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Chapter 2
by Delamugre
Luego...
DIA 1: Viaje a Luxor
El vuelo salía de Madrid, por lo que fueron unas 4 horas de coche en las que no pasó nada interesante. Lo que sí podría ser interesante sucedió ya en el avión.
A mí marido y a mí nos pusieron en la primera fila de asientos. Eso sí, separados por un pasillo. Él a la derecha y yo a la izquierda. A su lado había un matrimonio mayor al que no le presté interés más que para hablar de los que nos esperaba allí. A mí lado había un matrimonio cercano a mi edad. El marido era un tío grande, tanto de espalda como de tamaño, que claramente ocupaba parte de mi espacio vital. Era moreno, con algo de entradas y con una barbita muy sexy. Si mujer, una pija repelente, me pareció insufrible desde el primer momento. Había decidido empezar a usar la aplicación con moderación y al llegar a Egipto, pero la actitud de ambos me animó a hacerlo. Además, dado que llevaba más de tres meses sin usarla, me vendría bien un recordatorio de sus funciones.
Active la aplicación y empecé:
La primera función era la de estimulación. Para ello solo debía hacer una foto del objetivo, en este caso el hombretón de mi izquierda, lo que hice con disimulo, para que apareciera en la pantalla la figura sin rostro de un hombre. Luego, eligiendo la herramienta que quisiera, como una lengua, un dedo, o incluso, una polla, podrías tocar sobre la figura para que el objetivo sintiera eso mismo en su cuerpo.
Aprovechando que estaba concentrando hablando con su mujer, comencé a excitarlo. Empecé por los pezones, que siempre me ponía, pasándole una lengua digital por el izquierdo. Al momento mi vecino dio un sobresalto, sorprendido. No le dejé tiempo de pensar y empecé a rozar con mis dedos digitales su entrepierna, como si alguien le estuviera rozando el paquete. El hombre siguió actuando como si no pasara nada, pero claramente estaba incómodo. Lo último que hice con él fue pasar a su ano, al que le apliqué la herramienta de lengua para comérselo. Eso sí que hizo que diera un ligero saltito en el asiento, mientras le preguntaba su mujer que qué le pasaba.
La segunda función era la de sugestión. Con ella podría mandar ideas subliminales al objetivo. No podías obligarlo a hacer algo pero si a qué pensara que lo que le enviabas provenía de él mismo.
Activé la función y apareció en mi pantalla un cuadro de texto. En el escribí: “ me estoy poniendo muy cachondo” y lo envié.
Seguí cebando a mí objetivo, como había hecho otras veces, con mensajes de ese tipo como: “estoy muy caliente” y “necesito sexo”
El motivo era claro. Quería que tras excitar al hombre con la función anterior, ahora fuera proclive a lo demás.
Por cómo colocaba las piernas, estaba claro que ya estaba empalmado. Sonreí, excitado yo también, para aplicar la tercera función, posesión.
Fingiendo que dormía, le di al botón. Al momento estaba en el cuerpo de mi vecino. Mi yo normal estaba a mí lado, inconsciente. Pero siendo esas horas de vuelo perfectamente podía ser que estuviera durmiendo, igual que hacía mi marido. Siempre era complicado manejar un cuerpo poseído, por qué la forma en que actuabas, te expresabas e incluso te movías, podía hacer desconfiar de los conocidos del poseído.
-¿Te pasa algo?- preguntó la mujer.
-He de ir al baño- le contesté en el cuerpo de su marido, y salí al pasillo intentando no mover mi cuerpo abandonado. Llegué enseguida al baño y allí me miré en el pequeño espejo del retrete. Me sonreí con una mueca lobuna y comencé a tocarme. El tío estaba fuerte bajo su camisa, con dos pectorales sabrosos con un ligero vello rodeando la parte de los pezones. La polla era de un tamaño medio, pero la tenía con el vello reducido. Empecé a masturbarme, pues había poseído el cuerpo de un tío caliente y así era como estaba. Lo bueno de la posesión es que cualquier acto que realizarás en el cuerpo era sentido y tratado por el poseído como propio. Por lo que, al comenzar a masturbarme, el hombre sintió que era él el que lo hacía.
Cuando me corrí, arrojando bastante esperma sobre el cristal del baño, abandoné el cuerpo. Fue muy divertido ver regresar al hombre turbado, sin saber por qué había ido corriendo a pajearse en el baño.
Era el momento de la última función, parar el tiempo. Simple y fácil, darle a un botón y hacer lo que quisiera. Así hice y me levanté del asiento, me estiré y me preparé manos a la obra mientras todo el resto del avión parecían petrificados.
