Alteración de la mente

Noah despierta con una sensación placentera en pene siente algo húmedo, y al abrir los ojos, me encuentra con Morgana haciéndome una cubana.

Morgana: Buenos días, querido amo. Espero que mis pechos y mamada sean de su agrado.

Noah sonríe y responde: Esta es la mejor forma de despertar.

Noah disfruta de la gran mamada de su esclava, hasta que Samantha entra, con la misma intención de sorprender a su querido hermano, pero la sirvienta se le adelanta. Samantha frunce el ceño, frustrada, algo que Morgana nota.

Morgana, con cortesía pero firmeza, interviene: Señorita, este es un momento entre su hermano y yo. Le ruego que se retire.

Noah interviene de manera severa: No le hables así a mi hermana de nuevo.

Apretando fuertemente uno de los pechos de Morgana como gesto de advertencia. Morgana responde sumisamente: Sí, amo. Lo siento, amo. Disculpa, Samantha. Es solo anteriormente no había tratado al amo Noah antes y quería redimirme.

Noah, con su autoridad habitual, ordena a las dos mujeres que desnuden. Samantha y Morgana obedecen de inmediato, sabiendo que su deber es complacer a su amo.

Noah se recuesta cómodamente en la cama mientras Samantha comienza a chupar uno de sus testículos con habilidad, mientras que Morgana hace lo mismo y continua dándole una mamada con dedicación. Noah suspira de placer, disfrutando de la atención de ambas mujeres.

Después de un rato, Noah levanta la mirada y les indica con un gesto que intercambien tareas. Morgana deja de chuparle el pene, se inclina para darle un beso seductor y chuparle los huevos mientras Samantha le hace una mamada Noah.

Noah se relaja aún más, disfrutando del doble placer que le ofrecen sus dos esclavas obedientes.

Noah, relajado y satisfecho tras la sesión de mamadas, se incorporó lentamente en la cama, observando a sus dos esclavas con una sonrisa satisfecha en los labios. Samantha y Morgana estaban de pie frente a él, sus cuerpos aún irradiaban el calor del momento compartido.

"Samantha, querida, dile a nuestro padre que nos encontraremos en la ciudad para tratar más asuntos relacionados con la boda", ordenó Noah con voz firme pero suave.

Samantha asintió obedientemente, su rostro mostrando una mezcla de satisfacción y sumisión. "Entendido, hermanito", respondió con un tono dulce mientras comenzaba a vestirse, sus movimientos gráciles y seductores.

Mientras tanto, Noah dirigió su atención hacia Morgana, cuyos ojos permanecían fijos en él, esperando sus instrucciones. "Morgana, prepara todo para nuestro viaje de regreso a la ciudad", ordenó con autoridad, sabiendo que tenía planes especiales para ella y Samantha para esta noche.

Morgana inclinó la cabeza en señal de asentimiento, sus labios formando una línea recta mientras se ponía en marcha para cumplir con las órdenes de su amo. Con paso decidido, se dirigió hacia la puerta para hacer los arreglos necesarios.

Noah, acostado aun en su cama, mencionó a Alexander para que fuera con ellos.

Morgana, atenta a las palabras de su amo, hablo . "Querido amo, me informaron que Alexander salió al bosque para su entrenamiento habitual. Estará de regreso en unas horas", respondió con voz calmada pero firme.

Noah asintió, satisfecho con la respuesta. "Bien, entonces dile que cuando termine su entrenamiento, se dirija directamente a la ciudad para cumplir con sus deberes como guardaespaldas", ordenó, mirando a Morgana con determinación.

La esclava asintió y se apresuró a cumplir con la orden de su amo. Preparó un mensaje conciso y lo ató a la pata de un ave mensajera, que salió volando velozmente hacia el bosque donde se encontraba Alexander.

Mientras tanto, Samantha y Morgana se preparaban para partir hacia la ciudad. Estaban a punto de salir cuando Noah les detuvo con una pregunta. "¿Se les olvida algo, chicas?".

Ambas chicas se miraron entre sí por un momento, recordando la orden de su amo. "Perdón por la distracción, amo", respondieron al unísono con una voz melodiosa y una expresión de disculpa en sus rostros.

