Chapter 9
by Delamugre
pasa el tiempo
DIA 4: ABU SIMBEL Y ASUAN (TARDE)
La vista de Abu Simbel me maravillo tanto que no quise hacer nada más lujurioso hasta llegar al hotel. Mientras comíamos antes de echarnos una siesta, contemple por un momento a Víctor, el simpático hombre-chico. Le había crecido un bigotillo ridículo, como si tuviera 14 años, pero tenía canas en la parte baja del cabello. Además escondía una polla enorme, como había probado en el cuerpo de Ahmed. Ese hombre debía estar destinado a hacer felices a otros con su cuerpo, pero ¿Cómo conseguirlo? Una idea me surgió en el momento en que vi que se levantaba para recoger los platos sucios.
-No os preocupéis, yo me encargo. Que me sabe mal que vengan los camareros a hacerlo.
Esa podría ser la vía de entrada. Usé la función de mensajes subliminales de la app para convencerle de que debe ayudar al resto por qué, de ciertas maneras, se lo debe. Atacar a su culpa. Me había funcionado otras veces. Durante unos segundos me sentí fatal por hacer lo que hago con gente más buena que yo. Era un hijo puta, eso lo sabía. Por eso hice el compromiso de solo usar la aplicación en vacaciones. Estos hombres… bueno, han tenido mala suerte de encontrarse en mi camino.
Al salir de la comida me encontré con Fayun. El joven camarero me dijo que, si deseaba algo, solo tenía que preguntar por él. Estaba deseoso de servir. Veríamos en un par de horas si eso era cierto.
Me eché una siesta con mi marido y luego nos hicimos unas pajas rápidas. El se ducho primero y se marchó al bar, a leer un rato. Yo me quedé descansando hasta que recordé a Fayun. Mañana nos marchábamos del crucero y me quedaba sin tiempo, así que decidí arriesgarme. Deje la puerta de mi camarote un poco abierta, me tumbe en mi cama y usé la posesión con el joven camarero.
Desperté en su cuerpo. Estaba en las cocinas, lavando los platos. Los aromas de las comidas y el de los hombres me turbó. Acabe mi tarea y me marché súbitamente. Cuando posees un cuerpo, no adquiries sus aptitudes mentales por lo que no hablaba árabe. Si alguien me preguntaba quedaría como un imbécil y podía ser, no peligroso pero si, violento. Llegué a la puerta de mi cabina, y pasé inmediatamente tocando suavemente para reforzar el concepto.
-¿Necesita algo señor?- dije con su boca.
En ese momento dejé su cuerpo para volver al mío.
-si, ven. Creo que puedes ayudarme en algo.
Y me saqué la polla, que, como sabía que me esperaba, ya estaba algo grande. Luego volví a darle al botón de posesión, por lo que me vi a mí mismo, tumbado en la cama y con la polla fuera. Me acerqué y comencé a comerme la polla con mi boca, bueno, con la boca de Fayun. Cuando estuvo dura, seguí chupándomela al menos un minuto más hasta que decidí salir del cuerpo.
Ya en mi cuerpo, Fayun siguió con la mamada , al fin y al cabo, el había decidido entrar y empezar a hacer esa relación. Lo había conseguido, así que cogí la nuca del joven camarero y se la apreté contra mi entrepierna.
-Sigue así, y te llevarás una buena propina- le dije, y al momento el joven se esforzó más.
Su boca era caliente y me envolvía el pene. A veces se la sacaba para lamerla como si fuera una piruleta. Me miraba divertido y lujurioso, y eso me ponía a mil. ¿Siempre había sido así y yo solo lo había liberado como me gustaba pensar, o había cambiado para siempre a ese inocente y trabajador muchacho de 19 años? Poco me importaba en ese momento. Disfrute de su boca y de su cuerpo.
Cuando me cansé de que me la comiera, le indique que se desnudara poco a poco. El chico me obedeció, enseñándome su cuerpo moreno y casi sin vello, excepto en la zona genital. Su polla estaba medio erecta, y su culo cubierto de un ligero vello oscuro, como un melocotón.
