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Chapter 22 by Delamugre Delamugre

Suena la puerta

DIA 7: El Cairo (TARDE-2)

Estaba tan concentrado en seguir taladrando a Carlos que no escuché la puerta, pero él si.

-Mierda, es mi hermano- dijo, sacándose la polla- ¡Al baño, corre!

Me cogió de la muñeca y yo le seguí desnudo, frustrado por ser interrumpido. Llegamos a la puerta del baño y cerramos en el momento en que Lucas, el hermano menor de mi nuevo amante, entraba al cuarto. Carlos estaba apoyado en la puerta claramente nervioso. No se esperaba algo así, seguro.

-¿Y ahora que hacemos?-preguntaba, mirando hacia todos los lados, buscando una salida.

Me acerque a él y le calme con un abrazo. Dejó de temblar y me miró con esa carita preciosa, llena de granos de juventud y con su pelo rubio apelmazado por el sudor. Le bese tiernamente y su lengua fue la que me abrió los labios. Sus manos fueron las que me buscaron y yo hice lo mismo. Me incline y le metí un dedo mientras le masturbaba suavemente y el intentó imitarme. Nuestras pollas, que habían perdido algo de fiereza por la rápida huida ahora volvían a estar erectas del todo.

Nuevas oportunidades surgieron en mi mente en el momento en que me aparté de los labios de Carlos. Pero para eso, tenía que tomar las riendas. Para eso tenía que ser mas dominante.

-Cómeme la polla- le dije y apoyando mis manos en sus hombros le empujé suavemente para que se pusiera de rodillas. Allí, le abrí la boca con los dedos y le metí la polla hasta el final de la garganta. Le follé durante unos minutos hasta que lo alce, le di la vuelta, le coloque cara a la pared y comencé de nuevo a penetrarle.

Carlos se mostró sumiso pero en silencio. Para el, ser follado a lado de su hermano le estaba poniendo también a cien. Yo seguí penetrándolo cada vez más rápido hasta que, con gran fuerza de voluntad, pues quería vaciarme dentro del muchacho, me detuve y saqué mi polla.

El chico me miró dolido, casi como si le hubiera insultado. Pobrecillo.

-Quédate aquí y no salgas hasta que yo te diga algo ¿Entendido?

Carlos me miró boquiabierto.

-¿Pero que vas a hacer?

Le cogí de la barbilla y le acerqué mi cara a centímetros de la suya.

-¿Entendido?

El chico asintió. Yo le bese de nuevo y salí por la puerta.

Ya sabía lo que me encontraría. Era evidente por qué el pequeño de la familia, Lucas, se había escabullido para ir a su cuarto. El chico se encontraba desnudo, sobre la cama donde hace poco yo había estaba follando con su hermano. Estaba metiéndose con lentitud un dildo por el culo, dándome la espalda, por lo que no se dio cuenta de que yo había llegado a su lado hasta que estuve al menos de medio metro de él. El chico se asustó y dio un brinco, buscado algo para taparse mientras intentaba esconder su desnudez, su erección y su juguete sexual.

-¿Que haces aquí?-logro preguntar al fin.

Yo seguí mirándole serio durante unos segundos más. Debía de ser una imagen impactante. Un hombre mayor que tú. Un viejo seguramente para alguien como Lucas. Desnudo, con pelo en el cuerpo y con una polla apuntándole. El chico no había sido corrompido como su hermano para sentirse atraídos por hombres si no solo para sentir placer por el ano, así que debía atacar por ahí.

-Te estabas follando el culo- le dije serio.

Lucas no dijo nada, solo se cubrió más con la sábana.

-Esta muy bien, ¿a qué si?

El chico, tímidamente asintió.

-Pero solo has usado consoladores. Las pollas son mucho mejor. Están más calientes, más húmedas. Son mucho mejor.

Lucas me devolvió la mirada con algo de asco.

-Pero eso está mal…

-No, que va. Darnos placer no está mal. Nos da felicidad. Yo sentí lo mismo a tu edad.¿Has disfrutado lo que has hecho estos días?

El volvió a asentir.

-Entonces esto te va encantar.

Fui hasta el y le quité con lentitud , pero con firmeza la sábana. Que diferentes eran el cuerpo de los dos hermanos. Lucas era redondo en sus formas. Un poco de barriga, unas tetillas algo colgonas, una cara redonda y… un culo grande y delicioso. No le bese ni le toque su polla, me fui directamente a mí objetivo, su agujero rosado. Le abrí las piernas con fuerza y me lance a lamerlo.

Enseguida noté cómo el cuerpo de mi nuevo joven amante se derretía al notar mi lengua en su entrada trasera. Al apartarme un poco pude ver qué la tenía verdaderamente enrojecida.

-has estado usando mucho el juguete ¿a qué si?

-... Si - dijo enrojecidas también sus mejillas.

Volví a su agujerito, usando mi lengua para calmarle la irritación. Mi lengua entraba con facilidad. De hecho, lo acompañe con un par de dedos, y mi tacto hizo estremece al chico. Acompañe la comida de culo con una lamida por el perineo hasta llegar a los huevos, pequeños y redondos como dos huevos de codorniz. Luego pase a su polla pequeña, aún por desarrollarse. Todo en el cuerpo del chico era infantil. Luego fui hasta su cara y le vi guapísimo, enrojecido por lo que sentía y respirando acaloradamente. Yo era el doble de su tamaño. Le pasé uno de mis dedos, antes introducidos en su ano por su boca, y este la abrió mientras recorría con la yema sus gruesos labios. Me acerque más a él, rozando la punta de mi rabo a su agujero. Seguí rozándome con la polla mientras le acariciaba ahora uno de sus pezoncillos. Cuando vi que temblaba de placer me detuve. Le miré a los ojos y le dije:

-Pídemelo

Lucas se quedó de piedra. Solo respiraba más agitado.

