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Chapter 26 by Delamugre Delamugre

¿Ha evangelizado lo suficiente?

No, no ha sido suficiente

Pelayo espero. Solo habían detenido a una fracción de sus seguidores. El resto, fuera de la cárcel, movería cielo y tierra para solucionar esto. Por desgracia, eran demasiado pocos, con escaso poder. Lo intentaron, eso si, pero fue un fracaso.

Hubo un juicio, donde acusaron injustamente a Pelayo de asociación criminal, estafa, secuestro... Querían exonerar al resto de sexeonistas como si tuvieran el cerebro lavado. Era mas fácil para la sociedad aceptar que un manipulador maligno había corrompido a sus hombres que pensar que ellos habían abierto su mente a la verdad.

EL juez le declaro culpable, sentenciado a diez años de prisión. En la cárcel, su fama pronto fue conocida por el resto de presos, convirtiéndose en la putilla del presidio. Los guardias, que lo sabían, fueron trasladando a Pelayo de celda en celda para que todos los presos, desesperados por sexo, pudieran follarse al "cura de los polvos" como le llamaban

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El mundo no estaba preparado para el mensaje de Pelayo. En eso se había equivocado. Preferían vivir en sus vidas llenas de dolor y soledad. Pero ¿y si el problema no era el mensaje si no su mensajero? ¿y si Pelayo no había sido un buen profeta?...

Ese camino mental desviaba totalmente al pecador del premio de Lujuria, y daba la razón a su hermano Soberbia. Lujuria había fracasado, y ahora debía pagar sus consecuencias.

FIN DE LA HISTORIA DE SOBERBIA

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