Receptáculo (Médico manipulador)

La luz natural que viene desde una claraboya del techo es lo que despierta a Toni. Se encuentra en un ático, aunque casi seria mejor referirse a una casa unifamiliar encima de un bloque de pisos. A tu lado, la huella caliente de un cuerpo, junto con su perfume, indica que has dormido con una mujer. Ese dato hacen que otros datos comenzar a danzar por tu cerebro. Toni, que ya comienza a controlar los saltos entre cuerpos, sabe perfectamente que para dominar esa sensación, lo primero es hacer un perfil.

NOMBRE: FELIPE SATRUSTEGUI DE LA CRUZ

EDAD: 48 años

ESTADO CIVIL: Casado con Elena Ripoll Céspedes y con un hijo de 23 años, Vicente.

PROFESION: Doctor en el hospital Ribera de la salud.

AFICIONES: La lectura. EL cine. Hacer algo de deporte. Cuando era mas joven me interesaba la pintura. Desde que estudié medicina dejé todo eso y me volví mas practico.

FETICHES SEXUALES: Me gusta el sado. Un poco, nada de pasarse ya sabes, un cachete por aquí, un mordisco por allá. Atar a tu pareja a la cama y pellizcarle los pezones. Escupirle en el cara y ver como la saliva cae por su cara delicada. A ver, es solo eso, una fantasía. Nunca haría algo así a Elena.

Toni estaba viviendo un sueño. Felipe tenia todo lo que el había deseado en su vida. Dinero, prestigio, una familia que le quería. Olvidó incluso el objetivo final que se había marcado con ese par de demonios. El pecador supo que este era el cuerpo que debía habitar hasta el final de sus días.

Hasta que llego a la consulta. El primer paciente que llego tenia una ulcera en la espalda que no sanaba, así que la enfermera le pidió su apoyo. No importaba que Felipe tuviera años de estudio y practica, la parte de Toni no soportaba la visión de las heridas, ni de la sangre, ni de nada similar. Toni maldijo para si mismo. Era una vida perfecta, pero no para él. Debía de saltar de nuevo.

Escogió para su siguiente receptáculo a dos de sus pacientes. El primero era un hombre de porte musculoso, pero de aspecto de intelectual que acudía a menudo a comprobar su estado físico. Parecía muy inteligente y, si iba por esas tontearías a un medico privado, seguramente tenia dinero suficiente.

El segundo era un hombre mayor, aunque se conservaba bastante bien para su edad. Trasmitía un aura de sabiduría envidiable. La gente le respetaba en el hospital y le trataban con una deferencia que indicaba que tenia algún cargo importante en la sociedad.

¿Cuál de los dos pacientes sería el próximo receptáculo?