Otro receptáculo (Porrero pijo)

Un nuevo día, un nuevo cuerpo. La habitación en la que despierta Toni esta desordenada, con ropa tirada por cualquier lado y un escritorio lleno de papeles, pero es grande y los muebles son de diseño. En la penumbra que causa la luz que entra por las rendijas de la persiana, ves tus brazos morenos tatuados y recuerdas exactamente en que cuerpo estás. Al momento, igual que las otras veces, realizas el perfil de rigor:

NOMBRE: LUCIANO MIRASOL VAZQUEZ

EDAD: 19 años

ESTADO CIVIL: En una relación con Diana, desde hace 3 meses.

PROFESION: Estudiante de Bioquímica en la universidad Luis I

AFICIONES: ¿Qué que me gusta? pues lo que le gusta a todos los tíos de mi edad. Me gusta irme de fiesta, los coches, y las nenas. Y fumar, me encanta fumar porros. Bueno, también me gusta el cine y eso. Me mola el cine independiente, ya sabes, el que trata sobre cosas del día a día, cosas de la gente corriente.

FETICHES SEXUALES: Yo soy un tío de culos. Me encantan los culos grandes. Esos de que al bailar se agiten como un flan. ¡Me los comería enteros!

Tras su perfil, el pecador podía decir que estaba muy satisfecho. Luciano tenia una vida privilegiada. Su madre se había casado con un hombre relacionado con la política y con altos ingresos que les permitía tener una vida desahogada. Eso no lo había cambiado, y Luciano seguía juntándose con sus amigos del barrio para ir al parque a beber cervezas y fumar. Un equilibrio entre los suburbios y la elite.

Y allí estaba el problema, en mantener ese equilibrio. Su padrastro le exigía que el dinero invertido en sus estudios tuviera sus resultados, y Luciano no quería que la gente pensara que vivía a costa de los polvos de su madre. Por otra parte, la relación con sus amigos del barrio había cambiado. Por mucho que lo intentara, la diferencia de capital entre ellos los iba separando cada vez mas. Esa tensión en el cerebro de Toni-Luciano hizo que el pecador aceptara cambiar de receptáculo al día siguiente. A alguien con una vida menos complicada.

Una de las respuesta obvias era su propio padrastro. ¿Quién mejor para representar su vida elitista que el que le llevo a ella? Su porte, su estilo, su elegancia. Ese hombre parecía incluso de la realeza. Además, tenia un trabajo con poder, pero en la sombra, sin estar ante el publico. Era una vida envidiosa.

La otra opción estaba estaba entre los papeles del escritorio. Un día, mientras estaba con sus amigos en el barrio, un hombre se acercó y les dio unas tarjetas por si estaban interesados en trabajar de extras en un video musical, por su actitud y aspecto urbano. Todos rechazaron la oferta por que el hombre no quería pagarles. Toni-Luciano no iba a cambiar de opinión, pero un hombre cuyo trabajo sea buscar extras entre la población tendría que tener un trabajo, como mínimo, sencillo.