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Chapter 21
by Delamugre
Tras la comida...
DIA 7: El Cairo (TARDE)
Tras la comida fuimos al hotel. Decidimos descansar hasta la noche en la que iríamos unos cuantos a la terraza del bar del día anterior a despedirnos de la ciudad y del viaje, por qué mañana por la mañana salíamos ya hacia España. Era el último momento de recoger mis semillas en los dos hermanos rubios.
Por el camino me encontré con Adrián. El jovencito me comentó que su padre aun seguía sin hacerle caso, a pesar de que el ya sabía todo lo que debían hacer los padres con los hijos.
¿A qué te refieres exactamente? -le pregunté.
-Pues a hacer mamadas y a que me follen el culo-contesto como si nada - Se hacer muchas posturas distintas. Yo encima de el, o el debajo de mi. De lado. A lo perrito. Y muchas más.
-¿Quién te ha enseñado esas cosas?
-Tomas. ¿Sabes quién es?
Asentí, divertido.
-Me ha dicho que tiene un hijo algo mayor que yo al que quiere mucho. Le pedí que me enseñará como quiere a su hijo y ya lo hemos hecho más de tres veces. Siempre que puede quedamos. Mira, acaba de escribirme, que su mujer baja a la piscina y tiene un momento. Me voy. Nos vemos luego.
Le despedí con la polla durísima. Ese chaval tenía un vicio espectacular. Tenía que solucionar el problema de su padre. Pero antes, debía ir a por mis rubitos.
Encontré a Carlos, el hermano mayor, en la piscina, con su familia. En vez de bañarse, como hacia su hermano, estaba mirando el móvil. Me acerque y me senté a su lado. El me miró extrañado, pues apenas habíamos intercambiado un par de frases en todo el viaje. No añadí mas, solo le pasé mi móvil con un vídeo reproduciéndose. Era el de él comiéndole la polla a Juanjo. La cara del muchacho granudo se quedó más blanca de lo normal.
-Tranquilo, no voy a decírselo a tus padres ni nada. Simplemente es que no sabía que te gustaban esas cosas. Sabes que soy gay y que llevo mucho tiempo haciendo esto-le dije señalando al móvil- si te interesa, podía ayudarte. Enseñarte un par de cosas.
El chico desvío la mirada, tímido. Luego, con un hilo de voz dijo:
-la verdad es que quería que alguien… que alguien me quitará la virginidad.
-Yo puedo ayudarte con eso.
-No hay nadie en mi cuarto.
Sonreí con lascivia
-Vamos entonces.
Ya en el ascensor lo cogí y comencé a besarle. El acercó su cuerpo al mío y abrió más la boca. En estos momentos eran cuando una parte de mi pensaba sobre si el deseo del muchacho hacía mía era real o manipulado. ¿Había liberado al chico de su auto represión o lo había convertido a la fuerza en algo que no era? Esas ideas desaparecieron de mi mente en el momento en que su mano agarró mi paquete y lo noté duro, se separó de mi y me regaló una sonrisa abierta.
-Es muy grande-dijo.
-Y es por ti- le asegure.
Ahora fue el el que fue a besarme.
Entramos en su habitación sin parar de besarnos. Divertidos, nos arrojamos a la cama y seguimos besándonos mientras yo le quitaba la camiseta y veía más de cerca su delgado y blanco pecho lampiño. El respiraba acaloradamente mientras me miraba de par en par expectante. Lancé un silbido que hizo volver la sonrisa al adolescente. Luego empecé a besarle el pecho tiernamente para pasar a uno de sus pequeños pezones y empecé a lamerlo.
El gemido fue casi instantáneo. Parece que el joven era tan sensible en esa zona como yo. Pasé de uno al otro para luego subir a sus labios. En la habitación solo se oían sus rápidas expiraciones.
Era el momento de desnudarle del todo. Fui bajando con mi lengua hasta su cintura para quitarle poco a poco el pantalón y el calzoncillo de una sola vez. Ante mi apareció su polla, larga y fina, rodeada de una mata densa de vello claro y unos huevos pequeños y recogidos.
