Con sus compañeros de trabajo

Sentado ante la mesa de tu escritorio, es imposible que Roberto pueda concentrarse sabiendo que esta rodeado de tantos atractivos hombres en traje. Simplemente desvía la mirada de su ordenador para dar un rápido vistazo a lo que puede encontrarse en la oficina.

Frente a él, hay dos de sus compañeros contables. charlan entre ellos, dándole la espalda. Los trajes les quedan de muerte, especialmente sus pantalones, resaltándoles sus culo. Al pensar en los traseros de sus compañeros de departamento, el pantalón de estos se desabrocha mágicamente para mostrar su bellos culos mientras estos actúan como si no hubiera pasado nada.

No se conformo solo con eso, debía de ver a mas oficinistas sexys. Enseguida fue para el despacho de Abel Gutierrez, uno de los mejores trabajadores del departamento de relaciones publicas y el hombre mas guapo que había conocido Roberto en su vida. Cuando llegó a su puerta, deseó que ese sentimiento fuera reciprocó, y el hombre, delgado, moreno y de penetrante mirada, fue poco a poco desabrochándose la camisa mientras, sin decir palabra, miraba fijamente con lujuria al pecador. En el momento que se saco su polla dura y comenzaba a masturbarse, Roberto decidió marcharse, antes de que, igual que el bedel, su compañero le increpara en la "realidad"

Por el pasillo, un golpe en el hombro le devolvió a la realidad. Era el estúpido de German, uno de los de redes y un completo imbécil. No tardo ni un par de segundos en lanzar un chiste a costa de Roberto, haciendo que los de alrededor se rian de él.

-Pero no te enfades-le dijo al final, con una sonrisa- que es solo una broma.

El pecador le hizo un ademán con la mano y se marchó, no sin antes darse la vuelta para darle un último vistazo. Ese estúpido capullo era el "graciosillo" de todas las oficinas, seguro de si mismo y con hambre de humillar. Ante los ojos de Roberto, tras el prisma de la gafas, este apareció mas fuerte incluso, con su polla fuera de su pantalón, y mas gorda que la mayoría.

De camino a su próximo destino, un joven trajeado se acerco al deposito de agua para ponerse un poco en un vaso. La empresa era reconocida internacionalmente, y numerosos becarios postulaban constantemente para hacer sus practicas allí. Este en especial, era delgadito, con un culo respingo y muy interesante al desnudarlo. Nada que envidiar a sus compañeros mas mayores.

Enseguida llegó al departamento que buscaba, el de ventas. Su objetivo era claro. Allí, un grupo de hombres trajeados y atractivos, liderados por Emilio Danés, se vanagloriaban de ser la área mas productiva. Al pasar por el pasillo, pudo ver al grupo reunido tras una venta de vidrio. Los subalternos de Emilio le reían las gracias como si fuera su dios, mientras este contaba alguna estúpida anécdota. El pecador se los imagino como eran de verdad, sumisos y complacientes ante su superior, y así se mostraron ante el. Se desabrocharon los pantalones y les mostraron a todos su agujeros, mientras su adorado líder, con solo la polla, enorme y empalmada, fuera de su pantalón, acariciaba los culos para ver a quien le tocaba ser follado.

La vibración de su móvil le interrumpió de la visión. Era un mensaje de uno de sus compañeros, indicándole que debía volver al trabajo, que el jefe había pasado preguntando por él. Asustado de perder su sustento, Roberto volvió rápidamente a su escritorio, y cumplió sus tareas lo mas pronto posible. Tras un par de horas, tenia tiempo libre para volver a usar su nuevo poder. Claro esta, que no se conformaría solo con ver cuerpos desnudos.