Want to support CHYOA?
Disable your Ad Blocker! Thanks :)

Chapter 24 by Delamugre Delamugre

Llega la hora de la cena

DIA 7: El Cairo (Noche)

Ya era hora de cenar, así que varios del grupo decidieron irse a comer a un restaurante más “occidental”, una pizzería de una conocida cadena. Mi marido y yo, junto con otras dos chicas aborrecimos la idea y nos marchamos a comer por las calles del Cairo. Eso sí, los más animados del grupo quedamos para volver a la terraza del día anterior como despedida. A esa quedada llegaron los del pequeño grupo que estábamos más unidos: Jorge y su reciente mujer, Tomás y la suya, David y su estúpida pareja, además de los padres de Carlos y el mismo Carlos. Lucas decidió quedarse en el hotel. En el trayecto hasta la terraza, David no paró de lanzarme miradas y sonrisas. Claramente quería que habláramos. Cuando nos sentamos y pedimos nuestras bebidas, otro gesto de David hizo que bajó la mesa, parara el tiempo y activará una burbuja en el mismo David como la otra noche.

-Ahora estamos tranquilos para hablar-le dije.

-Él último día- me contestó

-Si-le respondí yo y ambos nos quedamos callados.

El se acercó, pasando por detrás de su mujer paralizada y, al llegar, cogiéndome de la cintura, nos besamos lentamente y muy tiernos. Enseguida comencé, a pesar de las sesiones de sexo de ese día, a notar cómo mi polla reaccionaba a su lengua.

-Quiero que está noche sea una despedida memorable- me dijo, al separar sus labios de los míos- algo que sea una experiencia única e irrepetible.

Yo le sonreí pero el puso un dedo entre mis labios para romperme la sonrisa.

-Será única por qué será la última. Tienes que prometerme que no volverás a usar lo que haces conmigo. Lo he estado pensando todo el día y…

Algo se me rompió por dentro. No me había enamorado de David ni nada por el estilo pero, por una vez, tener a alguien que conociera mi secreto y a la vez, compartirlo, había sido muy liberador. Ese rechazo me afectó tanto que se me notó en el rostro.

-eh eh- me dijo, al momento, dándome luego un tierno beso- no has hecho nada malo. Ya lo hablamos ayer. Pero debes entender que quiero a mí mujer y esto no está bien. Pero… necesito un poco más. Una despedida. ¿Me la darás?

Su explicación calmo un poco mis sentimientos. Debía aceptarlo así que lo mejor que podía hacer era avanzar.

-Bueno. ¿Qué quieres hacer?

Una gran sonrisa lobuna se dibujo en el rostro de David.

-¿Puedo jugar un poco con tus juguetes?-me dijo, haciendo un círculo con el dedo.

-Claro, pero no toques a mí marido-le contesté serio.

Él asintió, entendiendo. De repente, me di cuenta de algo y lo agarré de su hombro.

-Ni tampoco a Jorge. A él no le hagas nada.

David me miró increíblemente extrañado y, quizá, algo dolido. En su inteligente cabeza rondaban seguro miles de teorías. Al final, se encogió de hombros y se dirigió a una mesa vacía, donde se fue desnudando poco a poco. Luego dejó su ropa, doblada perfectamente, encima de esa mesa. Era casi cómico ver el cuidado que ponía antes de montarse una orgia detenida en el tiempo. Su polla ya estaba dura. Yo le sonreí con un poco de tristeza por la despedida, por qué ese tío me estaba cayendo cada vez mejor, y dejé mi ropa, con menos delicadeza, a su lado.

Entonces, David se dirigió a uno de los egipcios paralizados, un joven delgadito y con barba de un par de días, al que le restregó por la cara su polla. Luego le abrió la boca y comenzó a follársela. Yo, animado por sus actos, me acerqué a la misma mesa, donde otro egipcio, detenido con la boca abierta, charlaba con el que había escogido mi compañero de travesuras. Abriéndole la boca, imité a David, metiendo hasta el fondo de la garganta mi pene.

Nos pasamos casi media hora vagando de cliente en cliente, pasando por los guapos camareros, para usarlos como si fueran muñecos. A uno de los camareros le bajamos los pantalones y le follamos el culo por turnos mientras se apoyaba en la barra. A un egipcio enorme, le bajamos los pantalones y le hicimos una mamada a la vez. A otro mas delgadito que al desnudarle vimos que tenía una polla en reposo bastante larga, se la pusimos dura y luego nos montamos en ella. En cierto momento, David quiso divertirse también con nuestros amigos. A Carlos, el mayor de los hermanos rubios, David le follo el culo mientras yo usaba su boca. También usamos la polla de Tomas como nuestro dildo particular. Era excitante, pero David parecía querer mas.

