Marianna asfixia con sus pechos a Purna

Los cincelados músculos de la guerrera pelirroja reciben, una y otra vez los desesperados golpes de la asesina. Pero, aunque doloridos, Marianna no cede sino que, impulsada por la adrenalina, aumenta la presión de sus piernas mas y mas, sintiendo con salvaje satisfacción como el musculoso torso de su musculosa adversaria comienza a ceder....como sus vértebras y costillas se doblegan ante el arrollador poder de sus esculturales muslos y abductores.

Gruñendo de satisfacción, con su bronceada piel cubierta de sudor, la voluptuosa princesa guerrera siente los labios de Purna en la sedosa piel de su escote, desesperados por coger una bocanada de aire que Marianna le niega....sintiendo como su cabeza forcejea, en vano, entre los enormes, cálidos pechos de la guerrera de Thanigar...notando como, segundo tras segundo, el desesperado frenesí de la asesina de ébano decae mientras cae en la inconsciencia, privada de aire.

De repente, la voluptuosa pelirroja siente como las uñas de la musculosa asesina comienzan a arañar la sedosa, bronceada piel de sus cincelados hombros. Y antes de que sus manos puedan agarrar las muñecas, uno de sus pulgares consigue rasgar su carne, haciendo manar un pequeño hilillo de sangre en su hombro izquierdo. Sin embargo, a pesar de la minúscula herida infligida por su sometida adversaria, Marianna siente que algo va mal.

Poco a poco, la princesa pelirroja siente como su bíceps y su hombro comienzan a entumecerse poco a poco, a debilitarse.-"¡Serás....".-Maldice Marianna a la apenas consciente asesina, pero que ha sido capaz de envenenarla, quizás mortalmente. En segundos, el entumecimiento alcanza su enorme pecho izquierdo y antebrazo, el cual, incapaz de mantener la presión sobre la cabeza de Purna, cae fláccidamente junto a su cuerpo.

Sintiendo como el veneno se extiende, imparable, a lo largo de su atlético, voluptuoso, desnudo cuerpo, comenzando a entumecer cada uno de sus cincelados músculos, la guerrera se da cuenta que apenas tiene unos segundos para actuar, antes de caer inconsciente...o muerta aunque, de cualquier modo, a merced de la musculosa y traicionera asesina de ébano.

Entonces, una idea fugaz cruza la mente de la princesa, mientras su consciencia comienza a hundirse en la nada. Liberando completamente la cabeza de su oponente, Marianna guía torpemente su brazo derecho hasta que, casi por suerte, consigue agarrar por su muñeca el debilitado nubio brazo de su enemiga, que apenas puede oponer resistencia ante la menguante fuerza del brazo de la princesa.
Y, colocándolo sobre la musculosa carne de Purna, Marianna, con toda la fuerza que sus menguante energía le permite, consigue arañar la oscura piel de la asesina. Tres pequeños, casi invisibles, regueros de sangre comienzan a manar de su carne, envenenando, o eso espera la princesa guerrera, su cuerpo de ébano.

Segundos después, el desnudo cuerpo de la voluptuosa pelirroja pierde toda su fuerza. Sus esculturales, poderosas piernas se abren, liberando las "tijeras" que atrapaban a la asesina de ónice. Sus cincelados brazos caen al suelo, inmóviles, inertes....sus párpados, incapaces de mantenerse abiertos, se agitan levemente antes de cerrarse por completo, hundiendo a la princesa guerrera en el olvido, con la cabeza de Purna aún hundida entre sus enormes pechos. Unidas así en la muerte.