-Pídemelo.

-Métemela-dojo al fin- Métemela por favor

Y cumplí su deseo. De una sola estocada. Su culo, abierto por el dildo, no ofreció ni la más mínima resistencia. Volqué todo mi peso en el joven muchacho y mi polla le entró lo más profundo que pude. Al momento empecé a moverme mientras Lucas gemía y gemía. Me agarraba del abdomen y casi ponía los ojos en blanco. Yo seguí taladrándolo dándole al chico lo que sabia que de verdad quería.

-¿Te gusta?- pregunté, aunque sabía perfectamente cual era la respuesta.

-si si- dijo- más, más…

Estaba tan cachondo que me sentía a punto de explotar. Pero debía aguantarme. Salí de el para colocarlo de lado y volver a penetrarlo, tras unos minutos, mi nuevo muñeco sexual fue puesto boca abajo en la cama mientras le perforaba de nuevo con mi polla.

Luego la saqué y Lucas descanso un poco, y yo también. Mi polla estaba reluciente de saliva y precum. Sentía mis huevos a estallar. Le di la vuelta y le metí sin consideración mi polla en la boca, pero el chico no tenía la habilidad de su hermano. Aun así seguí follándome su boca hasta que Lucas comenzó a ahogarse, momento en que pare.

-Fóllame otra vez- me dijo, entre toses-Fóllame de nuevo.

Era el momento. Le coloque con la cara en la cama, el cuerpo inclinado y su culo redondo hacia arriba.

-quédate así- le ordene.

Entonces fui al baño a buscar a su hermano.

Lo encontré esperándome, malhumorado pero con su polla bien dura. Claramente había estado escuchando como me follaba a Lucas.

-¿Que has hecho?- dijo enfurruñado.

Su expresión me dolió. Pero lo que iba a conseguir sería tan excitante que debía dejar atrás otros posibles sentimientos.

Le bese para acallarlo. Le cogí la polla y le pegué mi cuerpo caliente al suyo. Su tensión desapareció al momento.

-acompáñame y no digas nada.

Le cogí de la polla y le saqué del cuarto. El delgaducho cuerpo del chico casi temblaba de lo que estaba sucediendo y de los que sabía que iba a pasar.

Le llevé al lado de su hermano. Lucas seguí con la cabeza entre las sabanas y el culo hacia arriba. Su delicioso y abierto culo. Los ojos de Carlos estaban fijos en su rosada entrada, abierta y expectante. Lo acerqué poco a poco y , cogiendo su polla, la coloque en la entrada.

-hazlo-le susurré.

No tuve que insistir. El hermano mayor metió su rabo en el culo de su hermano y este al momento empezó a gemir. Escuchar los resoplidos de placer de Lucas envalentonó a Carlos, que empezó a darle más rápido mientras agarraba con fuerza los cachetes redondos y gruesos de su culo.

Entre las embestidas, Lucas se giro, vio a su hermano mientras le follaba y… no dijo nada. Siguió gimiendo mientras Carlos le daba más y más fuerte.

Yo me coloque detrás del hermano mayor, apunté con mi polla y metí mi rabo. El chico se detuvo solo unos segundos y luego volvió con su vaivén, insertándose mi rabo en su culo mientras hacía lo mismo con el suyo en el de su hermano pequeño.

Ya no hubo más trucos. ya eran los dos míos y pude hacer con ellos lo que quise. Nos separamos para volver a juntarnos. El pequeño Carlos siempre era pasivo, deseoso de ese placer que había encontrado al introducirse cosas por el ano. A veces le follaba yo, otras veces le follaba Carlos. Si el hermano pequeño cabalgaba sobre mi polla, sus gemidos eran acallados con la polla de su hermano mayor. Si era Carlos al que penetraba, la lengua del muchacho le abría más el culo a Lucas. Yo me corrí dos veces, uno dentro del culazo de Lucas y otro el de Carlos. Los chicos se corrieron más que yo y aún querían más.

Al final, exhaustos nos tumbamos en la cama, Carlos a mí izquierda, Lucas a mí derecha. Bese primero al mayor tiernamente para luego, besar al otro con algo más de fuerza. Luego pusieron sus cabezas rubias sobre mis hombros mientras yo disfrutaba de su calor. tras unos diez minutos, la respiración pausada de los muchachos me indicaban que se habían dormido. Con delicadeza me desembarace de ellos, me vestí y me marché a mi habitación a ducharme. Antes de irme les di un último vistazo y les hice una foto para mí recuerdo. La imagen era espectacular. Dos jovencísimos chicos rubios, uno delgado y espigado, otro más bajito y gordito. Desnudos, sus culos abiertos y rezumantes de esperma. Sus pollas llenas esperma seco. Su cuerpo recubierto de sudor y de más esperma. Mis hermanos rubios. Los echaría de menos.

Al salir del cuarto...

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