Noah sonrió satisfecho con la respuesta y se levantó de su asiento. "Ahora pueden irse", les concedió con un gesto de la mano.

Antes de partir, tanto Samantha como Morgana se acercaron a Noah y le ofrecieron un beso seductor como muestra de sumisión y obediencia. Noah los aceptó con una sonrisa, sabiendo que su control sobre ellas se fortalecía con cada gesto de devoción.

Noah los observó partir con una sensación de anticipación creciente, sabiendo que el viaje de regreso a la ciudad prometía ser tan emocionante como las sesiones previas.

William, el padre de Noah, se acercó a Morgana con una sonrisa. "Buenos días, Morgana. ¿Qué estás haciendo?".

Morgana se volvió hacia William y respondió con su habitual serenidad. "Mi querido amo me ha ordenado que prepare todo para salir a la ciudad", dijo con un tono neutral, pero con una leve inflexión de ternura al referirse a Noah como su "querido amo".

Las palabras de Morgana desconcertaron a William por un momento. Ella nunca usaba ese término para referirse a Noah, lo cual le pareció inusual. Además, la mención de que también saldría le sorprendió, ya que su deber como líder de las sirvientas era permanecer en la mansión para supervisar las labores domésticas.

Sacudiendo ligeramente la cabeza para despejar sus pensamientos, William respondió con firmeza. "Morgana, tu deber como líder de las sirvientas es quedarte en la mansión y dirigir a las demás. Debes permanecer en la mansión".

La mirada de Morgana se volvió intensa, y su tono, aunque calmado, llevaba una pizca de autoridad. "Iré donde mi querido amo me ordene. Nadie me alejará de él", afirmó con determinación, dejando claro que su lealtad hacia Noah estaba por encima de cualquier otra responsabilidad en la mansión.

William observó a Morgana con sorpresa mientras ella mantenía una mirada serena y distante, algo que lo desconcertó profundamente. Morgana siempre le había hablado con un respeto, pero ahora, parecía tratarlo con indiferencia, como si todo lo que había sucedido antes no importara.

En la mente de Morgana, se preguntó brevemente qué sucedería si William insistiera en que se quedara. Estaba segura de que podría someterlo y seguir con sus preparativos como su amo Noah le había ordenado. Sin embargo, William cedió y le permitió ir.

"Gracias, Lord Morrison", dijo Morgana con una voz serena y formal, sin mostrar emoción alguna. Mientras William se alejaba, ella continuó con sus tareas, manteniendo su compostura imperturbable mientras se preparaba para el viaje con su amo y su hermana.

El carruaje estaba listo para partir. Noah y Samantha estaban cómodamente instalados en su interior, mientras que Morgana tomaba las riendas y se preparaba para conducirlos hacia la ciudad.

Noah, con una sonrisa traviesa en el rostro, extendió su mano y comenzó a acariciar uno de los pechos de su hermana, quien, entre gemidos, le confirmó que había dicho lo que él le ordenó decir a su padre.

"Sí... sí, lo hice...", murmuró Samantha, susurrando entre jadeos mientras el tacto de su hermano le provocaba sensaciones placenteras.

Noah sonrió satisfecho ante la obediencia de su hermana, disfrutando de su poder sobre ella. Mientras tanto, Morgana mantenía su compostura serena al volante, concentrada en el camino por delante pero consciente de todo lo que ocurría detrás de ella en el carruaje.

Mientras conducía el carruaje, Morgana mantenía su mirada fija en el camino, pero su mente divagaba en sus pensamientos. Deseaba que fueran sus propios pechos los que su amo, Noah, acariciara con esa misma pasión. Un leve rubor cubrió sus mejillas al imaginar esa escena, pero rápidamente lo disimuló con su seriedad habitual.

"Quizás después", se dijo en silencio, reprimiendo cualquier emoción que pudiera traicionar sus pensamientos. "Tengo toda una vida por delante, puedo esperar un poco más para que llegue mi turno."

