DIA 3 EDFU Y KOM OMBO (NOCHE)

Antes de cenar es cuando iban a celebrar la fiesta de la chilaba. Mi marido y yo pasamos, sin vestirnos ni nada, a ver qué se cocía. Se iba a hacer en cubierta y al llegar, el matrimonio de David y su insufrible mujer aún estaban allí, en ropa de baño. Al pasar al lado de ellos, su mujer ni devolvió el saludo, a pesar de habernos mirado por encima del hombro. Humillado y furioso, Decidí castigarla follándome de nuevo a su marido. Pare el tiempo y, bajándole el bañador a ese desgraciado, le folle fuerte y duro mientras le daba sonoras cachetadas a sus nalgas. Cuando me corrí, lo hice bramando insultos a ambos. Total, nadie iba a escucharlos. Mediante la aplicación, devolví el cuerpo a su posición y active el tiempo.

-Se te van a correr todos los días en ese culazo, cabrón- pensé, mientras me marchaba y dejaba al recién follado incómodo por algo que acababa de suceder y no entendía.

Tras la follada, el matrimonio se marchó y, a los 20 minutos, empezó la fiesta de las chilabas. No me hacía mucho ilusión, por qué lo veía como una turisteada, pero era buen momento para seguir con mis travesuras. Al final solo un grupo reducido se disfrazó. Mi marido y yo nos sentamos con las amistades que estábamos haciendo, entre ellos mi deseado Jorge y Tomás, que se le veía más relajado a tomar unas cervezas mientras veía a los demás hacer el ridículo.

El que más llamaba la atención era Juanjo. Su chilaba era claramente de menor talla de lo que debería ser. Incluso, puede que le hubiera cortado algo del largo. Sus brazos se marcaban, así como sus pectorales. Como era corta, llevaba las piernas al aire hasta arriba del muslo. En un momento que se agacho, le puse ver un poco de su nalga. No llevaba ropa interior bajo la chilaba.

Vicioso, le envié un mensaje subliminal para que quisiera bailar, y hice lo mismo con varios camareros, que lo sacaron con poco animo, pues con cada movimiento podían vislumbrarse los genitales. Su novia estaba muerta de vergüenza así como sus suegros. Observé que la familia de Carlos y Lucas, los hermanos rubios, estaban en una de las mesas de la esquina. Carlos, el mayor, no paraba de observar la escena. La semilla ya empezaba a crecer. A su hermano, le envié, solo como recordatorio, una serie de estimulaciones anales. Está vez con un dildo del tamaño de un pene delgado. El chico se portó como un campeón y casi no se movió, solo pasó ligeramente su manos por su entrepierna, disfrutándolo.

Detrás de la barra pude ver a Fayun. Le envié la idea de bailar con Juanjo y, con una sonrisa, acudió a su encuentro. El chico comenzó a bailar con el treintañero exhibicionista. Alzaban los brazos y daban pequeños saltos y giros, en cada zancada, se alzaba la chilaba, mostrando más carne y…

Era imposible no verle la polla. Saltaba con el a la vez. Su culo también se movía con cada giro. Era duro pero también flexible. La visión me excito, pero decidí dejarlo seguir, pues a veces lo conseguido poco a poco era, al final, más gratificante que parar el tiempo y follarme el ano en ese momento. Todos reían, pues eran evidente lo que estábamos viendo, pero esa atención pareció casi excitar a Juanjo, agrandándose su polla incluso. La música paro, y su novia, cogiéndole del brazo lo saco a rastras del bar mientras esté saludaba al público. Su tienda de campaña era evidente. Solo le faltaba la puntilla para corromperlo del todo. Eso sería en otro momento. Ahora quería centrarme en el otro bailador. Fayun había esperado una propina por el baile, por lo que le envié la idea de que le hubiera faltado haberle ayudado… físicamente. Si expresión parecía que se lo estaba pensando. Es cuando actúe, le pedí una cerveza y el me la trajo enseguida. Yo le di en ese momento un euro de propina, que le iluminó la cara.

-Eso por cumplir todos nuestros deseos-le dije, con un guiño- seguro que si sigues así, tendrás más.

El chico sonrió, feliz. Otro que lo tenía casi a punto. Lo dejé para otro momento, pues hoy ya había tenido mucho de sexo. Me fui a dormir, pues mañana madrugamos para ir a ver Abu Simbel.