Receptáculo (Productor musical)

El sonido de unas llaves en la puerta despertó a Toni. Era su asistenta del hogar, Carmela, recordó de improviso. Las persianas de la habitación comenzaron a ascender solas, y la luz invadió la estancia. Era una habitación amplia, llena de fotos y recuerdos. Una guitarra firmada en una esquina, una pared llena de fotografías en otro lado. Bajo uno de los ventanales, hay un piano eléctrico, y sobre él, varios papeles desperdigados. Todos esos objetos enviaron al pecador recuerdos y datos sobre su receptáculo, que reunió en un perfil simple:

NOMBRE: MIGUEL ATENCIA MONTERO

EDAD: 36 años

ESTADO CIVIL: Soltero. No hay tiempo para relaciones largas en mi trabajo.

PROFESION: Productor musical y manager.

AFICIONES: La música, en todas sus vertientes. Se tocar varios instrumentos y también compongo algo. No soy artista, lo intente y fracasé, pero puedo ayudar a otros a cumplir sus sueños y yo seguir viviendo de lo que me apasiona.

FETICHES SEXUALES: Me encantan las chicas asiáticas. No se si será por su menor tamaño o su cara angelical, pero me excita mucho verlas. Tengo toneladas de porno asiático en mi ordenador.

La vida de Miguel era perfecta, o así la disfrutaba el pecador. Tenia el dinero suficiente para no tener que sufrir por pagar la hipoteca, y trabajaba en algo que le gustaba y se le daba bien. El pecador olvidó incluso cual era el objetivo final escogido ante los demonios. Era sin duda la vida que el merecía.

Hasta que llegaron sus clientes. El móvil no paró de sonar, exigiéndole conciertos, canciones, eventos... En determinado momento, arrojando el móvil con furia contra la cama, Toni-Miguel reflexionó. Él hacia el trabajo que elevaba a los altares de la fama a diversos artistas, pero el reconocimiento del público no le llegaba. Además, le trataban casi como un siervo. No, ahora era su momento. Tendría una trasferencia más a alguno de esos famosos. Era el momento de disfrutar también de ser reconocido.

Como en otras ocasiones, escogió dos posibles objetivos. El primero era un dj al que había descubierto hace diez años. Casi su primer cliente. El músico era reconocido en todo el globo, especialmente en el mundo hispano. Toni-Miguel sabia la verdad, su éxito era debido a su trabajo, por lo que no sintió ningún remordimiento en poseerlo.

El segundo era totalmente distinto, su último cliente importante. Para diversificar, había comenzado a representar a un youtuber. Un streamer de videojuegos que triunfaba entre la población adolescente. Era una estrella en ciernes, y parte de su fama se la debía a él. Ambas opciones eran interesantes, ¿ Con cual quedarse?