Morgana apretó las riendas con determinación, enfocándose en su tarea y reafirmando su lealtad hacia Noah. Aunque deseaba sentir su toque, sabía que su momento llegaría eventualmente. Por ahora, su deber era servir y proteger a su amo y a su hermana, y eso era lo que haría, sin importar sus propios anhelos.

Influenciada por el brazalete que llevaba en su muñeca, obedeciendo las órdenes de su amo, Noah.

Los tres llegaron a la ciudad en medio de la bulliciosa actividad de las calles. Noah, Samantha y Morgana dejaron el carruaje y continuaron su camino a pie. A medida que avanzaban por las concurridas calles, llamaban la atención de los transeúntes por su imponente presencia y su aura de elegancia.

Noah caminaba con confianza a la cabeza del grupo, con su porte seguro y su mirada fija en el horizonte. A su lado, Samantha caminaba con gracia, su cabello ondeando suavemente con la brisa y su rostro iluminado por una sonrisa radiante. Morgana seguía detrás de ellos, mostrando una compostura impecable y una determinación en cada paso que daba.

A pesar de la belleza evidente de las dos mujeres, tanto Samantha como Morgana ignoraban las miradas de admiración que recibían de los transeúntes. Sus pensamientos estaban completamente centrados en su amo, Noah, y en cómo podrían satisfacerlo y complacerlo aún más.

Para ellas, la única opinión que importaba era la de Noah, y estaban decididas a demostrarle su lealtad y devoción en cada momento. Así que, mientras caminaban por las concurridas calles de la ciudad, su única meta era asegurarse de que su amo estuviera completamente satisfecho con ellas.

Los tres entraron en la tienda de artículos sexuales, donde una mezcla de fragancias de incienso y madera antigua llenaba el aire. El interior estaba decorado con telas ricas y cortinas pesadas que daban un aire de misterio y sofisticación. Estaban rodeados de estantes repletos de objetos de todo tipo, desde juguetes de cuero hasta velas aromáticas y disfraces elaborados.

Noah se adelantó, con una expresión de determinación en su rostro mientras examinaba los diferentes productos. Samantha y Morgana lo siguieron de cerca, observando con curiosidad todo lo que la tienda tenía para ofrecer.

Después de unos minutos de exploración, Noah señaló hacia una sección en particular. Era una colección de lencería fina, con corsés de encaje, camisones sedosos y conjuntos de ropa interior elaborados. Entre ellos, destacaban algunos conjuntos diseñados específicamente para sirvientas, con delantales cortos y faldas fruncidas que realzaban la figura.

Noah tomó un conjunto de lencería de sirvienta sexy y lo examinó con interés. Era de un color negro profundo, con encajes intrincados y detalles de lazo satinado. Con una sonrisa traviesa, se lo mostró a Samantha y Morgana, quienes asintieron con aprobación.

Luego, procedieron a explorar el resto de la tienda, seleccionando juguetes y accesorios que despertaran su interés. Desde fustas de cuero hasta esposas ornamentadas, no dejaron piedra sin remover en su búsqueda de placer.

Después de hacer sus selecciones, salieron de la tienda con bolsas llenas de tesoros sensuales. Estaban ansiosos por regresar a casa y poner en práctica todas las nuevas adquisiciones, sabiendo que la noche prometía ser una de aventuras y placer sin fin.

Después de eso Noah había llevado a Samantha y a Morgana a uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad, un lugar reservado para los nobles. Mientras se sentaban en una mesa lujosa, rodeados de opulencia, Noah les recordó sus deseos de que se mantuvieran saludables.

"Chicas, hoy ustedes comerán cosas saludables", les ordenó con voz firme pero cariñosa. "Quiero que sigan luciendo sexys y sanas para mí".

Samantha y Morgana asintieron con sumisión, expresando su amor y lealtad hacia su amo. Aceptaron sus órdenes sin dudarlo, prometiendo obedecer sus deseos.

Noah ordenó una suculenta porción de carne, deleitándose con la perspectiva de una comida deliciosa. Cuando los platos llegaron, Samantha y Morgana se acercaron a él con una expresión de preocupación en sus rostros.