Le hice un gesto para que se tumbara en la cama boca arriba. Cogiéndole las piernas, comencé a comerle el culo y los huevos con lentitud mientras le masturba. Quería verlo cachondo y lo conseguí. Luego le introduje un par de dedos, y el chico, algo incómodo, se dejó hacer.
-Si quieres tu propina, deberás ganártela.
Fayun asintió. El joven e inocente camarero iba a ser desflorado en ese momento. Mi polla entro con esfuerzo pero no me detuve, el chico resistió como un campeón mientras le ensanchaba el recto con mi rabo. Hasta que no estuvo toda dentro no pare. Entonces empecé a moverme. Cuando vi que su rostro empezaba a relajarse, me la saqué.
-Gánate esa propia- le dije- Fóllate tu mismo.
Me puse boca arriba en la cama y el, tímidamente pero aún con su polla erecta, que era larga y circuncidada, se puso de grupas frente a mí, se coloco la polla en su agujero y empezó a empalarse de nuevo. Sus saltos fueron al principio suaves y lentos. Yo le acariciaba sus pequeños pezones con el líquido preseminal que salía de su polla. Poco a poco fue cogiendo confianza hasta que se movía tan rápido que su polla golpeaba su abdomen con cada bote.
Cuando sentí que no podía más, pues la visión de una polla bamboleante siempre me ha puesto a mil, le cogí de la cintura, di una vuelta con él en la cama para quedar encima y comencé a follármelo fuerte y rápido. Enseguida sentí como mi esperma bañaba sus entrañas. Busque su boca, abierta de placer, y le di un largo beso con lengua. Luego salí de el, fui a la cama y le di un billete de 10 euros.
-Toma tu propina, te la has ganado.
El chico la cogió y una gran sonrisa aprecio en su cara. No era por el dinero, era por como lo había convertido en un chico deseoso de que le digan que se ha portado bien.
Fayun se vistió rápido, me hizo una inclinación de despedida y se marchó. Yo fui a ducharme antes de que llegara mi marido.
Fui a buscar a mi marido cuando le encontré hablando con el masajista. Parecía que quería hacerle un masaje corto como anzuelo. Me acordé de que le había sugestionado al principio del viaje, así que me acerqué y le dije que yo si que estaba interesado. Acaba de correrme en el culo de Fayun, pero no le diría que no a un masaje erótico. Acostarte con masajistas era lo mas fácil del mundo, gracias a la app. Entre en la estrecha habitación donde había espacio para una camilla y poco más. Me desnude excepto por ese extraño mini tanga que te ponen. Luego, con el móvil a mano y sin que se diera cuenta, busque el perfil del masajista y poseí su cuerpo.
El truco era hacer lo mismo que había hecho con Fayun. La diferencia entre cuerpos era increíble. Mientras Fayun era pequeño y delgadito, el masajista era más alto y ancho de espalda, con fuertes brazos y pectorales definidos. Me toque un poco por encima. Calzaba también una buena polla. Luego miré el cuerpo que estaba tumbado sobre la camilla. No era gran cosa, pero era el mío. Comencé a tocarlo. No reaccionaba, pues mi consciencia estaba ahora en el cuerpo del masajista, Solo tenía que empezar el trabajo. La sugestión y el empujón de la posesión haría el resto.
Enseguida me lance hacia los genitales. Arranqué el absurdo taparrabos verde y comencé a pajear a mi cuerpo inconsciente. Cuando tuvo algo más de consistencia, pues no estaba paralizado en el tiempo si no más bien, “dormido” me la metí en la boca y me hice otra autofelación.
En ese momento es cuando volví a mí cuerpo. El hombre, se detuvo y se sacó la polla de la boca.
-¿Que pasa?- pregunté genuinamente.
El hombre mi miro, sin saber que decir. Al minuto dijo:
-Yo... yo no hago eso.
Había forzado demasiado la máquina. Otras veces me había pasado, solo tenía que redirigirlo.
