Al convicto

¿Cómo seria estar en la vida de un hombre capaz incluso de cometer delitos para hacer lo que se le antojara? el pecador tomó su decisión así que, llevándole un buen café a su compañero encargado de las celdas, le dijo:

-Me han mandado para darte el relevo esta tarde.

-Pues ala, servicio cumplido-le contestó el otro policía que, cogiendo el café, se marchó del pasillo de las celdas, dejando a Toni-Pascual solo con su presa. El pecador no tardó en acercarse a la única celda que estaba ocupada. Su ocupante era un joven treintañero de aspecto peligroso, lleno de tatuajes que, con cara de malas pulgas, lanzó una mirada asesina al policía.

-¿Estas muy solo ahí dentro, no?-preguntó con sorna Toni-Pascual.

El preso mascullo una palabrota y le giro el rostro. Fue en ese momento en que el pecador aprovechó para señalarle con el puntero laser.

Cuando el convicto se volteó de nuevo, atraído por algo que no sabia explicar, la polla del pecador ya estaba entre las rejas, dura y erecta. El preso se acerco casi a cuatro patas. No dijo nada, ni siquiera dudó, simplemente comenzó a meterse ese trozo de carne en la boca. Le puso mas pasión que pericia, pero eso era suficiente para Toni-Pascual, que había descubierto el placer de follar con hombres.

-La comes mejor que mi mujer, putilla- le dijo- Vamos a ir a la habitación de guardia y allí te voy a follar como mereces.

Toni-Pascual abrió la puerta de la celda, sin miedo a que el preso escapara. Ya sabia como funcionaba el poder del laser y el hombre tatuado no podía dejar escapar una sesión de sexo con su carcelero. Enseguida llegaron a un cuarto, decorado mejor que lo esperado, que era el que los policías de guardia usaban para descansar por las noches. Toni-Pascual desnudo a su próximo receptáculo, pasando su mano por sus músculos y tatuajes mientras lo envolvía con sus poderosos brazos. Mientras le besaba el cuello y le mordisqueaba, le susurraba al oído sucias palabras:

-Creias que eras el mas macho de la calle pero en realidad eres una sucia guarra. Hoy tu cuerpo será mío.

-Desnúdame-ordenó- devora mi cuerpo.

El preso obedeció como un perro, quitándole el uniforme a Toni-Pascual casi con violencia. Luego este se tumbó en la cama, donde el convicto comenzó a besar, lamer, oler y acariciar todo el cuerpo del policía. Le mordisqueo los pezones, le lamió los huevos, esnifo el olor de sus sobacos. Cada acción ponía mas y mas cachondo al pecador, viendo como ese peligroso hombre adoraba cada centímetro de su cuerpo.

Pero quedaba la parte final, la trasferencia. Poniendo al convicto boca arriba, el policía colocó su polla sobre el culo del preso y, con determinación, penetró el culo del hombre hasta que sus huevos tocaron las nalgas de su amante. Siguió follándolo hasta que sintió como se corría, entonces aumento la velocidad hasta derramar toda su semilla dentro del ano del preso.

Después de eso, Toni-Pascual le lanzó su ropa y le acompaño a la celda, impidiéndole ni siquiera que se aseara. Cerro la puerta de metal y se marcho a ducharse, mientras volvía a ponerse cachondo pensando en que el preso tendrá su esperma dentro de el toda la noche. También pensó otra cosa, que follar con tíos le permitía experimentar todas sus fantasías. Volvería a hacerlo, eso estaba seguro. Total, ¿Acostarse con hombre no cuenta como infidelidad, verdad?