"Amo, ¿puedo darte de comer en la boca?", preguntó Samantha con ternura, mientras Morgana asentía con aprobación. "No es saludable que coma solo carne querido amo".

Noah se sintió intrigado por el gesto maternal de sus esclavas. Les miró con una mezcla de excitación y satisfacción al darse cuenta de que estaban asumiendo un papel protector hacia él. Era algo que podía aprovechar más tarde, durante su sesión de amor.

"Por supuesto, mis queridas", respondió Noah con una sonrisa juguetona. "Estoy de acuerdo. Por favor, sírvanme".

Las dos mujeres comenzaron a alimentar a su amo con cuidado y ternura, mientras compartían una conexión íntima en ese espacio exclusivo reservado solo para ellos. Noah disfrutaba del momento, consciente del poder que ejercía sobre ellas y de la complicidad que compartían en su juego de seducción y sumisión.

Noah guió a Samantha y Morgana hacia su habitación en la posada con una sonrisa juguetona en el rostro. Una vez dentro, las llevó suavemente a un estado de trance, preparándolas para su nuevo experimento. Les ordenó que buscaran su lencería, y en poco tiempo Samantha estaba vestida con un conjunto de sirvienta sexy mientras que Morgana llevaba un atuendo de chica mágica con coletas.

Pero Noah quería llevar las cosas un paso más allá. Usando su control mental, reescribió sus recuerdos y les hizo creer que ahora eran las madres de Noah y que su misión era llenarlo de amor y cariño. Esta idea surgió de la conexión maternal que mostraron durante la cena que compartieron.

Cuando las dos mujeres salieron del trance, se encontraron con Noah y sus ojos brillaron con amor y ternura. Con voces suaves y llenas de afecto, lo llamaron "hijo" y se lanzaron sobre él, cubriéndolo de besos y abrazos. Noah se sintió abrumado por el afecto de sus "madres", disfrutando del cálido abrazo y la dulzura de su amor.

Noah se encuentra en su habitación, observando con asombro cómo sus esclavas, especialmente Morgana, han cambiado de actitud de manera tan drástica. Aunque ya sabía que el control mental había influido en sus emociones, nunca había visto a Morgana tan expresiva y entregada. Ella, que siempre había sido reservada y serena, ahora mostraba una devoción casi desbordante hacia él.

Por otro lado, Samantha, quien Noah siempre había visto como una especie de madre sustituta, ahora adoptaba ese papel de manera casi oficial. Su gesto maternal era palpable, y Noah podía sentirlo en cada uno de sus cuidados y atenciones.

El pene de Noah palpita con excitación ante este nuevo giro en la dinámica con sus esclavas. Sin embargo, su sorpresa se intensifica cuando Samantha, con su habitual tono juguetón, comienza masturbar suavemente su pene, insinuando el deseo de Noah de ser mimado por su "mami".

Noah se deja llevar por la sensación placentera de sus, mientras observa a Samantha con deseo. Está encantado de ver cómo su orden ha transformado la relación entre ellos, llevándola a un nivel de intimidad que nunca antes había experimentado.

Morgana miró a Noah con una expresión de amor y locura, sus ojos brillaban con devoción mientras sus labios esbozaban una sonrisa tierna. Con delicadeza, acarició su rostro y, con voz suave pero llena de pasión, preguntó:

"Querido Noah, ¿quieres que mami que te amamante? Haría cualquier cosa por ti, mi amor, cualquier cosa para llenarte de amor y cuidado."

Sus palabras resonaron en la habitación, cargadas de una pasión que reflejaba la profundidad de su conexión con Noah.

Morgana dejó escapar un gemido de placer cuando sintió la intensidad con la que Noah bebía de su pecho, su cuerpo temblaba ligeramente bajo el tacto de su bebe, Morgana miró a Noah con una expresión de amor y locura, sus ojos brillaban con devoción mientras sus labios esbozaban una sonrisa tierna. Con delicadeza, acarició su rostro.

