¿Donde estas?

• ¿Donde estas Mónica?
• Hola. Estoy en la casa de una amiga. Se murió mi celular, por eso te llamo de otro teléfono.
• Ah... ¿y te vas a venir ya o no?
• ¿Sabes como esta lloviendo afuera? ¿No se te ocurre preguntame si estoy bien?
• ¿Estas en tus días? ¿O acaso ya te dio hambre?

Molesta por la actitud de su esposo, apago el celular y se quedo callada.

• Ahora entiendo por que no te molestaste cuando te toque en la cocina.

Dijo Sebastián apoyado sobre la puerta aun desnudo. Ella lo miro por unos segundos, luego se levanto y camino hacia él. Ya frente a su joven amante, se arrodillo y comenzó a chupar su pene nuevamente mientras Sebastián acariciaba su largo cabello.

• Te vas a quedar conmigo hoy. Mañana volverás con el marica de tu esposo, pero hoy eres miá ¿entendido?
• Si mi amor.

Frente al lavamanos del baño, el espejo mostraba a Mónica su propio rostro y las caras que ponía cada vez que el joven la envestía por detrás. Sus pies en punta para acomodarse al enorme semental que tenia atrás, sus manos apoyadas en la porcelana, sus rodillas tiritando cada vez que tenia un orgasmo, sus pechos siendo amasados por las enormes manos de Sebastián y sus labios contra los de él provocaban que su cuerpo creara un charco de fluidos cada vez que se venia. Las nalgadas en su enorme trasero la estremecían y la hacían gruñir de placer.

• Mónica
• Ay.... si mi amor?
• Di que tu esposo es un maricón.
• Oh mi esposo.... es un maricón... no sabe como joder.... no es como tu....
• ¿No? ¿Como soy yo?
• Un toro.... ay ay ay.... un macho que sabe joder a una mujer madura como yo.... ay dios mio.... me vengo otra vez.
• Eso correte.... moja mis pies con tu jugo.
• Mmmmm.... ay mi amor.... eres tan.... mmmm me vuelves loca...
• Mmmm me voy a correr
• ¿Donde me la vas a echar?

Sin decir nada. Sebastián tomo la cabeza de Mónica y enterró su pene dentro de la boca de ella. Liberando toda su carga de esperma nuevamente en la boca de la mujer, la cual emitía sonidos al tragar el blanco liquido que venia desde su adorado amor.

• Mmmm... llevo 25 años casada y esta es la primera vez que chupo un pene y trago semen...
• Me gusta verte con mi pene en la boca.
• También agarre el gusto.

Un periodo de descanso apareció al escucharse como el estomago de Sebastián gruñir de hambre. No dedicaron mucho esfuerzo en cocinar algo ya que el refrigerador tenia pizzas congeladas que calentaron y las llevaron a la habitacion nuevamente. Hay estaban ambos desnudos comiendo unas pizzas sobre la cama. Mónica que aun estaba sensible por todo lo que hicieron en el baño, estaba apoyada contra el catre de la cama, suspirando y comiendo lentamente asiendo ver lo cansada que estaba.

• ¿Estas bien?
• Si... solo estoy cansada.
• ¿Mucho ejercicio?
• jajaja.... si bastante.
• No puedo evitarlo. ¿Vez?

Dijo mostrando su pene erecto entre sus piernas.

• Por dios.... ¿que comes?
• Estoy joven y tengo una hermosa mujer desnuda en la cama. ¿Que quieres que haga?
• Mmm lindo... siempre diciendo que soy hermosa.... mientras que el otro inútil no es capaz de preguntar si estoy bien.
• ¿Que dijimos de tu esposo?
• Que es un maricón que no sabe joder.
• Jajaja aparte de eso.
• Que hoy soy tuya, no de él.
• Correcto, así que ven aquí.

Dijo sonriendo y la atrapo en sus brazos y la beso. Ella se dejo acariciar y lo abrazo en repuesta a sus afectos. El sonido de sus besos se escuchaba a pesar de la eterna lluvia que había afuera de la casa. La noche ya había llegado y la luz de las lamparas era lo único que alumbraba la cama de los amantes. Se podía ver como las manos de ambos recorrían todo el cuerpo del otro. La manos de Sebastián apretaban con fuerza los muslos, las tetas y las nalgas de Mónica que deslizaba sus pequeñas manos por la espalda de su joven amante. Un dedo del varón se deslizo dentro del voluptuoso trasero de Mónica y esta se quedo muda al sentir como se movía en su interior.

• ¿Donde esta mi dedo?
• Ay.... sacalo....
• ¿Donde esta mi dedo?
• En mi.... en mi ano...
• Si... dime que te gusta.
• Me... me gusta.
• ¿Que te gusta?
• Ay eres tan... mmmm... me gusta que me metas.... tu dedo en el culo.

Sebastián se coloco sobre ella y lenta y seductoramente comenzó a penetrarla sin dejar de besarla o quitar su dedo de ella. La cama saltaba lentamente al ritmo de ambos que se mantenían tan unidos que solo la falta de aire los obligaba a separarse.

• ¿Te gusta?
• Ay si.... mi amor.... te amo tanto....
• Eso... dime mas...
• Te quiero tanto... ay.... me importa un cuerno mi esposo.... eso hay... te quiero tanto mi amor...
• ¿Que amas de mi?
• Todo mi amor.... amo tus labios, tus manos, tu cuerpo, tu pene.... amo tanto tu pene... no es como la mierda inútil de mi esposo que no me causa nada... tu eres joven y fuerte... me lo metes tan fuerte en la concha.... que no puedo parar de correrme...
• Yo también amo tu cuerpo, lo suave que eres, tu boca cuando me chupas, tu tetas, tus piernas.... pero amo tanto tu culo... me calienta tanto tu enorme culo de 40 años.... lo único que quiero es lamer, chupar y joder este culo todo el día.
• Ay mi amor.... si este culo es tuyo... yo soy tuya.... correte mi amor.... correte dentro de tu madura.... correte dentro de esta cuarentona.... llename de tu jugo.... así, así así!

Un grito salio de la boca de Mónica cuando sintió los dientes del joven clavarse en su hombro mientras eyaculaba dentro de ella. Sus piernas tiritaban al aire mientras duraba el orgasmo que el joven semental le había dado nuevamente. Sebastián jadeaba entre los pechos de la mujer que lo llenaba de besos y caricias por su trabajo en complacerla.

• Estoy mareado.
• Yo... no siento mis piernas... y no puedo parar de sonreír...
• Creo que vacié todo lo que tenia por hoy Mónica.
• Por favor Sebastián... durmamos un poco por favor.
• Si... esta bien.