-Todo esto es muy frio-me dijo mientras me besaba en los labios- Estaría mucho mejor si pudieran moverse. Si nos desearan de verdad.

Tenia razón. Paralizar el tiempo y jugar con los cuerpos de los demás era divertido y estimulante, pero lo que mas me ponía era, tras ser paciente y usar el resto de opciones en la app, hacer que los objetivos deseen acostarse conmigo. Ver sus ojos llenos de lujuria hacia mi me la ponía dura al instante. Claro que no se podía hacer nada tan rápido con esos egipcios, o tal vez…

-Hay una opción que podíamos probar-le dije, casi en un susurro-pero es algo quizá muy… intenso.

-¿A que te refieres?-me preguntó David, interesado.

-Puedo hacer que todos estos tios, bueno, a los que “despertemos”, quieran follar con nosotros. Pero follar en plan desesperados, sin poder controlarse.

-¿será permanente?

-No, pero recordaran lo que han hecho.. No suelo hacerlo por que luego es… complicado. Pero dado que es nuestra ultima noche aquí y es una…

-Hazlo. Puede que tu vuelvas a usar tus poderes pero para mi esta es mi ultima oportunidad de vivir algo parecido. Hazlo. Follémonos a todos estos cabrones.

No pude decirle que no a esos ojillos picaros que me miraban fijamente. Por ello, le pedí que se diera la vuelta y cerrara los ojos. Alejado de su inquisitiva mirada, use la app para usar la marca sobre el y sobre mi mismo. Luego comencé a crear burbujas de tiempo en cada uno de los hombres de la terraza, a excepción de nuestros compañeros de viaje. Tuve que ser rápido pues, cuando la burbuja entraba en acción, los hombres empezaban a, primero sentir todo lo que les habíamos hecho con el tiempo paralizado y luego, al percibir a alguno de nosotros, comenzaban a acercarse con las lenguas fuera y las pollas duras.

A pesar de que David intentó cumplir con lo prometido, tuvo que abrir los ojos al ver como uno de los camareros, al que le habíamos estrenado el culo por turnos, comenzaba a mamarle la polla de rodillas. Al girarse hacia mi activó entonces el poder de la marca sobre él, desembarazándose del felador para acercarse a mi.

Por suerte, ya casi había acabado de activar a los mas de 15 hombres de la terraza. Yo, como propietario de la app, no me afectaba el impulso de follar de la marca, por lo que pude se mas consciente de mis actos. Aun así, cuando se te acercan 5 hombres extranjeros ( al menos para nosotros) desnudos y con las pollas duras no hay mucho de lo que puedas hacer más que dejarte llevar y ver cómo se turnan para comerte la polla y el culo. Ante mi, hacían lo mismo con David al que su expresión de lujuria me ponía a mil. Uno de los camareros le comía uno de los pezones mientras un egipcio enorme con algo de sobrepeso le agarraba del cuello y peleaba con su lengua contra la suya. Detrás de él, otros árabes pasaban su lengua por cada centímetro de cuerpo de mi compañero.

Pronto le llevaron a una de las mesas, donde el egipcio gordo se impuso al resto y le coloco con el pecho apoyado en la superficie para orientar su polla hacia el agujero de David y comenzar a penetrarlo. Sus gemidos fueron pronto acallados por dos pollas distintas que entraban como podían en la boca mientras otro egipcio más joven y ágil se colocaba debajo de todos ellos para hacerle una felación.