Samantha, observando la escena con una mezcla de sorpresa y ternura, se acercó a ellos y agregó con determinación:

"Y yo también, Noah. Aunque mis pechos no puedan alimentarte, mi corazón está aquí para ti. Haré todo lo que esté a mi alcance para cuidarte y amarte, si Morgana te está ofreciendo su amor de esa manera, quiero hacer lo mismo. Quiero cuidarte y amarte de la misma manera que ella lo hace."

Noah miró a Samantha con una mezcla de sorpresa y gratitud. Era evidente que el control mental había fortalecido el vínculo entre los tres de una manera que nunca habían experimentado antes. Asintió con una sonrisa, sintiéndose abrumado por la devoción de sus esclavas.

"Gracias, mis queridas madres. Su lealtad y amor significan mucho para mí", expresó con sincera emoción.

En un gesto de dominio, Noah miró a su hermana con una expresión seria pero cargada de deseo. "Mama, ahora eres tú quien debe cuidarme", ordenó con voz firme. Samantha, hipnotizada por las órdenes de su hermano, asintió obedientemente y se acercó a él.

Mientras tanto, Noah dirigió su atención a Morgana con una mirada ardiente. "Morgana, ven aquí", ordenó, indicándole con un gesto que se acercara a la parte inferior de la cama para que introduzca su pene en su vagina.

Morgana, respondiendo a su comando, se movió hacia él con una mezcla de sumisión y anticipación en sus ojos. Con una mano, acarició las piernas de Noah mientras obedecía su deseo de dar placer luego de un rato volvieron a cambiar de posición.

Alexander había tocado la puerta varias veces, pero el silencio reinaba en la habitación de Noah. Con una preocupación creciente, decide entrar para asegurarse de que todo esté bien. Al abrir la puerta, se encuentra con una escena que lo deja perplejo y preocupado.

Alexander, impactado por lo que ve, se queda en silencio por un momento, sin saber cómo reaccionar ante la escena tan inesperada. Los sonidos suaves de succión y el movimiento rítmico del trasero de Samantha siendo penetrada por su propio hermano llenan la habitación.

Morgana está sentada en la cama, amamantando a Noah con una expresión de sumisión en su rostro. A su lado, Samantha encima de el, siendo penetrada por Noah gimiendo del placer como perra en celo. La sorpresa y la consternación se reflejan en los ojos de Alexander mientras observa la escena.

Por un momento, la indignación bulle en su pecho al ver cómo otra gran mujer ¿Cómo puede permitirse Noah tratar a Morgana de esta manera? ¿Cómo es posible que una mujer tan fuerte y elegante como Morgana haya sido reducida a un simple títere, a merced de las órdenes de su amo? Es difícil de creer, pero allí está, sirviendo a Noah con una devoción que parece inquebrantable. Sin embargo, sabe que su lealtad está con Noah, así que se limita a obedecer en silencio.

Noah lo saluda con una sonrisa, pero las dos mujeres no parecen darse cuenta de su presencia. Su único objetivo parece ser complacer a Noah, y no les interesa nada más. Con un nudo en la garganta, Alexander asiente y se retira de la habitación, pensando en su deber de ser leal a su señor, aunque eso signifique presenciar escenas que lo perturben profundamente.

Después de una noche de pasión ardiente, los tres caen exhaustos en la misma cama, envueltos en el éxtasis del momento. La luz del amanecer comienza a filtrarse por las cortinas entreabiertas cuando Noah se despierta lentamente, sintiéndose reconfortado por la calidez del abrazo de los pechos de su amada hermana.

Al abrir los ojos, se encuentra acostado sobre los pechos de su hermana, su suave respiración acariciando su rostro. notó a Morgana, su fiel sirvienta mama, limpiando el desorden que habían dejado la noche anterior. Sus ojos se encontraron brevemente, y una chispa de complicidad pasó entre ellos antes de que ella continuara con su tarea.

Decidiendo que no hay mejor manera de empezar el día, Noah se inclina hacia su hermana y deposita un beso tierno en sus suaves pechos, expresando su amor y gratitud por todo lo que han compartido. Con un suspiro de satisfacción, se acomoda nuevamente entre los pechos su hermana, listo para dejarse llevar por el dulce sueño que les espera.