Marianna agarra las manos de Purna

Los cincelados músculos de la guerrera pelirroja reciben, una y otra vez los desesperados golpes de la asesina. Pero, aunque doloridos, Marianna no cede sino que, impulsada por la adrenalina, aumenta la presión de sus piernas mas y mas, sintiendo con salvaje satisfacción como el musculoso torso de su musculosa adversaria comienza a ceder....como sus vértebras y costillas se doblegan ante el arrollador poder de sus esculturales muslos y abductores.

Gruñendo de satisfacción, con su bronceada piel cubierta de sudor, la voluptuosa princesa guerrera siente los labios de Purna en la sedosa piel de su escote, desesperados por coger una bocanada de aire que Marianna le niega....sintiendo como su cabeza forcejea, en vano, entre los enormes, cálidos pechos de la guerrera de Thanigar...notando como, segundo tras segundo, el desesperado frenesí de la asesina de ébano decae mientras cae en la inconsciencia, privada de aire.

De repente, Marianna siente un leve, difuso olor, que parece más intenso cada vez que las pequeñas pero poderosos puños de la asesina de ébano se acercan a su cara.-¡Veneno!".-Piensa la princesa guerrera súbitamente. De inmediato, sus manos liberan la cabeza de Purna, agarrando sus muñecas tan fuerte como sus largos dedos son capaces.

Libre del letal abrazo de la guerrera pelirroja, la asesina consigue alzar su cara de las profundidades del escote de los masivos pechos de Marianna, respirando pesadamente, siseando de furia, con una expresión de puro odio en su rostro, forcejeando con la desesperación de un animal salvaje atrapado en una trampa.

"¡Te matare!".-Ruge Purna, extendiendo sus dedos como garrar hacia la cara de Marianna, forcejeando con ferocidad renovada contra los atléticos brazos de la voluptuosa guerrera, que, aunque poderosos, apenas pueden contener las arremetidas contra sus ojos de los musculosos miembros de la asesina de ónice.

Aferradas la una a la otra, las desnudas amazonas ruedan por el suelo, forcejeando la una con la otra con frenesí, frotándose sus esculturales y voluptuosos cuerpos con un vigor apenas concebible. Pero no hay nada erótico en aquella sudorosa fusión de cuerpos, en aquel choque de firmes pechos, en aquel frotar de satinada piel. Es una lucha a vida o muerte. Sus cuerpos chocan contra los muebles, contra el cadáver del alquimista, contra los muros de su estancia. Ninguna de las poderosas luchadoras cruza palabra alguna la una con la otra, totalmente concentradas en aplicar cada fibra de su ser, cada átomo de su fuerza en doblegar la fuerza de su oponente. Solo los crecientes jadeos, casi sexuales, de las cada vez mas agotadas y sudorosas guerreras pueden ser oídos en la habitación. Se hace evidente que la fuerza de Purna y Marianna son similares pero...¿cuál de las poderosas amazonas se agotará antes?