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Chapter 25 by Delamugre Delamugre

Me voy a dormir

DIA 7: El Cairo (Madrugada)

Ya en mi cama, pasadas las una de la madrugada, me acordé de la promesa que le hice a Adrián. Lo último que me apetecía después del intenso día de hoy era tener más sexo, pero como iba a poseer a otro cuerpo, al menos el esfuerzo físico lo haría otro.

Me cercioré de que mi marido dormía a mi lado y, cogiendo el móvil de la mesilla, busque en la app a Salvador, el padre de Adrián, y le poseí. Inmediatamente me desperté en el cuerpo de ese hombre, de unos 40 años, alto y delgado. A mí lado dormía un cuerpo más menudo e implore al destino de que todo hubiera salido como había orquestado.

Y así era. Al incorporarme pudo ver que a mí lado dormitaba Adrián, solo en calzoncillos. Su cuerpo semidesnudo me excitó al momento, sobre todo al pensar en lo que iba a suceder. Me acerque a él y le abracé. A pesar del calor, el chico no me rechazó sino que se dejó abrazar. Varios besos en su coronilla despertaron al muchacho, que somnoliento me dijo.

-¿Papa?

-Perdona cariño - le respondí- es que tenía que decirte algo.

Adrián se giro hasta poner su cara frente a la mía. En la oscuridad podía ver sus grandes ojos oscuros y sus labios carnosos. Mi polla ya estaba del todo dura.

-Te he tratado mal estos días. He estado enfadado y te pido perdón.

Una gran sonrisa se le dibujo en el rostro del adolescente, apenas visible en la penumbra.

-¿Si? Creía que me odiabas o algo….

Interpretando al padre dolido, me lance a cogerle la cara y acariciársela con mi mano, recorriendo su suave mejilla hasta sus labios. Me moría por besarle.

-Jamás. Nunca dejaría de quererte. Solo estaba confuso. Has estado creciendo tan rápido y pensaba que tenía que alejarme para que pudieras volar, para que fueras libre.

Ahora es el momento en que Adrián reacciona y me coge la mano, la suya más pequeña que la mía. Su aliento cerca de mi hace que me ponga más cachondo. Lo tengo a punto.

-¿Por qué?-me preguntó, triste- Estar contigo es lo que me hace feliz. ¿no quieres eso? ¿No quieres que sea feliz?

-Claro-le contesté.

-Entonces deja que yo elija-me dijo, mostrando una madurez increíble, lograda a base de follarse a hombres que le triplican casi la edad- y quiero elegir estar contigo.

En ese momento, llevado por la sugestión y la corrupción que había hecho con el muchacho, su mano fue bajando poco a poco por mi pecho hasta llegar a mi entrepierna, que estaba totalmente dura.

-Déjame demostrarte que quiero estar contigo-me dijo, y metió su mano por dentro del pantalón del pijama cogiéndome la polla.

Entonces nos besamos. Su cuerpo se acercó hasta estar pegado el mío y mientras el me masturbaba lentamente yo bajaba mi mano hasta su culo y pasaba un dedo entre sus nalgas.

El adolescente me sonrió para, después, alejarse de mi y empezar a besarme por debajo de la camiseta de camino a mi polla a la que al llegar se metió en su boca poco a poco.

¡Joder como la comía el niño! Todo lo aprendido con esos “padres sustitutos” había creado a un verdadero monstruo del sexo. Simplemente me dejé chupar, interpretando mi papel de padre primerizo en el sexo homosexual.

Tras varios minutos de verdadera maestría, Adrián se quitó el pantaloncillo de pijama para quedarse totalmente desnudo. Luego, moviéndose sensualmente, se sentó sobre mi regazo mientras se inclinó a besarme a la vez que comenzaba a restregar su culo con mi polla, provocándome.

-Quiero follarte- dije, sin poder contenerme.

Adrián no me contestó, solo me beso con más lengua mientras agarraba mi polla en dirección a su agujero. Entonces, se penetró.

Al unísono, ambos suspiramos mientras mi polla entraba centímetro a centímetro hasta que sus nalgas tocaron mis testículos. Comenzó a cabalgarme y me llevo al cielo. Joder como follaba. Se notaba que su culo había sido abierto varias veces estos días por qué mi polla entraba como si fuera mantequilla y eso me excitaba una barbaridad.

Adrián lo hacía todo, subía y bajaba con su polla tan dura que apenas se movía con cada bote.

Sentí que me vaciaba y eso hice, acabé dentro del muchacho con un gemido y alguna maldición.

Después lo agarre, le di la vuelta y comencé a pajearle mientras le besaba hasta que su esperma caliente mojo mis manos. Luego volví a besarlo y lo abrace, para después decirle.

-Quiero que hagamos esto más veces. No te abandonaré jamás.

-Yo también papa- me contestó el joven.

Entonces abandone el cuerpo, dejando a padre e hijo abrazados y desnudos, en una viciosa y bella historia de amor paterno-filial.

Al día siguiente...

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