, agachándome, comencé a besarle tiernamente para luego empezar a sacar la lengua y lamerle lujuriosamente. Le desnude y empecé a besar su tierno y morenito cuerpo. El chico suspiró mientras se dejaba besar. Cuando llegue a su ropa interior, se la quité con delicadeza y su polla aún en desarrollo, me saludo, erecta. Me la introduje en la boca de una sola vez y el adolescente se volvió aún más loco. Luego le di la vuelta y vi su culo virginal (o eso pensaba) ante mi, o ante Mohammed específicamente. Mi lengua, que era bastante larga, comenzó a devorar ese culito. Era el momento de darle a ese niño lo que estaba buscando. Pero no quería hacerlo yo. Quería verlo. Quería ver cómo mis marionetas bailaban a mí son, o, mejor dicho, follaban a mí son.

Dejé el cuerpo de Mohammed con su lengua en el culo de Adrián y me volví fantasma para buscar donde estaban, cuando los encontré, en una zona para empleados, el egipcio ya tenía su polla dentro del culo del adolescente, al menos la punta. Le tenía apoyado en la pared desnudo. Mohammed también lo estaba. Su cuerpo, a pesar de su edad, estaba bastante fibrado. Me sorprendió sobre todo su culo, duro y apretado. Su polla oscura y mas gorda que grande, entraba poco a poco al culo virginal del muchacho mientras esté se ****ía el labio, soportando su desvirgamiento. Mohammed no sé la metió del todo, si no que la sacó y la metió de nuevo un par de veces, hasta que, a la cuarta o quinta vez, pudo introducirla entera. Entonces se reclinó y usó su enorme cuerpo oscuro y con poco vello excepto en los genitales para abrazar al muchacho y empezar a moverse. En ese momento es cuando Adrián empezó a gemir, casi sin aliento, mientras esa polla le destruía el ano con cada movimiento de cadera.

Mohammed, sacando la polla del culo del chico, se sentó en una silla algo desvencijada y le hizo un gesto para que se acercará. Adrián acudió con cara de inocente y la polla bien dura. Se sentó sobre el regazo de su papi postizo y empezaron a besarse. Luego se coloco entre sus piernas y se empaló en la polla gorda del guía. Comenzó a dar pequeños botes acompañando cada movimiento el egipcio mientras le agarraba fuertemente de las prietas nalgas. Fue aumentando la velocidad hasta que, alzándose de repente, siguió follando le mientras le cogía de las piernas y este estaba solo agarrado al cuello del fuerte egipcio. La follada duro un par de minutos hasta que noto como el guía temblaba y vertía su esperma dentro de Adrián. Luego, sin darle apenas tiempo al chico a recuperarse, se volvió a sentar, colocando al muchacho de nuevo sobre su regazo, solo que en posición lateral, como si estuviera acunándolo. Le cogió la polla y comenzó a masturbarlo mientras le besaba. La polla del adolescente estalló a los pocos minutos, esparciendo su leche entre los dos cuerpos. Luego, abrazados como si fueran padre e hijo, se dieron unos cuantos castos besos y el guía dijo:

-Deberíamos vestirnos y ir con tus padres.

-Mi padre no quiere nada conmigo. Me ha gustado mucho hacer esto contigo. ¿a ti no?

Una mirada sincera de simpatía apareció en el rostro del guía.

-Habla con tu padre. En serio. Yo soy padre de dos hijas y las quiero muchísimo. Habla con tu padre. Pero no le digas nada de esto.

Adrián asintió. Yo recibí una llamada de mi marido. Salí a buscarlo y me llevé una buena reprimenda por desaparecer.

Mas tarde...

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