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Chapter 4
by Talon65
¿A donde vas?
A ninguna parte
Durante la noche la lluvia aun continuaba cayendo. Sebastián sintió como el agua cayendo había estimulado su vejiga y sin mayor preocupación, se sentó en la cama en dirección al baño. Su compañera en la cama se despertó también al sentirlo moverse y preocupada pregunto si pasaba algo.
- ¿Que paso? ¿A donde vas?
- Nada, solo voy al baño.
- A ya.... pensé que había pasado algo.
Se apoyo en la espalda de su joven amante, dando pequeños besos de su nuca hasta la base de su espalda.
- Eso se siente muy bien.
- ¿Te gusta?... cuando vuelvas seguiré haciéndolo.
- Pensé que querías dormir.
- Bueno... es que eres tan lindo...
- Jajaja
Partió al baño riendo mientras Mónica arreglaba la cama para esperarlo. Cuando regreso, ella le indico que se acostara sobre su estomago. Sebastián una vez acostado pudo sentir y escuchar los besos que la mujer daba con gran deseo y cariño sobre su piel. Desde su nuca hasta su trasero podía sentir los labios de Mónica sobre su piel. La lengua de la mujer hacia círculos, dejando un rastro de saliva a su paso sobre las nalgas del chico que suspiraba por el intimo masaje que estaba recibiendo.
- Tu también tienes un lindo culito.
- Ja gracias.
- Rico también. Podría comérmelo todo el día.
Mónica noto que el pene de Sebastián se había puesto duro y le dijo que se volteara para que estuviera mas cómodo.
- Ay este pene.... estoy enamorada de este pene.... es tan rico y tiene tanta energía.
- Aun nos queda tiempo antes de que te vallas. ¿quieres dormir o... quieres joder un poco mas?
- Mmm... voy a sentarme en el pero tu te mueves ¿ok? Mis piernas aun están entumidas.
- Suena bien.
Mónica se sentó sobre el joven y este comenzó a menear a la mujer de arriba hacia abajo con sus caderas, haciéndola gemir mientras enlazabas sus manos.
- Ay dios mio.... me llega hasta el fondo.
- Ah mierda.... no me puedo aguantar... me voy a correr.
- No importa mi amor. Solo dame todo lo que tengas.
El masaje había estimulado demasiado al joven y no pudo evitar eyacular tempranamente dentro de la mujer. Ella cayo rendida sobre él de todas formas, besando su rostro y labios muy cariñosamente.
- Que manera de llenarme Sebastián.
- Sin novia ¿recuerdas?
Se besaron y volvieron a dormir.
Por la mañana temprano, después de haber tomado una ducha. Mónica esperaba junto a Sebastián, el taxi que habían pedido para que llevara a la mujer a su casa.
- Fue la mejor tarde de mi vida Sebastián.
- Yo también lo disfrute.
- ¿Puedo llamarte para otra vez que no tenga donde quedarme?
- Seguro. Ya tiene mi teléfono.
Dijo sonriendo a la mujer. El taxi llego unos segundos mas tarde y de un beso en la mejilla se despidieron.
- Bueno... hasta hay con eso.
Sebastián tenia un humor muy raro, cosa que sus conocidos eran conscientes. Carece de la sensación de soledad cuando esta solo y la falta de alguien con quien conversar no es algo importante para él. Aun cuando haya pasado mucho tiempo con una persona, a él no le molesta que esa persona se vaya. Es por eso que cuando Mónica se fue, entro a la casa a hacer algo de comer y limpiar lo que ayer hubiera hecho con aquella mujer y dejar no rastro de lo que había pasado. Escribió a su tía que se quedaría unos días en la casa para ver si el barrio seguía tranquilo como se supone que lo era.
Paso la tarde y la lluvia había pasado. Estaba limpiando las hojas caídas del árbol cuando una mujer lo llamo.
- Hola, buenas tardes.
- Buenas tardes.
- Mi nombre es Anna. Soy de la congregación de los salvados ¿podría darme unos minutos de su tiempo?
La mujer vestida con un traje largo blanco parecía estar en sus mediados 30, tenia el cabello marrón y largo hasta la cintura, sus ojos y cafés, su cuerpo delgado, no muy alta pero aun así tenia que mirar a Sebastián hacia arriba. En su rostro se podía ver el principio de una cicatriz que bajaba por su pecho.
- Oh lamento si mi herida lo incomoda.
- No lo hace dama. Solo pensaba quien seria tan cruel.
- ¿Como?... ¿como sabe que ...
- Eso es una quemadura por ácido. Mi abuelo tenia una debido a que un tipo le lanzo un baso con un liquido.
- Oh... si...
- ¿Le molestaría pasar? Aun sigue estando helado aquí afuera.
- Oh claro, muchas gracias.
Ambos entraron y Sebastián le ofreció una tasa de te caliente a Anna. La que había sacado unos cuadernos con escritos sobre su religión y la congregación a la que pertenecía.
- Muchas gracias joven... ¿como me dijo que se llamaba?
- Sebastián.
- Ah Sebastián si... bueno yo quería hablarle sobre mi congregación y la palabra de dios.
- Imagino que usted es de que aquellas personas que desean compartir la felicidad que encontró con los demás.
- Exacto! Muy bien dicho! Voy a escribirlo para que no se me olvide esa frase.
- ....
- "... la felicidad que encontré con los demás" que bella frase. ¿Es usted poeta?
- No. Soy ingeniero en informática.... pero me gusta escribir.
- Wow.... que interesante. ¿Le puedo hacer una pregunta?
- ¿Si es que creo en algo?
- Veo que usted es una persona muy inteligente jajaja.
- No, no creo.
- ¿Por que Sebastián? ¿Por que no cree en dios? ¿Por que no cree en un ser tan bueno como lo es él?
- Por que no es tan bueno.
- Pero si el es todo bondadoso y generoso. El nos protege de toda la maldad de este mundo.
- Y sin embargo aun pasan cosas horribles en el mundo.
Un silencio se apodero de la conversación. La mujer se había quedado sin respuestas al ver que el joven no seria fácil de convencer.
- No es mi intención insultar su fe, dama.
- No, no por favor no me siento ofendida.
- Es posible que usted tenga razón y hubiera alguien vigilando las cosas que pasan... pero mi mente no me deja creer en eso.
- ¿Por que no?
- Mi padres murieron en una convocatoria de su iglesia. Yo no asistí por que había enfermado y mi tía me estaba cuidando... entenderá que me es difícil creer que el protege cuando tengo tamaña hipocresía como experiencia.
- Dios bendito... lo lamento tanto.
- No pienso que el cuide. Así como no la cuido a usted cuando la atacaron.
Anna se quedo callada nuevamente hasta que sintió la mano del joven sobre la de ella, en señal de confort y compañía.
- ¿Quien la ataco?
- Yo.... mi marido...
- ¿Marido?
- Ex... ahora... soy divorciada... 2 años ya.
- Me alegro.
- Gracias. Lo bueno es que no arruino nada jajaja.
- Usted es hermosa.
Dijo robando un beso a Anna que se quedo congelada por lo que había pasado.
- Joven yo... eso no esta bien... soy muy mayor para usted.
- No me importa su edad
¿Que hago?
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Oportunidades
La historia de un chico normal
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