A su padre Evaristo

Pelayo pensó que, dado que había descubierto que el sexo solucionaba conflictos y nos sanaba el alma, la mejor persona para sacarle la castidad del cuerpo seria su propio padre. Evaristo nunca había aceptado la decisión de Pelayo de ordenarse sacerdote, y eso había distanciado a los dos hombres. El pecador iba a solucionar eso poniendo su culo virginal como ofrenda de paz.

Al llegar a la casa, el familiar sonido de hombres follando en el piso superior le atrajo. Por suerte, no estaba su padre involucrado. Solo eran sus tres hermanos menores, follando entre ellos como posesos. Benjamín, el mas pequeño, estaba recostado en su habitación, mientras Sebastián se insertaba su polla en su agujero y botaba. El tercer hermano, Jose Angel, le metía la polla a Benjamín, esperando su turno para montar la enorme polla del mas joven de la familia. Al ver que su padre no se encontraba entre el trio, Pelayo dejó a sus hermanos tranquilos.

Su padre estaba en su despacho. Cuando vio a Pelayo entrar, le saludo toscamente mientras seguía tecleando en su ordenador.

-Padre-carraspeo Pelayo- he venido a verte.

Evaristo dejó por fin de teclear y presto toda su atención a su hijo.

-Dime Pelayo. ¿No deberías estar en el seminario?

Pelayo se contiene de discutir con su padre y recuerda su sagrada misión. Con lentitud, se va despojando una a una de sus prendas, hasta quedar totalmente desnudo.

-Vine está mañana a casa y te vi con Juan Ángel- le dice, intentando ser seductor- yo también soy tu hijo. Yo también quiero follar contigo.

Evaristo se levanta y, en silencio, se va desnudando hasta que su polla dura parece señalar al pecador. Pelayo se acerca hasta el cuerpo velludo y fuerte de su padre, y inclinándose, comienza a lamerle la polla.

-Abre la boca Pelayo- le dice su padre, y este obedece. Luego, Evaristo le mete toda su herramienta en la boca, obligándole a hacerle una mamada.

Tras unos minutos, su padre le coge con ternura de la cintura y le empuja suavemente sobre el escritorio.

-Es mi primera vez-anuncia el pecador.

-Sera suave- le contesta su padre.

Poniéndose de rodillas, Evaristo comenzó a comerle el culo a su hijo. Su gorda lengua le fue abriendo poco a poco el agujero hasta que le cupieron fácilmente un par de dedos. Entonces fue el turno de la polla. Gracias a la comida de culo, la polla de Evaristo pudo entrar con más delicadeza, desvirgando a Pelayo entre resoplidos.

Evaristo siguió follando a su hijo con pasión y ternura. Pelayo se dejó llevar, y pronto notó la unión entre los dos hombres. Cuando su padre apretaba su cintura, su culo se contraía del placer que le provocaba. Pero todo llega a su fin, y su padre empezó a notar que se vaciaba.

-Me corri hijo-dijo, mientras sacaba su polla y eyaculaba fuera del agujero del culo de Pelayo

-Te quiero papa- dijo pelayo mientras besaba los labios de su padre- te quiero.

-Yo también hijo- le contesto Evaristo, mientras abrazaba con fuerza al pecador