Puerta nº23

Asier no tenia casi tiempo ni de recordar que alumno pertenecía el cuarto Nº23. Si no quería que le alcanzasen ese grupo de estudiantes tenia que entrar rápido donde sea. Agarro el pomo de la puerta, que la encontró abierta y entró. Dentro encontró a un estudiante gordito y moreno de unos 26 años. Siempre hay tiempo para estudiar un master.

-¿Quien eres?-preguntó el desconocido

-Solo ten.. ten... ten..go que esconderrr...derrme unos minutos-le contesto Asier.

El pecador pegó la cara a la puerta, escuchando los ruidos del exterior. Cuando oyó las pisadas de sus perseguidores alejándose, suspiro tranquilo.

Pero al girarse, vio al dueño de la habitación totalmente desnudo, tumbado sobre el sofá, y masturbándose lentamente mientras no quitaba ojo del cuerpo de Asier.

-¿que.. que haces?-le preguntó el pecador, aunque ya sabia exactamente que pasaba.

El estudiante gordito se levanto de repente de la cama y se dirigió hacia Asier como un vendaval. Era mas grande que el muchacho, y este, aunque intentó desembarazarse de él, no pudo evitar que le desnudara por completo y le arrojara a la cama.

-No se quien eres pero... estás muy bueno. Necesito follarte. Necesito estar dentro de ti. Serás mi primera vez.

El chaval era enorme, no solo por el diámetro si no también por la altura. Asier supo enseguida que no podía detenerlo por la fuerza bruta, así qué, sacando valor de su nerviosismo le dijo.

-Yo también quiero follar conmigo pero tu polla es muy gorda, para mi también serás mi primera vez.

Esa frase pareció calmar al semental, que asintió como si entendiera. Luego cogió de la cintura al pecador y comenzó a comerle el culo con una lengua grande e húmeda. Asier reconoció que las sensaciones no eran tan desagradables. Pero el pecador sabia que eso era un preámbulo para el sexo anal. Intento pensar alguna frase para rechazar al hombretón, pero su mera presencia física fue suficiente para quedarse sin palabras. Cuando se le ocurrió algo, ya era demasiado tarde, y la gorda polla del estudiante comenzó a desvirgar al muchacho.

Tras varios minutos de follada, y cuando Asier ya empezaba a acostumbrarse al diámetro del instrumento de su amante, este empezó a anunciar que eyaculaba, y sin sacarla, lleno las entrañas del pecador de varias descargas de esperma.

Luego, el pesado cuerpo cayo a descansar sobre Asier, que apenas podía moverse. El estudiantes siguió dándole húmedos besos por su rostro y cuello hasta llegar a su boca, juntando ambas lenguas.

-Ha sido increíble, muchas gracias-le decía, mientras seguía besándole-quiero otra vez.

Asier sabia que no podía aguantar otra ronda de esa enorme polla, así que, con esfuerzo, consiguió deslizarse fuera de ese cuerpo, que al ver que se escapaba, alargó los brazos en suplica.

-No te vayas. no me dejes. Follemos otra vez.

Asier escucho de nuevo el ruido de las pisadas. Sus perseguidores habían vuelto tras sus pasos. No podía salir, y su acompañante cada vez pedía mas alto sexo con él. Si lo escuchaban los de afuera...

-Vale. volveremos a follar, pero ahora seré yo quien te de por culo.

El gordito acepto, y colocándose sobre la cama, espero que la polla de Asier le desvirgara. El pecador comenzó a follarle con ímpetu. su objetivo era desfogar a su amante para que le dejara tranquilo, pero el chaval pedía mas y mas rabo. Cambiaron de posturas varias veces, Y Asier, ya cansado y con ganas de correrse, se saco la polla y se corrió sobre el pecho del estudiante.

Necesitaba salir de ese cuarto, que olía a sudor y sexo, pero sabia que si se encontraba con otros estudiantes, cosa que era muy probable, le exigirían también sexo, como el gordito.

-otra vez-dijo con voz ansiosa- Dame mas sexo.

-Ahora no-dijo con confianza y hastió Asier, mientras pensaba un plan- vete metiéndote los dedos o algo y luego ya vemos.

Para sorpresa del pecador, el gordito empezó a introducirse los dedos en el agujero, tal y como le había ordenado. ¿Seria ese el modo para salir de la residencia? aunque...

El tenia algo que todos deseaban, aunque fuera por la poción, que era su cuerpo. Si se les negaba su necesidad, obedecerían como niños. No hacia falta huir. Hacia falta un nuevo orden.