SOBERBIA: Pelayo, joven religioso y prepotente

El archi-demonio Soberbia esperaba a Lujuria en sus propios dominios, contemplando como varios de sus pecadores, dentro de un pozo de excrementos hasta el cuello, eran insultados por sus propios padres.

-Entonces-le dijo- ¿Quieres seguir con el tema del apuesta?

-Claro. Este siglo será mío.

Soberbia le calla con una sonora carcajada.

-¿Estas senil?-le dice, sonriente- ¿Cuántas veces los has intentado y en cuantas veces has fracasado? Lo intentaste en Epicuro con los hedonistas, y esos filósofos le dieran la vuelta a tu idea de placer. Luego fueron las bacanales en roma, pero esa idea no se expandió mas allá de a un puñado de familias. Reconozco que estuviste acertado en los años 60 del siglo pasado, pero ese siglo era de Ira y esa lucha fue en vano. Siempre has fracasado por que tu pecado es un pecado menor, como Pereza o Gula. Jamás podrás ser nuestro Líder.

-Crees que será tu siglo, ¿No?-le replica Lujuria.

-Bueno, ¿Has visto las redes sociales? ¿Has escuchado a los presidentes de las naciones, compitiendo por quien tiene la polla mas larga? Si. Creo que puedo ganar. Codicia me lo pondrá difícil y Envidia puede ser un buen competidor, pero tu...

-Muéstrame a tu pecador-Le corta tajante Lujuria.

La sonrisa lobuna de Soberbia no le pareció nada tranquilizadora al barón.

De rodillas sobre un banco en una iglesia, se encuentra un joven de pelo oscuro y porte atlético. Está rezando, absorto de que dos poderosos barones del infierno le están observado desde las sombras.

-Este es Pelayo. 26 años. Estudio Podología por orden de su padre, pero siempre le ha atraído la carrera eclesiástica. De hecho, tras finalizar sus estudios, se planto ante su padre y le dijo que quería ser sacerdote, y ahora se encuentra en el ultimo año de seminario, a punto de ordenarse.

Lujuria mira extrañado a su hermano

-¿Un religioso? ¿No has tenido problema con alguna de las virtudes?

Soberbia niega con la cabeza.

-Este, igual que su familia, es totalmente mío. ¿Acaso no has tenido clérigos y monjas entre tus pecadores?

-Entonces-le dijo Soberbia con su odiable sonrisa- ¿Te retiras de la apuesta?

-Claro que no.

-Veo que tu inteligencia no ha llegado aun a la conclusión acertada. Te recuerdo los puntos de este extraño juego al que nos has involucrado. No puedes influir directamente sobre él con tus poderes.

-Lo se. El debe escoger libremente. Se las reglas que me impuse.

-Y debe ser mejor pecador en mi pecado. en soberbia.

Lujuria siente que algo va mal. De repente, lo entiende todo. Comprende la trampa donde le ha metido su hermano.

MIERDA.

-Su fe. Sus creencias-musita Lujuria- Ese es el pilar de su pecado.

Soberbia aplaude.

-Exacto, mente lenta. Pelayo cree que tiene la razón sobre los demás. Que es mejor persona y que llegara al cielo por que será sacerdote católico. Que solo él puede salvar el alma de todos los pecadores del mundo. Pero su fe necesita reglas. necesita dogmas y, ¿uno de ellos es...?

-La castidad.

-Correcto. Si el rompe su compromiso con su fe ya no será mejor que esos pecadores a los que ve inferiores. Por lo tanto, ya no seria un pecador de soberbia. Pero claro, solo puedes corromperle a través de la lujuria. Ahora que lo comprendes, ¿Renuncias a este estúpido juego que ya estaba perdido? No puedes ganarme.

-Largo-le dijo Lujuria, y su hermano, entre carcajadas, desaparece dejando una nube de color naranja detrás de él.

No se iba a rendir. Eso lo sabia bien Lujuria. Tenia tiempo para pensar, para trazar estrategias. Algo se le ocurriria.