Lo primero que hice fue sacarme la polla, que tenía dura, y restregársela por la cara al hombretón. Le abrí la boca y se la metí, rozando con el glande las paredes internas de las mejillas. Luego le abrí la bragueta, le saqué su polla y comencé a chupársela. Aún seguía morcillona por lo de antes, y sabía a semen recién echado. Delicioso. Luego la dejé medio salida y activé una “burbuja de tiempo” como yo la llamaba. Con el móvil, pinte una zona en el cuerpo digital escogido. Esa zona estaba libre de la parálisis, por lo que la polla de mi vecino se puso dura tras varias de mis atenciones mientras el hombre seguía paralizado.
Con el tiempo luego parado de nuevo, me decidí a que ese tío debía ser follado. La aplicación tenía en el modo de tiempo detenido una opción para poder manejar a los cuerpos como si fuera una marioneta. Menos mal, levantar a pulso un cuerpo muerto es muy complicado. De esa manera le dirigí para que fuera poco a poco desnudándose. Siempre era divertido ver cómo se movía un cuerpo mediante la aplicación mientras la cara estaba congelada en la última expresión que tenía. Cuando lo tuve desnudo y de pie sobre el pasillo del avión, comencé a disfrutar de su cuerpo. Le lamí y ****í donde quería. Le comí la boca y noté el sabor de su lengua. Luego le recline, le abrí las piernas y las nalgas, me escupí en la polla y comencé a penetrarle. El hombre era casi el doble de ancho que yo, por lo que su culo era en proporción grande. Note resistencia al principio, pero no deje de intentarlo hasta que toda mi polla fue entrando poco a poco en sus entrañas.
Estaba muy cachondo. Había echado muchísimo de menos usar la aplicación. No tenía poca vida sexual con mi marido, que paralizado a mí lado no sabía nada de la aplicación, pero tener el poder de follarte a cualquiera…
Me corrí en menos de tres minutos. Mientras lo hacía le golpeé el culo al hombre y me apreté contra él. Vaciado, me subí el pantalón y me senté, viendo como parte de mi esperma corría por su trasero. Quise más, hacer más cosas a ese hombre. Había más opciones, algunas de las cuales me había prometido no volver a usar por las consecuencias que eso podía traer.
Bueno, aún podía hacer algo más. Me levanté y pasé a la parte de la cabina. Allí estaban las azafatas y, entre ellas, un auxiliar de vuelo egipcio, largo y nervudo, con ese aire elegante que suelen tener. Le hice una foto y me volví a mí asiento. Luego use la posesión en el.
Lo bueno de usar la posesión cuando cuando el tiempo está detenido es que cualquier acción que tomes con ese cuerpo no sería recordado por él usuario del mismo. De esta manera, podía follarme de nuevo a mí vecino sin que ninguno de los dos recordarán que había pasado. Me desnudé y comencé a masturbarme. La polla del azafato era larga y gorda, como suelen tener los chicos delgados. Estaba circuncidado y le rodeaba una espesa mata de vello rizado. No perdí más tiempo y sin piedad, pues ya estaba con la polla dura, comencé a penetrar al hombretón. Le agarre con fuerza de la cintura mientras le golpeaba más y más dentro hasta que sentí que ya no podía más, y eyaculé en el interior de ese ano por segunda vez, pero en distinto cuerpo.
Salí de la posesión, dejando el cuerpo usado paralizado en el tiempo, con su larga polla dentro del turista y sus manos agarrándole de la cintura. Podía activar el tiempo, y ver cómo reaccionaría el avión al ver a dos hombres follando en medio del pasillo, pero sabía bien de mis anteriores veces con la app que lo mejor era ser más sutil. En la parte baja izquierda de la pantalla estaba el botón de resetear, que me permitiría volver a colocar los cuerpos desplazados al momento antes de paralizar el tiempo. Eso te solucionaba muchos problemas. Al presionarlo, el azafato follador desapareció para aparecer de nuevo en la puerta de la cabina. Y el follado turista en su asiento, al lado mío, vestido. Luego, volví a activar el tiempo.
Mi vecino de asiento gimió, de repente, sintiendo todo lo que había sucedido antes hasta ese momento. Dos pollas distintas golpeándole la próstata. Casi se agarraba a la silla del placer repentino. De hecho, una mancha apareció en su entrepierna. Se había corrido.
El hombre estuvo más callado de lo normal el resto del viaje, y quizá, algo menos invasivo. Sonreí. Iba a ser un viaje muy interesante. Cuando llegamos a Luxor fuimos directamente al crucero, cenamos ligero y nos acostamos.