Estoy pecando

• N-No.... esto es pecado, no puedo hacer esto.
• ¿Que pecado hay en darte un beso?
• No... no yo soy una mujer mayor... tengo una hija de tu edad... no, solo paremos y.

Otro beso la silencio. Trato de forcejear con el joven pero él era mucho mas fuerte que ella y poco a poco su resistencia se fue apagando. Sebastián no la dejaba retirarse y con sus manos sujeto la cabeza de Anna y continuo besándola apasionadamente. Sus lenguas ahora chocando hacían un montón de ruido en el comedor donde estaban.

• Joven... espere... ay... contrólese por favor...

Sebastián respondió a su suplica, metiendo su mano bajo su vestido para furiosamente masturbarla hasta que la mujer llegara al orgasmo. El cual se hizo evidente por como gemía y la cantidad de liquido que había caído al piso. Anna después de su orgasmo había quedado muy mareada y tuvo que apoyarse en el joven que le había faltado el respeto.

• Ay.... dios mio... estoy... muy mareada.
• ¿Hace cuanto no lo hacías Anna?
• Nunca.... había tenido un orgasmo.... es mi primera vez... dios santo... debemos parar.

Anna se levanto para intentar retirarse, pero la voz de Sebastián le retumbo en el pecho al ordenarle que se detuviera.

• Vuelve aquí.
• Esto es pecado... es pecado.
• Apoyate en la mesa y quitate la ropa.

Anna asustada y a la vez excitada camino lentamente hasta la mesa y se desvistió. Luego se inclino sobre ella mostrando al joven su cuerpo con cicatrices de maltratos pasados.

• ¿Me vas a torturar?
• No... yo no hago eso.
• Entonces.... ¿que me vas a hacer?
• Disfrutar tu cuerpo.

Los pies de Anna se pusieron de puntas al sentir la lengua de Sebastián, pasar por el medio de las mejillas de su trasero. La sensación de la lengua que chocaba con su vagina y su ano la volvía loca de placer, tanto que mordió su dedo para evitar sus gritos y gemidos que el joven le provocaba.

• Santa mar... ay... que rico....
• ¿Te gusta?
• ....
• Dime que te gusta.

Dijo tranquilamente dando una fuerte cachetada a una de las nalgas de Anna. Ella chillo por el golpe y segundos después siguió hablando.

• Si... si me gusta.
• Me alegro.

El volvió a introducir su lengua dentro de su vagina mientras daba un fuerte agarre al trasero de la fiel mujer, que sin poder contenerse mas se corrió en la cara del joven pecador. Cayendo agotada sobre la mesa, Anna no se percato como Sebastián se quitaba la ropa, sin preguntar giro a Anna para que quedaran frente a frente y luego de colocar las piernas de la evangélica sobre sus hombros procedió a entrar en ella.

• Ay!... bestia.... eres una bestia....
• Solo soy un hombre.

Dijo mientras embestía a la mujer contra la mesa del comedor. Los zapatos de Anna bailaban sobre los hombros de Sebastián cada vez que sus cuerpos chocaban, sus manos apretaban los brazos del muchachos que masajeaba con fuerza los pechos heridos de la mujer. Ella gemía y lloraba en una mezcla de placer y pena por mostrar su deformado cuerpo nuevamente a un hombre, pero el joven sobre ella se acerco y la beso, penetrándola aun mas fuerte para apagar sus lamentos. Sin soltarla, el joven eyaculo dentro de ella y la mujer solo por instinto, abrazo al joven con sus piernas en señal que no se detuviera con el acto. Ambos se quedaron abrasados sobre la mesa intentando recobrar el aliento.