DIA 7: El Cairo (MEDIODIA)

Tras el museo nos fuimos al barrio copto a ver algunas de las primeras iglesias de la cristiandad y de allí a comer. En la comida, me senté con Tomás y su mujer y con Jorge y la suya. Jorge estaba incluso más guapo que otras veces, y más divertido. Estaba apunto de usar la app para follármelo cuando se acercó la madre de los dos hermanos rubios.

-Chicos, hemos estado hablando sobre la propina para Mohammed. Habíamos pensado 10 euros por persona. ¿Qué os parece?

Nos pareció bien a todos aunque a mí se me ocurrió una idea mejor para recoger la semilla de Mohammed y hacer algo que hacía tiempo que no hacía.

Me levanté de mi mesa y, disimulando, fui a hablar con Víctor. Los dos nos miramos y enseguida entendió que debía alzarse de la mesa e irnos a un sitio más tranquilo a hablar.

-¿Has oído lo de la propina para Mohammed?

Víctor asintió

-Si. Lo de los 10 euros. Ha tenido que ponerlo mi novia de su bolsillo por qué ya no me quedan euros hasta llegar a España.

-Yo creo que le gustaría otro tipo de propina.

Víctor volvió a asentir, solemne.

-Yo también lo he pensado, pero me parece algo serio para ese tipo de propina. Además, ha estado con nosotros todo el viaje. No sé si será suficiente solo con mi cuerpo.

Sonreí para mí mismo. El chaval con cara de niño había llegado a la conclusión que yo quería.

-Tienes razón. Te ayudaré yo. Yo también seré propina.

Víctor abrió su boca a modo de sorpresa para luego, dibujar una sonrisa en su cara.

-¿Lo harías? Yo creo que sería una propina increíble.

-¿Quieres dársela ahora?

-Me parece bien. Vamos.

Nos acercamos ambos hasta el guía, que se tomaba un té en una mesa apartada.

Le di un golpe en el hombro a Víctor. El era más joven, más guapo y más atractivo. Que fuera el quien abriera la puerta. El joven se inclinó hacia Mohammed, puso una de sus manos en el hombro y otra en su espalda mientras su boca se colocaba a la altura de su oreja izquierda. Luego le susurró algo que no pude oír, a la vez que la mano a la espalda acariciaba de manera sensual.

La sonrisa pícara del egipcio fue la confirmación a nuestro trío. Se levantó y ambos le seguimos en silencio. Víctor me echo una mirada y me sonrió.

Llegamos hasta uno de los camareros más veteranos del local. Mohammed le dio la mano a ese hombre, claramente dándole algo se dinero. Luego este nos guío hasta unas escaleras y después, a una puerta que abrimos. Era una habitación no muy grande, pero amueblada como una sala de descanso, con dos sofás y unas mesas y sillas.

Mohammed se sentó en el sofá y hizo un gesto a cada uno de sus lados para que nos acercáramos. Víctor y yo obedecimos, y este se desbrocho los botones de su pantalón, mostrando un calzoncillo tipo slip con una polla que ya tenía cierto tamaño. Víctor fue el primero que se la sacó y comenzó a hacerle una felación. Yo le acompañe al segundo y, entre ambos nos pusimos a turnarnos con la polla. Está era de suficiente tamaño para que nuestras lenguas pudieran recorrerla con deleite, pasando también a los huevos, oscuros y peludos. Fue muy excitante encontrarme en el recorrido de la mamada, la boca de Víctor, morreándonos mientras la polla egipcia se deslizaba entre nuestros labios.

Mohammed parecía estar en el paraíso por como exhalaba aire y murmuraba palabras en árabe. Acompañaba nuestro movimientos acariciándonos la cabeza y, a veces, nos hacía subir hasta sus labios, para besarnos.

Tras besarnos apasionadamente, yo empecé a desabrocharle uno a uno los botones de su camisa. Bajo el, su pecho fornido y sin vello me pareció muy apetitoso, especialmente sus pezones, que se los lamí y acaricie.

Víctor ya se había desnudado totalmente, enseñando a todo el mundo su enorme rabo. Mohammed lo miro de hito en hito y, cohibido, le hizo un gesto para que se la acercará. Entonces, como quien sabe que debe saltar, se lanzó a comerse el rabo. Estaba claro que era la primera polla que tocaba fuera de la suya propia. Yo aproveche ese momento para volver a hacerle una felación a el. Entonces con su mano hizo que me levantará a su altura y ambos empezamos a comerle la polla a Víctor.

Luego yo me desnude y le acerqué la mía. Ahora era Mohammed quien estaba rodeado de pollas, a las que intentaba prestar la atención que podía. Luego nos levantamos los tres a besarnos y tocarnos. Los dedos del guía buscaban nuestros agujeros mientras que yo agarraba sus nalgas duras.

Me puse a cuatro patas enseñándoles mi culo. Fue el guía el encargado de comérmelo mientras la polla de Víctor me desencajaba la mandíbula.

A los minutos noté cómo la polla del egipcio presionaba contra mi entrada trasera. Mi culo la recibió sin problemas, disfrutando de como ensanchaba mis paredes internas. Hubiera gemido pero la polla de Víctor, que entraba y salía de mi garganta me lo impedía.

Luego fue el turno de muchacho con cara de niño. Tumbado boca arriba en el sofá, se agarró las piernas por los pies para facilitar el acceso a su agujero. Mohammed se lo follo también, dándole más fuerte que a mí. Yo aproveche para meterme la polla de Víctor en la boca, pues me encantaba.

El guía se sacó la polla de repente y comenzó a eyacular, incapaz de aguantar más. Su descarga me pilló en la cara, por lo que abrí la boca esperando recibir el esperma del egipcio. Al separarse un poco el guía de nosotros, y al ver tan preparado y abierto a Víctor, ahora fui yo el que comencé a follármelo. Mientras lo hacia, le masturbaba su polla enorme. El me miraba a los ojos mientras le penetraba y yo le sonreí. El pollón de Víctor empezó a correrse a los minutos, llenándome la mano de su querida leche. Yo me la saqué de su culo y me masturbé para descargar sobre el pecho moreno y delgado de mi compañero de propinas.

Los brazos fornidos del guía nos envolvieron mientras nos besaba primero a uno y luego a otro. Luego nos limpiamos como pudimos y nos vestimos. Nadie se dio cuenta de nuestra pequeña propina

-Sois el mejor grupo que he tenido nunca- nos dijo el guía cuando salíamos.

Y tanto, pensé. Ya se había follado a cuatro de ellos. Estaba seguro de que al siguiente grupo que guiara intentaría también algo de sexo con hombres. Si, la semilla de Mohammed ya había sido cosechada