Asier, el tímido obseso sexual

Asier era un joven de 23 años muy especial. Era el menor de dos hermanos, en una familia sin madre, fallecida cuando él tenia menos de 3 años. Supeditado siempre a los dominantes de sus hermanos y si padre, el chico desarrollo una timidez extrema, que le llevo a una tartamudez que le avergonzaba y le hacia mas callado. En realidad no era especialmente feo. Tenia el pelo corto y moreno, aunque no iba peinando a la moda, y siempre llevaba el mismo estilo de ropa. Era su expresión de pavor cuando te acerabas lo que repelía a la gente. Aun así, había conseguido acabar su carrera como ingeniero químico y estaba a punto de finalizar su master.

Pero tras esa fachada de niño bueno que no ha roto un plato se escondía un deseo oscuro. Asier deseaba a las mujeres. Le volvían locas. Se pasaba su tiempo libre viendo porno, del tipo que fuera. No había tenido contacto nunca con ninguna, ni siquiera un beso. Acercase lo mas mínimo le aterraba. Pero el deseo continuaba, creciendo en su interior y haciéndole maquinar ideas... ilegales.

Ese deseo fue lo que le llevo a buscar una posible solución en la dark web. Sabia que no seria capaz de estar con una mujer si ella li miraba, le hablaba, le tocaba. Solo pensarlo le daban ganas de esconderse bajo la cama. Pero si la mujer no fuera consciente, quizá por alguna droga...

Un extraño hilo en un foro le llamo la atención a Asier. Era sobre un vendedor de sustancias, en su misma ciudad, y que se ofertaba para solucionar todos tus problemas sexuales. Algo atrajo a Asier en esas líneas y, con una valentía nada propia de él, se marcho para la dirección anotada.

Cuando llegó, no vio nada especialmente raro. Era una casa en el extrarradio de la ciudad, llena de casas unifamiliares con un pequeño jardín. La dirección de la "tienda" era una simple casa de color amarillo no muy distinta de las colindantes. con gran esfuerzo, y dominado sobre todo por sus deseos carnales, subió los escalones que le llevaban a la puerta y toco el timbre.

La puerta se abrió sola, como si tuviera un resorte. Asustado, pero también emocionado, Asier entro poco a poco a la casa, la cual estaba totalmente vacía, sin muebles ni ningún tipo de decoración.

-Entra, entra-escucho decir de una voz que provenía de un cuarto a su izquierda- Tengo lo que necesitas aquí mismo.

Asier entró en la habitación con reservas. Ya era tarde para marcharse sin mas. Dentro, solo había un hombre de aspecto amigable de piel cetrina, calvo y con una línea de vello casi ridícula que le hacia de bigote. Estaba sentado tras una mesa de oficina que había visto mejores tiempos, y se sentaba sobre un gran sillón acolchado de color naranja, algo hortera.

-Dime muchacho-le dijo- ¿Qué necesitas?

-ehh ehhh- A Asier le costaba hablar, siempre le había pasado, pero necesitaba de verdad lo que había venido a buscar- quie..ro qui..ero algo para dorm.. dorm..

-Quieres follar ¿Verdad?-le interrumpió el extraño personaje- todos venís por lo mismo.

Asier asintió.

El hombre saco, de a saber donde, una botella de agua 50 centilitros llena de un liquido espeso de color rosado.

-Esto es lo que necesitas.

Asier cogió la botella y la observó con interés.

-Esto es para las.. las...

-Bébetela, toda si es posible. Y serás deseado. Todos querrán acostarse contigo. No tendrán modo de controlarse.

Las pupilas de Asier se dilataron de expectación. ¿Seria eso posible? Hacer que las mujeres se acercaran a el, sin tener que hablar con ellas ni casi tocarlas. Dejarlas hacer todo el "trabajo" podría hacerle recuperar su confianza. Podría dejar de ser como es.

El chico no dudo mas, y de tres tras trago se bebió todo el liquido.

-Su efecto acabara al final de este dia- le dijo el hombre, que se levanto del sofá, incitándole al tímido para que se marchara-pero son muy intensos. yo tendría cuidado.

Asier se marchó de la habitación, permitiendo a Lujuria abandonar el aspecto del hombre extraño para poder contemplar las desventuras del muchacho mucho mas cerca.