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Chapter 17
by Delamugre
Pasan las horas
DIA 6: GUIZA Y SAQQARA (NOCHE)
Tras la cena, ya recuperado de las emociones de todo el día. Nos reunimos varios de los más marchosos para salir por la noche para disfrutar la noche Cariota. En nuestro hotel no había ****, por qué parece que el dueño era un jeque de Arabia saudí, así que, algo asustado por el choque cultural, conseguimos encontrar otro hotel, de bastante peor pinta, en qué en su terraza en el ultimo piso había un bar con muy bien ambiente y con la cerveza que necesitábamos. El grupo que íbamos era: Tomas y su mujer, David y la suya, insufrible como siempre, Jorge y la suya, simpático y sexy, otras dos chicas y mi marido y yo.
Empezamos a tomar cervezas y a reírnos. A disfrutar de las vistas y a charlar. El bar estaba lleno de gente local. Gente joven y exótica que me atraía. Además, no podía irme a dormir sin darle a David su ración de polla. Decidí que me divertiría un poco pero antes, me fui a mear. Al salir del baño me encontré al mismísimo David. Su pelo corto y su barba entrecana. Su mirada dura. Su voz grave.
-¿Como lo haces?- me dijo
Le miré anonadado
-¿Que?
-¿Como lo haces? ¿Cómo haces para follarme el culo todos los días?
Me quedé de piedra, paralizado.
-No se de que…
-No lo niegues. Al menos me debes eso. No tengo nada para comprobarlo más que mis observaciones. Se que de repente sentía como si me follaran y aparecía, en mi culo, esperma. Lo tengo guardado aunque soy lo suficientemente consciente de que no puedo hacer nada con el. No tengo pruebas, solo la condición de que tengo razón. Dímelo, ¿es verdad? ¿Me has follado?
Estaba temblando. Nunca nadie me habían pillado. Además, en menos de que, ¿5 Días? Aunque, en lo de las pruebas tenía razón. Era imposible que nadie le creyera y poder por fin hablar de algo así con alguien…
-Puedo parar el tiempo-le confesé.
Una sonrisa de alivio aprecio en el rostro adusto y seco de David.
-Gracias por decirlo, me estaba volviendo loco. ¿Cómo lo haces?
-Eso no puedo decírtelo. Entiendo que estés enfadado y mira… en serio, lo siento. Yo…
-No me importa.
Me quedé de nuevo en shock. ¿Como?
-¿No te molesta que te follara?
David negó con la cabeza.
-¿Lo has hecho con más personas? Me he estado fijando y creo que puedo identificar a alguna de tus víctimas.
-Si, con otras pero…
-¿Pero has repetido? ¿Lo has hecho con alguien todos los días?
Negué con la cabeza
-No. Solo contigo.
El sonrió de nuevo. Entonces lo entendí. David era muy inteligente y observador, pero no podía ser dios. No sabía de la función de sugestión. De cómo le había manipulado para que buscara la atención y cariño que no le daba su mujer. Y había encontrado eso, conmigo.
-¿Por qué?- dijo por fin-¿Por qué me has elegido?
Estábamos solos en ese pasillo. La música sonaba lejos de nosotros. Apenas había luz. Me acerqué hasta el y le cogí de la cintura. Acerqué mi cara a su lado y no me rechazo. Tenía casi exactamente mi altura, y mis ojos se quedaron fijos en los suyos.
-Por que eres muy guapo. Por qué eres muy listo. Por qué estás buenísimo. Por qué eres único.
Entonces me beso. Primero un beso casto, un pico en mis labios. Luego abrió la boca y yo le recibí. Nos besamos apasionadamente, juntando nuestros cuerpos lo máximo posible. Tras un tiempo nos separamos, siendo conscientes de dónde estábamos.
-La quiero- me dijo- y me atraen las mujeres, no los hombres. Pero me haces sentir… especial. Primero no sabía lo que había pasado. Sentía una sensación extraña y luego un placer pulsante. No sabía que era pero sabía que me había escogido a mí. Empecé a desearlo, a buscarlo. No sabía el origen pero, por ejemplo, supe que pasaba en la piscina del crucero, por eso acudía siempre allí. Cuando por fin tuve alguna idea de quien podía hacerlo…
Me metió en el baño de nuevo cogiéndome de la mano. Entramos a a uno de los retretes y lo cerramos. Allí volvimos a besarnos un rato.
