A casa de su familia

Aterrado por lo que acababa de suceder, Asier sacó de su bolsillo las llaves y, con pulso tembloroso, accedió a su casa familiar. Tras cerrar la puerta pudo respirar aliviado. Ya tenía un plan, se encerraría en su casa hasta que pasaran los efectos de la poción. Era un buen plan, si.

-¿Hola?- escucho decir a su padre desde el salón- ¿Quién es?

"Mierda-pensó el muchacho- si mi padre me ve querrá..." Se obligó a borrar esa imagen de su mente y corrió escaleras arriba. En dirección a si cuarto. Al llegar, escucho otro ruido. La puerta de la habitación de su hermano mayor se abría. Su padre no estaba solo. Como acto reflejo, entró en la primera puerta que encontró, el baño.

Parecía que lo sucedido hace menos de media hora volvía a repetirse. Asier no estaba solo en el baño. Saliendo de la ducha, y vestido solo con una toalla, estaba su hermano Izan. Tenía 26 años, pero parecía más joven, incluso que el propio Asier. Era increíblemente guapo, con un rostro bellísimo, un pelo negro y largo hasta las orejas y unos músculos increíblemente definidos. Una estatua griega viviente que siempre se había aprovechado de su imagen para conseguir lo que quisiera, entre otras cosas, mangonear a su hermano pequeño.

¿Que haces aquí?-preguntó el joven, mientras se ataba una toalla a la cintura para tapar su desnudez- ¿No ves que estoy en la ducha?

-pe.. pe .. peer.. perdona izan- logró decir Asier, mientras se giraba para marcharse.

-¡Espera!- le gritó su hermano.

El pecador cometió el error se voltearse hacia su hermano. Este, mirándole seductoramente, se quitó lentamente la toalla, enseñándole una polla de gran tamaño, dura y preparada.

-¿No quieres quedarte un poco más?- le preguntó.

Asier salió del baño antes de que el brazo de su hermano pudiera alcanzarlo.

Escapando de la visión, no sé si hermano desnudo, si no de su hermano proponiéndole sexo, entro en la puerta de enfrente del baño, sin pensar no siquiera que era la del cuarto de su otro hermano. Ibai era el primogénito, el orgullo de su familia. De pequeño era rubio, pero al crecer fue poco a poco volviéndose el cabello más castaño. Era también muy atractivo, pero no por si facciones angelicales como Izan, si no por una especiales de elegancia y masculinidad intelectual que siempre el envolvía. A sus 29 años ya era socio de un importante buffete de abogados, y se había casado hace un par de años.

Por eso le sorprendió horrores a Asier encontrar a Ibai en su cuarto. ¿No debería estar en su casa, con su mujer embarazada? Pero se encontraba allí, tumbado en su antigua cama, totalmente desnudo. Su barba casi rojiza le hacía más masculino ( detalle que siempre uso para insultar a Asier, pues nunca le había salido más vello facial que un ligero bigotillo) su pecho recorrido por vello rubio, casi translucido. Su polla, más larga que gorda , erecta, se mecía ella sola sin necesidad de tocarla.

-No se quién te ha invitado a la reunión familiar-dijo con su voz grave y masculinida Ibai- pero me alegro que hayas venido. ¿Acércate un poco?

De forma mecánica, Asier dio un paso en dirección a la cama. Nunca había rechazado una orden o sugerencia de su hermano mayor. En su niñez y adolescencia se dedicó, además de a sus estudios, a hacer la tareas del hogar que sus familiares le ordenarán. Recoger los calzoncillos usados, olorosos tras un intenso entrenamiento en el tenis que le gustaba practicar a Ibai fue una experiencia que a veces recordaba con terror.

Pero Asier no dio el segundo paso. Sabía lo que eso significaría. Negó con la cabeza, incapaz de hablar y salió de la habitación.

No había tenido contacto con su hermano mayor desde que había entrado en la casa. ¿ Como le había afectado la poción, si no lo había visto? ¿Quizá por qué, como dijo el vendedor, sus efectos eran más potentes de lo que creía? ¿Estarían aumentando?

Para reforzar su teoría, al salir al pasillo se encontró con otro hombre, su padre. Jon era un hombre ya en los cincuenta, de aspecto fiero y carácter malhumorado. Jamás había permitido que Asier le llevara la contraria, especialmente desde la muerte de su mujer. El control que tenía sobre su hijo menor era tal que, con un solo gesto de una de sus cejas, el muchacho sabía exactamente que debía hacer.

Y allí estaba Jon, desnudos. Sus casi dos metros de altura. Su pectoral recubierto de grueso vello negro. Su polla dura y grande, apuntado a Asier, y siendo masturbada por su dueño. No había visto a su padre al llegar, pero el estaba totalmente excitado mirando a su Benjamín.

-que buenos estás-decia, mientras el aterrorizado y bloqueado Asier permanecía quieto-como quiero follarte.

Y la polla estalló, enviando no dos ni tres sino cuatro densos disparos de leche que impactaron sobre el pecho y la cara de su hijo. En ese momento en cuando reaccionó Asier, retrocediendo a su anterior cuarto y cerrando con un pestillo tras él

Tras la seguridad de la puerta cerrada, Asier pudo respirar tranquilo. Poco le duró. Un fuerte golpe le hizo caer hacia atrás.

-Abre la puerta-dijo su hermano mayor, autoritario.

-Se un niño bueno y abreme-dijo de repente con tono conciliador su padre Jon.

-Si, si- hablo entonces Izan-¿No quieres que juguemos a la consola o algo?

Ese último comentario casi hace escupir aal suelo a Asier. Jamás había sido más que una criada para esos tres matones. Unos ruidos extraños, como jadeos, le atrajo de nuevo. Los muy viciosos se estaban masturbando ante la puerta. Cais pudo escuchar como el esperma golpeaba su superficie y resbalaba hasta el suelo. Derrotado, Asier fue hacia su camas y se abrazó las piernas.

Los golpes en la puerta se repitieron cada cierto tiempo, igual que sus insinuaciones sexuales. No sé marchaban. Simplemente la idea de tener al objeto de sus deseos separados por una simple puerta les ponía tan cachondos que no pensaban en otra cosa que en penetrar al muchacho.

-No van a parar- se dijo en voz alta- son capaces de tirar la puerta abajo y violarme entre los tres.

Como repuesta al pecador, se produjo un fuerte golpe sobre la puerta, vibrando casi toda la casa.

-¡PARAD!- gritó en respuesta Asier.

Los golpes cesaron. Asier se sorprendió por su tono. Casi temblaba. Jamás les había gritado a su familia.

-Por favor hijo- dijo Jon, acariciando la puerta desde su lado- Necesitamos follar contigo. Lo necesitamos de verdad.

-Por favor- Le siguió Ibai- se que nos portamos mal contigo peor de verdad necesitamos verte desnudo. Se que suena muy raro, yo tampoco lo entiendo, pero tengo que follar contigo. Solo pienso en eso.

Suplicaban. Su familia estaba suplicando. Asier no podía creerlo. Jamás había pasado nada similar. Esa sensación de poder era tan...novedoso. No podía dejarlo así, necesitaba explorar algo más, y de paso, darles algo para que no destrozarán la casa para llegar hasta él.

-Muy bien- dijo, con seguridad y sin tartamudear- Abriré la... La... La... Puerta solo a uno.

Parece que hubo una discusión tras la puerta. Asier espero, nervioso y expectante ¿De verdad iba a follar con un miembro de su familia?

-Nos parece bien- dijo su hermano Izan como representante de los tres- elije tú.