Al sacerdote de la prisión

Toni-Bruno sabia cuando seria posible ver al sacerdote de la prisión, este domingo. Por desgracia, estaban a martes. El pecador sabia que no iba a esperar 5 días para cambiar de cuerpo. Así que preparo un plan para realizar la trasferencia ese mismo día. Sabia que el sacerdote estaría esa mañana en los talleres con sus prisioneros cristianos mas rehabilitados. Solo tenia que acceder a ese taller.

Debía aprovechar el momento en que se iba al patio a hacer ejercicio. Cuando los dos guardias encargados de su vigilancia abrieron su celda, el pecador estaba preparado, usando el laser en uno de sus compañeros presos. Este, al ver que se marchaba Toni-Bruno, se sacó su polla, gordísima en tamaño, en dirección al estafador.

-Bruno ¿No quieres un poco de esta?-dijo caliente el preso.

Los policía comenzaron a ladrar ordenes, pero no le dieron demasiada importancia, ya que usar sus pollas como insulto y amenazas era normal en la cárcel. Toni-Bruno sabia que debía subir el nivel si quería desembarazarse de los guardias, por lo que uso también su laser el convicto de la celda adyacente al primero.

-No quiero tu polla asquerosa-contestó después- pero a lo mejor Javi si que quiere. Acércasela

El primer preso, sonriente, introdujo entre los barrotes su enorme pene. El otro preso, con la boca abierta de la sorpresa, se acercó al rabo y, con timidez al principio pero con avidez después, comenzó a comerse la polla. Esa escena de sexo homosexual fue suficiente para que los guardias que escoltaban a Toni-Bruno le mandaran solo al patio para entrar dentro de la celda de los dos amantes a separarlos.

Dejando atrás a los policías con los dos repentinos homosexuales, el pecador se escabullo por los pasillos en dirección al taller. A menos de dos puertas, se encontró con otro par de vigilantes que estaban haciendo la ronda. Asustado, se escondió e un recoveco. Antes de que llegaran a su posición, Toni-Bruno usó de nuevo el laser sobre los dos guardias y espero. Como bien sabia el pecador, si los flasheados por el laser no encontraban a Toni-Bruno para acostarse con él, su deseo se focalizaba en el mas cercano. De este modo, el pecador observo desde su escondrijo como los dos agentes de la ley se lanzaron a los cuerpos del otro, poseídos por un deseo imparable de follarse al otro. En el momento que uno de ellos comenzó a ser penetrado por la polla del otro, Toni-Bruno se escabulló de nuevo en dirección a las aulas-taller.

Llegó a su destino sin mas sobresaltos. Encontró allí a su objetivo, pero no estaba solo. Otros tres hombres, convictos con penas menores realizaban un curso sobre carpintería para reducir su condena y aprender un oficio. El sacerdote, que iba vestido sin el habito habitual de las ceremonias religiosas si no con un mono de trabajo le miro extrañado.

-No te reconozco-le dijo- ¿Vienes a la clase?

Toni-Bruno, que sabia que no tenia mucho tiempo pues el resto de guardias se estaban movilizando, uso el laser en todos los hombres de la habitación. Cuando estuvieron todos bajo se la influencia afrodisiaca del laser, comenzó a desnudarse rápidamente.

-Vosotros tres-dijo al resto de preso, que le miraban con los ojos muy abiertos mientras se tocaban la entre pierna- Follad entre vosotros y luego si eso, lo hare yo. Primero voy a follarme al cura.

Los tres compañeros de prisión asintieron, esperanzados y se desvistieron también. Enseguida comenzaron a buscarse sus cuerpos y sus miembros. Mientras el pecador desvestía al sacerdote, que estaba paralizado por los acontecimientos, Toni-Bruno pudo ver con el rabillo del ojo como uno de los presos era empalado por la polla del otro mientras el tercero el acercaba la polla a la boca.

Los ruidos de pasos eran cada vez mas fuertes, por lo que Toni-Bruno no quiso perder mas tiempo. Puso al sacerdote a cuatro patas, se esculpió bien en la polla y, colocando el pene en su entrada trasera, empezó a penetrarlo poco a poco pero con firmeza. El hombre comenzó a resoplar de inmediato, poco acostumbrado a que una polla le perforara las entrañas, pero el pecador ya se preocuparía al día siguiente de si tenia el ano dolorido. Ahora solo pensaba en acabar lo mas pronto posible.

Estuvo a punto de fracasar. Cuando llegaron los guaridas y separaron a los amantes, la polla de Toni-Bruno justo había acabado de eyacular dentro del ano del sacerdote. Los vigilantes le llevaron casi en volandas y desnudo a su celda de nuevo, a pesar de que el convicto colaboraba. De hecho, iba con una gran sonrisa. Era su ultimo día en prisión.