-No quiero dejar a Vanesa. La quiero y ella me quiere a mí, a su manera, pero la quiero. Pero tampoco puedo renunciar a lo que me has dado. Quiero que lo hagas de nuevo, que me folles. Pero está vez quiero ser consiente de ellos. Quiero sentirlo en el presente, no en un eco.
Volvimos besarnos y sus manos temblorosas bajaron por mi cintura hasta me entrepierna, que noto dura.
-Fóllame.
-
Es muy arriesgado hacerlo aquí- le dije.
- Entonces hazlo. Para el tiempo.
Me dio otro beso largo para, a continuación, empezar a desabrocharme los pantalones. Se puso de rodillas y me sacó la polla. La miro con confianza y, como si cogiera impulso, se la metió en la boca. Luego me miro a los ojos, orgulloso de su paso y conecte con él al momento. Le acaricie cariñosamente mientras sacaba su lengua y recorría todo el mástil de mi polla erecta.
-Muy bien, mi chico.
Escuchamos un ruido fuera. Alguien había entrado.
-Cierra los ojos. No puedes ver cómo lo hago o no funcionará.
David obedeció, pero continuo con mi polla en su mano, yo metí la mía en mi bolsillo y saqué el móvil. Rápidamente pude apretar el botón de parar el tiempo. Luego, usé la burbuja de tiempo para seleccionar a algo más grande, al mismo David. El comenzó a moverse para mi percepción, pero para el no había sucedido nada. Disimuladamente me guarde el móvil de nuevo en el bolsillo.
-Ya puedes abrir los ojos-le dije.
El lo hizo y me sonrió de nuevo. La verdad, era guapo, pero verle así, diferente a la cara de amargado que tenía siempre le hacía bastante atractivo.
-¿Ya está hecho?
-Míralo por ti mismo.
David se levantó. Me guardo la polla de nuevo con delicadeza y me dio otro tierno beso en los labios, como si fuéramos pareja. Luego salió, confiado. Afuera había un joven egipcio, era algo gordito, con barba muy arreglada. Se había quedado paralizado, justo en el momento en que se abría el cinturón para orinar. David llegó a su lado, le tocó con un dedo y pasó la palma de su mano ante sus ojos. Claramente no reaccionó.
-Puedes hacer lo que quieras con el. Puedo volver a que se encuentre en este mismo instante. No se dará cuenta.
-Si que lo hará- me replicó -Sentirá todo lo que le hagamos al momento. Yo me di cuenta.
Salió del baño, y yo le acompañe. Llegamos al bar y, divertido, cogió la cerveza que tenía en la mano otro cliente y e intentó darle un trago. El liquido no se vertió del vaso.
-Afecta también a los líquidos.
Escupió en el suelo.
-Excepto si salen de nuestros cuerpos. Claro. Por eso podías correr dentro de mi.
Yo le seguí por todo el bar, a dos pasos, interesado en ver cómo reaccionaba. Cogió un vaso y lo lanzo por los aires. Este se desplazo hasta cierto momento, donde se quedó estático en el aire. Emitió un "hum". Movió cuellos y cuerpos y a dos mujeres les tocó un pecho, guiñándome el ojo, pícaro.
-No todo va a ser porno gay- me dijo sonriente.
Yo le sonreía también. Estaba pletórico como un niño pequeño. Estaba muy guapo. Quise abrazarlo y besarlo de nuevo. Entonces llegamos a la mesa donde estaba nuestro grupo.
Le cambio la expresión, quedándose mas serio. Se acercó a su mujer y le acaricio el pelo. Luego le dio un bonito beso. Reconozco que me puse celoso, pero permanecí callado y quieto.
-¿El lo sabe?-Me preguntó, señalando a mí marido.
-No. El no lo soportaría. No lo aprobaría.
Asintió, comprendiéndolo. Se acercó de nuevo a mí y me beso, reconciliándome con él.
-¿Le has hecho algo a Vanessa?
-No. Se que crees que soy un monstruo…
-No lo eres.
