A Damián, el amigo de la infancia

Escoger a Damián, su antiguo compañero de tropelías, era el mejor modo de escapar de la cárcel. Por suerte, ese mismo día iba a visitarlo, así que podría realizar la trasferencia y marcharse en su cuerpo el día siguiente. Pero escapar del cuerpo del convicto no iba a ser fácil. Al llegar a la salsa donde se encontraría con Damián, observo que entre los dos amigos había una barrera de cristal que les impedían tener contacto físico. Enfurruñado, el pecador estuvo distante en la conversación, mientras su amigo intentaba convencerlo de dejar su vida delictiva como había hecho él, y dedicarse a algo productivo.

Toni-Bruno sabia que tenia que salir de esa sala de alguna manera. Puede que eso le costara mas días de prisión a su receptáculo, pero si salía bien, Toni ya no estaría en ese cuerpo a si que, ¡Que mas daba!

La primera parte de su plan consistía en crear una distracción. Entre sus manos apareció, como no, el puntero laser. A su derecha, un hombre charlaba mediante esos teléfonos con una mujer embarazada a través del mismo cristal. En la sala habían varios policías. Toni-Bruno uso el laser en todos ellos. Cuando uno de los guardias se acercó a el con lujuriosas intenciones, le susurró oscuras practicas sexuales si castigaban a el preso que había estado amenazándole. Bajo el influjo del laser, los policías hubieran hecho lo que fuera por el convictor así que, en mitad de la sala, y mientras la mujer golpeaba el cristal, los vigilantes desnudaron al otro preso, y comenzaron a lamer su cuerpo como si fuera un caramelo. Al principio, el preso pareció resistirse, pero a los minutos ya tenia las pollas de los policías en su boca, mientras otro de ellos escupía en su porra para abrirle el culo. La distracción se había completado.

El pecador salió rápidamente pero con disimulo de la sala, haciéndole un gesto a su amigo desde el lado opuesto del vidrio. Tras esconderse de unos guardias que iban a detener a los folladores, consiguió encontrar por el pasillo a Damián. Ambos atravesaron una puerta, lo que les llevo a una sala de interrogatorios.

-¿Que esta pasando?- preguntó anonadado el enorme hombre negro.

-La gente solo quiere follar cuando estoy cerca-le contesto para, tras un rápido movimiento de muñeca como si fuera un pistolero del oeste, flasheara a su amigo con el laser en el centro del pecho.

Toni-Bruno solo necesito acercar sus labios a los de Damián para que comenzara el sexo. Ambos se quitaron la ropa apresuradamente, desesperados por encontrar sus cuerpos desnudos bajo ella. El pecador se asombro de la enormidad de los músculos oscuros de su amigo, así como de su polla, enorme y apuntando al cielo. Esa herramienta no iba a entrar en su agujero seguro, así que le tumbo sobre la mesa y comenzó a follarle la boca, intentando llegar al final de la garganta con cada embestida para evitar perdida de esperma en la trasferencia.

El sonido de mas policías por los pasillo alertó a los dos amantes. Toni-Bruno decidió irse a un lugar mas tranquilo, temeroso de que los localizaran y pudieran detener la trasferencia. Cogiendo de la mano a Damián, los dos hombres, ambos desnudos, recorrieron los pasillos hasta encontrar una sala de descanso de los guardias. Sobre el sofá, el pecador desvirgó a su próximo receptáculo, introduciéndole toda la polla mientras el musculoso negro gemía y gemía, y su polla dura se bamboleaba. Cuando los vigilantes les encontraron, Damián ya tenia el ano relleno con el esperma de Toni-Bruno. Al convicto volvieron a meterlo preso y a Damián le expulsaron de la prisión con una advertencia, pues ellos no sabían tampoco que había sucedido ese día.

Esa noche, Toni-Bruno durmió como un ángel en el catre de su celda, sabiendo que mañana seria un nuevo día.