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Chapter 8 by Delamugre Delamugre

What's next?

DIA 4: ABU SIMBEL Y ASUAN (MAÑANA)

-Muy bien- dije al aire, pero ninguno de los dos hermanos podían escucharme, pues estaba en modo fantasma.

Carlos dormía, pero el pequeño, Lucas, se introducía uno de sus dedos por el culo. Mientras con la otra mano se acariciaba un pezón. Había acudido esa mañana, antes de que el resto se levantará para ir a Abu Simbel para poseer al adolescente y hacer lo mismo, pero no fue necesario. Un simple mensaje subliminal a hacerlo hizo que el chico aprovechará que su hermano dormía para auto estimularse. El pequeño Lucas, con los pantaloncillos del pijama por las rodillas, se introducía el dedo índice en la boca y volvía a metérselo, poco a poco pero bien dentro, su polla estaba durísima, y parecía a punto de correrse. No vi necesidad de hacer nada más con el, solo envié mi nuevo sueño porno a su hermano mayor, en la que jóvenes como él eran follados por hombres más mayores, cumpliendo sus más viciosos deseos. Dejé a los hermanos con sus semillas y me marché a mi camarote a ducharme.

Salimos a las 3: 30 de la madrugada, pues el viaje era largo. Todo el mundo dormía en el autobús, incluso el guía. Aproveche ese momento para enviarle imágenes de jóvenes blancos y sensuales, que le alababan por sus conocimientos y querían sentir la fuerza de su leche egipcia, a ver qué conseguía. Tras casi una hora de viaje, en el que dormité, me levanté a mear y así moverme un poco. Eche un vistazo a mi grupo, todos durmiendo. Entre ellos, estaba Carlos, el rubio hermano mayor. Volví a mí sitio y cerré los ojos. Fingí dormir mientras usaba la app para poseer al muchacho. Me desperté de improviso en su cuerpo. Era el momento de traspasar las líneas.

Dejé el asiento con la excusa, ante su madre, de buscar en las ultimas filas un lugar mejor para dormir. Espere un rato mirando el móvil y curioseando por sus fotos. Había varias de él con una chica de su edad, seguramente su novia. No creía que esa relación continuará tras el viaje. Usé los gigas pagados por sus padres para navegar por internet, buscando porno. Entre en varias paginas de porno gay y active algunos vídeos. Enseguida empecé a ponerme cachondo, por lo que, disimuladamente, empecé a tocarme la entrepierna, bueno, la de Carlos, a estás alturas ya sabes de qué hablo.

Eche un rápido vistazo hacia el autobús. En la oscuridad, tres asientos hacia delante, estaba Juanjo y su novia. El exhibicionista se había puesto está vez un pantalón de deporte corto que se había comprado, como los que usan en las maratones, y había cortado las mangas de una camiseta corta, sajando una raja hasta casi la cintura, por lo que era posible verle todo su pecho y parte del abdomen. “ Dice que tiene mucho calor” justificaba su novia. Otra pareja que se rompería en ese viaje. Me sentí mal solo unos segundos, luego actúe, poseyendo está vez a Juanjo.

Con cuidado de no despertar a la novia, ni a los suegros tampoco, me gire hacía donde se encontraba Carlos. El chaval seguía viendo porno como le había dejado, sintiendo que esa decisión la había tomado él. La luz azulada de la pantalla se reflejaba en su cara con granos. Me quedé mirándolo, esperando a que el joven se diera cuenta de que lo estaba observando. Carlos siguió tocándose por encima del pantalón, del que se notaba ya un bulto hasta que, por fin, se dio cuenta. Se detuvo de repente, cohibido. Yo le hice un gesto como que continuará para, después, levantarme la camiseta y mostrar mi abdomen. Carlos se quedó petrificado, quizá aún era muy pronto. Eso tendría fácil solución.

Salí del cuerpo de Juanjo para volver al de Carlos. El exhibicionista continuo con sus gestos, disfrutando por fin de tener alguien capaz de contemplar su belleza. Fui yo el que hice el siguiente paso. Me saqué la polla.

El pene de Carlos era delgado pero largo. Lo saqué con lentitud y comencé a masturbarme. Era una apuesta arriesgada y Juanjo podía girarse asqueado, pero el treintañero solo sonrió para, levantarse más la camiseta y flexionar los brazos.

Yo seguí masturbándome mientras el exhibicionista hacia su espectáculo. No quería acabar así, así que volví a intercambiar los cuerpos.

En el cuerpo de Juanjo me levanté y me coloque lentamente, como quien se acerca a un perro asustado, al lado de Carlos. Este, sin el apoyo de mi posesión, seguía con la polla fuera, pero había detenido la paja. Me senté a su lado, mi pierna tocaba la suya. Desde el canal del pantalón empecé a mostrarle mi polla, ya morcillona. El cabrón iba de nuevo sin calzoncillos y esa erección no se iba a esconder fácilmente.

Carlos volvió a tocarse lentamente, sin parar de mirar lo que se insinuaba a través de la fría luz del teléfono. Cogí con cuidado una de las manos del chico, que casi dio un respingo, y la coloque en mi pecho, bajo la camiseta. El adolescente comenzó a acariciar mi pecho con la yema de los dedos, como si tuviera temor a quemarse. Luego se la volví a coger y se la puse en mi pierna. El chico siguió acariciando la pierna, acompañado de mi mano, mientras yo la subía por mi muslo hasta llegar a mí pantalón y luego más allá. El joven, respiraba apresuradamente. Su polla, aún fuera de su pantalón, brillaba perlada por las gotas de precum que se deslizaban de su punta. Su mano llegó a mi polla y la agarró.

-así, despacito- le dije.

El chaval era torpe. Seguramente a penas se habría masturbado. Para el siguiente paso tuve que volver a poseerlo. Juanjo no se retiro, si no que se acomodo para facilitar la paja al muchacho. En las manos de Carlos, la polla de Juanjo parecía enorme. Cuando la vi seca, le acerqué la mano a la boca de mi amante y este con una sonrisa picarona, escupió. Yo se la devolví, y, embadurnada con la saliva, comencé a masturbarlo mejor.

-estas buenísimo- le dije, susurrando a su oreja.

Juanjo comenzó a suspirar, extasiado. Era una fantasía hecha realidad para su nuevo yo. Un adolescente le adoraba. Amaba su cuerpo.. le encantaba. Se dejo hacer, mientras más palabras de alabanza salían de mis labios mientras masturbaba su polla por el canal del pantalón. Juanjo se inclinó hacia mi y me beso. Fue repentino e inesperado. No pensaba que iba hacer algo tan, colaborativo, pero lo hizo así que se lo devolví. Las dos lenguas se entrelazaron mientras aumentaba la velocidad de la paja. Fui rápido y muy excitante. Juanjo se separó de mi para comenzar a suspirar mientras mi mano se llenaba de su esperma. Luego la saqué y, delante de él, comencé a meterme en la boca dedo a dedo para no dejar ni una gota de esa delicia.

-El néctar de un dios- le dije.

Juanjo me sonrió de nuevo, luego, disimuladamente, se levantó, no sin antes girarse para ponerse un dedo entre los labios, haciendo el gesto de silencio. Yo asentí y me acabe la paja. No me importo correrme dentro de mi calzoncillo. Cuando lo hice, abandone el cuerpo de Carlos. Ambos ya habían cruzado la línea. Que subieran el nivel sexual ya era solo cuestión de tiempo.

pasa el tiempo

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