-Venga. Lo que hago es prácticamente violación. Lo que te hice...
Me asalto la culpa. Recordé por qué dejé de usar la app en mi vida normal. De cómo dejaba a mi alrededor una rastra de culos desvirgados y repletos de esperma. Cada vez más vicioso, más pecaminoso.
-No pidas perdón por usarlo. Haz lo que quieras y con quién quieras. Tienes el poder. Has sido elegido de alguna manera.
Cogidos de la cintura, acaricie su brazo izquierdo con ternura.
-¿No me odias por follarte todos los días? ¿Por usarte sin preguntarte?
David me dio otro beso, largo y con lengua. Me entregué a el. Dejé que me cogiera con fuerza de la cintura y me atrajera a su cuerpo.
-De cierta manera me salvaste. Pero ya no lo hagas mas-me dijo.
-Lo prometo.
Entonces sonrió, de un barrido de su brazo, aparto los vasos y botellas de cerveza de la mesa y se sentó en el borde.
-Ahora quiero ser consciente. Ven aquí.
Me lancé a su cuerpo. Nos besamos y empezamos a desvestirnos. Le baje su pantalón y lo arroje a un lado, cayendo sobre Tomas. Los dos nos reímos y volvimos a besarnos. Le quité su calzoncillo, y, siguiéndole el juego, se lo puse en la cabeza a la mujer de Jorge. Luego me fui a su polla. Me la metí en la boca y lamí y lamí. El disfrutaba y gozaba. Se abría de piernas y yo bajaba a sus huevos y a su perineo. Nuestros amigos y parejas nos observaban en silencio y eso nos excitaba aun más. Le comí el culo con verdadera devoción mientras le decía lo especial que era. Con cada lengüetazo, con cada dedo en su interior, el era más feliz. El era más mío. Me bajé los pantalones torpemente y agarrándole las piernas y colocándomelas entre la cabeza, comencé a follármelo. Mi polla entró fácilmente, pues ese culo había sido abierto todos los días. El sonrió, gozoso, mientras le embestía una y otra vez.
-¡Si. Fóllame!- gritaba a plena voz, sin miedo a que nadie nos escuchara- ¡Fóllame fuerte!
Yo intenté complacerlo, pero enseguida noté cómo la excitación de todo lo sucedió me devoraba y empecé a correrme. Ni siquiera pude sacarla de su culo. Empecé a masturbarlo al momento, su polla no tardo tampoco en correrse, cayendo sobre su pecho.
Me tumbe sobre el, encima de la mesa. Le bese y el me devolvió el beso. No quedamos así un par de minutos, abrazados, desnudos y muy juntos.
-No dejes de hacer esto. No conmigo. Con quien sea. Si alguien se siente al final igual que yo, habrá merecido la pena.
-Joder- le digo divertido- si que te ha gustado el polvo.
Su rostro se iluminó de nuevo con una sonrisa. Estaba guapísimo, a menos de un centímetro de mi, notando su respiración.
-Mañana otra vez- me dijo- Ya sabes. Una vez al día.
- Cuando quieras, y como tú quieras.
Nos levantamos al momento. Le quité una camiseta a uno de los clientes y la usé para limpiar su corrida en su pecho. Luego, le miré divertido y escogí a un moro especialmente atractivo que disfrutaba de una cachimba con su novia. Le abrí la boca y le restregué la polla por el interior de su boca, limpiándomela.
David me sonrió, e hizo lo mismo con su novia. Encogió sus hombros como diciendo “no me mires así, soy hetero” y yo le devolví la sonrisa. Nos vestimos y volvimos al baño. Nos pusimos cada uno en un retrete, volví a poner todo en su sitio con un solo botón y reanude el tiempo.
Salimos a la vez, pues el sonido del egipcio meando nos indico que todo volvía a la normalidad. Fuimos a nuestra mesa sin que nadie percibiera nada raro. Cogimos nuestra cerveza y dimos un trago. Luego el me hizo un gesto con la cabeza para señalarme a la pareja que había sido nuestra limpieza genital. Los veíamos tan normal, como si no hubieran recibido la polla de dos desconocidos en su boca hace unos minutos. Los dos nos reímos de nuestra broma secreta.
Esa noche dormí como jamás lo había hecho.