No pude centrarme mucho en lo que sucedía con David por qué yo también tenía mi propia ración de sexo egipcio. Uno de los camareros, un delgado y guapísimo moreno con el pecho lampiño pero sus piernas muy peludas oriento su culo para autopenetrarse con mi polla mientras otro egipcio, más ancho de espaldas, me agarraba por detrás y hacia lo mismo con el mío. Quedamos atrapado como una buena pita de pollo (perdón por el chiste). Mientras me follaban por delante y por detrás (por qué yo no podía moverme y era el camarero el que se auto follaba con mi polla) un egipcio algo feote de cara pero de buen cuerpo me comía la boca mientras otros esperaban su turno, tocándose sus rabos en intentando magrear lo que sea de mi cuerpo. Yo cogí al que me estaba besando y, orientando su cabeza hacia atrás, se la acerqué a la de mi follador, que me daba pequeños mordisquitos por el cuelo con cada embestida. De esta manera conseguí que sus bocas se encontraran y comenzaron a besarse. Luego cogí la mano derecha de mi abrazador para ponerla sobre la polla del hombre que le besaba. Al momento comenzó a pajearle. Cuando note que mi follador se corría, salí de su cuerpo y, agarrando de la cintura al camarero de culo peludo, avance unos pasos para dejar espacio a la nueva pareja que había creado tras de mi, que ya se masturbaban entre ellos dos. No pude descansar nada pues enseguida mi culo volvió a estar relleno por otra polla.

Intenté que mis deseosos amantes se dedicarán también a otros hombres, pero era difícil apartarlos de la fijación sexual que tenían hacia mi. Al final me cansé de pensar y dejé que se turnarán en follarme. También pude disfrutar de algunos de sus culos e, incluso, conseguí que uno de ellos se follara a otro egipcio. Pero en general, fui más un recipiente de esperma que un director como a mí me gustaba.

Estuvimos dos horas, el tiempo que había puesto para que finalizará la marca. Al acabar está, algunos hombres empezaron a mirarse entre ellos confundidos, pero la mayoría aún seguía excitado, intentando eyacular donde sea (aunque ya lo habían hecho) de inmediato paralice el tiempo, siendo claramente descubierto por David, que me estaba mirando en ese momento. Active la burbuja de tiempo en el y, al volver a moverse, consiguió apartar al egipcio que aún seguía, paralizado, penetrándole el ano.

-joder- me dijo- no me engañabas. Ha sido muy intenso.

-Si- le dije, mientras buscaba algo para limpiarme, pues estaba repleto de esperma. Varios regueros me caían por el rostro mientras no podía detener la lefa que se me vertía por el ano.

-Entonces, ¿con un móvil no? Algo me imaginaba- me dice, mientras usaba una camiseta de alguno de los egipcios para limpiarse la cara, que también estaba bastante repleta de leche, como la mía.

-Si- le digo, nervioso.

Entonces me sorprendió no diciendo nada más. Ni me pregunto cómo había llegado hasta mi ni me pidió una forma de adquirirlo, solo sonrió al pensar que había descubierto otra pieza del rompecabezas. Era, sin lugar a dudas, un hombre excepcional.

Fuimos ambos al baño, donde encontramos paralizado a un atractivo joven al que, tras una mirada de complicidad, nos lo follamos como último acto por el culo y por la boca. Luego nos limpiamos como pudimos por dentro y por fuera. Tras eso, nos vestimos y dimos un último vistazo a la terraza.

Decenas de hombres, delgados, más gorditos, altos, bajos, más guapos o menos agraciados, todos desnudos y paralizados en mil poses. Un par de ellos se masturbaban entre los dos, otro estaba casi flotando en el aire pues había estado recibiendo polla de uno de nosotros. Otro par estaba literalmente follando entre ellos. Cuando use el móvil, ya sin esconderme, para volver al punto inicial, cogí como referencia la primera vez que había paralizado el tiempo. Así que, tras pulsar el botón en el móvil, todos los hombres regresaron a su posición original, sentados en sus mesas o tras la barra, si eran los camareros.

Activamos el tiempo, y observamos como todos nuestros ex-amantes, al mismo instante, reaccionaban a lo que habían experimentado de manera muy diversa. Unos miraban hacia los lados, como si no supieran si había sido un sueño o una realidad. Otros simplemente gemían y, seguramente, eyaculaban dentro de la ropa, pues aún estaban en pleno sexo cuando paramos el tiempo. Muchos miraban al vacío, si cerebro casi detenido por haber vivido algo que no comprendían.

Ver los estragos de mis actos con la app siempre me afectaba, pero está vez David me devolvió la mirada y me asintió, calmando mi culpa. Luego hizo un gesto con su cabeza a una de las esquinas de la mesa, donde Tomás, visiblemente nervioso, cerraba los ojos mientras, se corría tras haber sido cabalgado por nosotros dos. Similar era el rostro del jovencito Carlos. Nos acabamos las cervezas y nos marchamos, dejando una terraza de hombres totalmente rayados, algunos de los cuales cargaditos de esperma.

Me voy a dormir

Want to support CHYOA?
Disable your Ad Blocker! Thanks :)