-Ya, me extrañaba por qué la gente no suele hacer masajes con la boca. Pero con la mano si ¿no? Sobre todo en las nalgas.
Me di la vuelta, mostrando mi culo. El hombre por fin reacciono, masajeándome la espalda. Cuando pensaba que no conseguiría nada sexual de él, empezó a descender por mi espalda hasta mis glúteos. Siguió masajeando hasta llegar entre las nalgas. Yo abrí un poco las piernas para dejarle espacio, y el hombre siguió masajeando, pasando sus dedos llenos de aceite por mi agujero. Al final metió un dedo, y yo lo animé.
-Así, muy bien. Ese es el punto.
Mis palabras envalentonaron al masajista, que uso sus gráciles dedos para meterme uno y, luego un par. El tío sabía lo que hacía. Seguro que hacía dedos a las mujeres. De repente se detuvo, y me indico que me girara.
Mi polla le saludo, reluciente de precum. El egipcio empezó a masturbarme lentamente con una mano mientras con la otra me introducía un dedo. Yo estaba en la gloria. Había sido activo antes con Fayun y ahora era pasivo, disfrutando de ser penetrado, al menos por los dedos del hombre. No sería suficiente. Noté cómo la polla del egipcio estaba dura. Podría ser muy hetero, pero la combinación de la paja, con el olor a sudor del hombre y los efluvios del aceite de masajista eran increíblemente excitantes. Alargue mi mano al móvil, que había colocado en un lugar accesible y volví a poseer al masajista.
Mi cuerpo cayó de plomo sobre la camilla. Fue el momento de volver a intentar la cruzar la línea. Me saqué la polla del pantalón blanco de masajista y cogiendo el cuello de mi cuerpo inconsciente, comencé a follarme la boca a mí mismo. Lo sé, es lioso. Luego me fui a mi culo. Mi ex-cuerpo estaba boca arriba, con mi polla mirando al cielo y reluciente del aceite. Me puse más aceite en mi polla , la de mi cuerpo actual, cogí las piernas, las puse entre mi cuello y ,colocándola, empecé a penetrarme. Fue en ese momento en que regrese a mi cuerpo, el de siempre. Ya era tarde para que el masajista se volviera atrás. Para el, todo lo realizado, desde la mamada fallida hasta esa penetración , habían sido ideas propias.
-Esto si que es un masaje-dije, mientras mi amante se excitaba, follándome casa vez más rápido. Joder, el tío era bueno, me estaba dejando el culo súper abierto.
El egipcio sacó de repente su polla y se corrió sobre mi. Una gran descarga de leche, cayó sobre mi pecho, mezclándose con el aceite de masaje.
-Acabaras el masaje ¿No?- le dije.
El hombre asintió, y aún con su polla afuera de su pantalón, comenzó a masturbarme con una mano mientras con la otra jugueteaba con mis huevos y mi agujero abierto. Noté cómo iba a correrme pero no lo anuncie. De esta manera, mi esperma pillo de improviso al masajista. Por desgracia, no salió suficiente cantidad pues la mayor descarga estaba dentro del ano del pequeño Fayun. Aun así, fue gracioso ver cómo sus manos se recubrían de mi leche.
El hombre paso una toalla para limpiarme del aceite y los dos espermas. Me vestí y le di el precio acordado más un poco más.
-Eres muy bueno, deberías dedicarte a esto.
Al salir le mandé un mensaje subliminal, reforzando esa idea. Masajista con final feliz. Antes de llegar a mí camarote, a ducharme, me encontré a Tomás. El obrero me saludo y me preguntó sobre el masaje.
-Increíble. Ya se que esto no te interesa pero, si se lo pides, el tío te hace una paja. Y ha sido espectacular. No se lo digas a mi marido. Tenemos un acuerdo, pero ya sabes, en vacaciones, está feo.
-Claro, claro.
Fui hasta la puerta de mi camarote y me gire para ver a Tomás pensativo. Luego, mirando hacia los lados, y sin percatarse de mi, entró en la sala del masajista. Pobrecillo, ese macho necesita descargar.
Mas tarde...
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