Alianzas Politicas

La vela chisporroteó sobre el escritorio de madera agrietada mientras Daniela mojaba su pluma en tinta negra. El silencio era absoluto, roto solo por el roce constante del pergamino. Tenía frente a ella tres cartas, cada una destinada a un señor menor de los alrededores. Ninguna poseía tierras fértiles ni ejércitos de renombre, pero sí algo mucho más valioso para ella ahora: la necesidad.

Los escritos con pulso firme, acompañando el sello de cera con el escudo de su casa. El viejo castillo aún conservaba su blasón intacto: una espada cruzando una rama seca. Su padre lo eligió por simbolismo… sin sospechar cuán cierta sería la imagen años después.

Cada carta era distinta:

A Lord Almeric de Serth, le ofrecía acceso a los pozos del norte si permitía el paso seguro de comerciantes por su senda.

A Lady Maive de Corlin, le ofrecía un intercambio: mano de obra por protección mutua.

A Sir Darion de Gyrh, insinuó la posibilidad de un compromiso… no suyo, sino de una de sus futuras criadas a cambio de apoyo político.

Nada concreto. Solo insinuaciones, oportunidades. La política, después de todo, era el arte de prometer sin ceder… todavía.

Antes del amanecer, envió a un mensajero joven y veloz, con órdenes de viajar por rutas diferentes y no regresar con las manos vacías.

Daniela se quedó mirando por la ventana de su alcoba. Su castillo era pequeño, sus tierras pobres, y la amenaza del invierno se alzaba como un espectro... pero ahora, había palabras en movimiento, intereses despertando. Y con ellos, tal vez, un lugar para su nombre entre los que importaban.