Me la metí en la boca, lo que provocó que Carlos se quedara unos segundos sin aliento. Sabía que había tenido sexo con Juanjo, por lo del vídeo, pero seguramente el muy egocéntrico no había pensado nada en el placer del muchacho y está era su primera mamada.
Con el peso de la responsabilidad, me dedique a fondo. Recorrí todo su mástil con mi lengua. Le lamí los huevos. Succioné su glande. Usé casi todos los trucos que conocía y, según como el cuerpo de Carlos reaccionaba, parecía que funcionaba.
-Para-dijo- harás que me corra.
-No te preocupes…
-No-me dijo con vehemencia- no quiero aún. Túmbate, ahora es mi turno.
Le obedecí y me puse boca arriba en la cama. Carlos se subió encima mío y empezó a besarme mientras introducía una de sus manos por debajo de mi camiseta, acariciando mi pecho velludo.
-Me gusta tu pelo en el pecho- me dijo, mientras lo pasaba entre sus blancos dedos.
Le sonreí. ¡Y yo que pensaba depilarme para el viaje!
Intento quitarme la camiseta y yo le ayude. No soy un portento de hombre, pero me cuido y puedo decir que tengo un esbozo de pectorales. El chico se tumbo sobre ellos y me dio dos pequeños mordisquitos. Luego dio un salto y se lanzó hacia mi pantalón. Me desabrochó nervioso el botón y, otra vez con mi ayuda, me lo quito para, después, hacer lo mismo con mi calzoncillo, que no podía aguantar más a la bestia.
He de reconocer que si estoy orgulloso de mi polla, que es gorda y más grande que el resto, pero sin ser una herramienta difícil de manejar. Algo más pequeña que la de Víctor. El chico la miro sorprendido a unos centímetros de su cara. La única polla que había visto empalmada y en directo era la de Juanjo, y no es por vacilar, pero la mía es más grande.
Entonces, pasándosela de mano en mano como si fuera un juguete comenzó a lamerla. Lo hizo primero como si fuera un helado de hielo, dando lametones aquí y acá. Luego paso al capullo, que ya estaba brillante del precum.
El chico no lo hacía mal. Le ponía ganas y eso era lo más excitante. El resto simplemente era la experiencia, y Carlos tenía toda la vida por delante para ser el mayor felador de España. Acompañé sus movimientos con una mano en su nuca, indicándole a veces que tragara más de la cuenta, lo que le atragantaba. A pesar de eso, el chico sacaba mi polla de su boca tras unas arcadas, pero luego me sonreía, como un niño con su juguete nuevo. No podía más, tenía que follarme a ese chico.
Me levanté de improviso y, primero, lo bese con pasión. Luego le di la vuelta y me fui directamente a su culo. Se lo comí con ansia, usando mi lengua con verdadera hambre. La verdad es que estaba muy cachondo. Carlos me calentaba de una manera que me insuflaba confianza y fuerza. Joder como le gustaba lo que le hacía, y como me gustaba a mí hacerlo.
-Fóllame- dijo al fin- Fóllame ya.
No lo dudé ni un minuto. El se colocó a cuatro patas y yo le acerqué mi polla, a la que embadurne bien de saliva. Le metí primero un dedo y luego dos. Al ver que el chico se inclinaba, pidiendo más, le acerqué mi polla y se la comencé a meter. Fuí lo despacio que pude para no causarle dolor, pero el propio Carlos quería que fuera más profundo. Él la quería toda dentro de así que le di lo que me pedía. Se la metí toda y luego, empecé a moverme. Carlos se agarraba fuerte a la sabana de la cama, intentando no gritar mientras yo le perforaba las entrañas. He de reconocer que empecé a emocionarme y quizá me movía demasiado fuerte para la primera vez pero es que estaba tan cachondo… por eso entenderás todo el largo procedimiento que hice para corromper a los hermanos cuando perfectamente podía habérmelos follado parando el tiempo. El resultado era mucho mejor. Tener entre mis manos a ese virginal adolescente casi suplicando por mi polla era uno de las cosas más excitantes de mi vida.
Suena la puerta
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