Al porrero latino

Ver la libertad y el desparpajo con que caminaba ese joven porrero irritó a Toni-Pascual doblemente. Primero, por la parte de Toni, que envidiaba su confianza y capacidad de hacer lo que quisiera. La segunda por Pascual, que como policía, quería usar su poder para sentirse superior al resto. Ambas mentes, fusionadas en una sola, decidieron unir sus dos necesidades para realizar la trasferencia, pero que esta fuera un castigo.

-Eh tu-gritó el policía antes de que el chaval desapareciera giran la esquina- ¡Quédate quieto!

Con una expresión entre desconcierto y asco, el porrero obedeció, no de buena gana. Toni-Pascual se acercó al muchacho con cara de pocos amigos y, señalándole con el laser, le aplico un par de descargas sobre el pecho desnudo. El chico mudo de actitud al instante.

-Voy a cachearte para ver si tienes algo de marihuana, que por el olor, veo que es evidente.

-Yo... Yo no llevo nada-intentó decir el chaval, que no podía dejar de fijarse en los poderosos músculos del policía que se marcaban tras el uniforme.

-Vamos a verlo, acompáñame.

Toni-Pascual hizo una llave al porrero, colocándole sus brazo detrás de su espalda para, sin apenas resistencia, llevarlo a un callejón cercano. Ya allí, comenzó a cachearle, recorriendo con sus manos fuertes toda la carne expuesta del muchacho. Cuando llegó a la entrepierna, el latino estaba claramente empalmado.

-¿Te has puesto cachondo por el cacheo, pedazo de maricón?-Le preguntó riéndose el pecador-La tienes durísima.

El latino no contestó, bajando la cara al suelo, avergonzado. Entonces, el policía congio la cara morena del chico con una de sus manazas y se la acercó a centímetros de su rostro.

-si eres tan mariconazo como pareces, ponte de rodillas y hazme una mamada.

Luego arrojó al suelo de un empujón al porrero para, inmediatamente, bajarse la cremallera y sacar una polla morcillona. El latino se lanzó a la polla l segundo grito, y en menos de un minuto ya la tenia bien dura gracias a su lengua. La sensación de peligro, por si cualquiera entrará en el callejón, junto con esa sensación de poder puso muy caliente a Toni-Pascual. El pecador estaba de verdad disfrutando de la mamada, pero quería algo mas que sexo oral.

-¿Esta tu casa cerca de aquí, maricón?

-Si... a unas calles- dijo el latino mientras seguía chupándosela al policía.

-Entonces vamos a tu casa.

-Es la casa de mi padrastro no se si...

Mientras el joven seguía mamando, el policía saco con un giro de muñeca su placa, colocándola a centímetros del rostro felador del porrero.

-¿Ves mi placa?-le dice- esto significa que puedo ir a donde quiera. Alza el culo y vamos para tu casa.

Por suerte para el pecador, la casa del latino estaba a menos de 6 minutos, por que, si no, le hubiera follado allí mismo. Ya subiendo por el ascensor, el policía aprovecho para, por debajo del pantalón, meter la mano derecha para ir abriendo el agujero del chico.

-¿Seguro que aquí dentro no escondes droga?-preguntó el pecador mientras introducía un dedo ancho y velludo por el estrecho ano del latino y este gemía un poco. El pecador sonrió, poderoso. Iba a hacer lo que quisiera con este chaval, pensó, y eso le ponía muy cachondo.

Apenas se fijó en la casa cuando entraron, aunque vio que la familia del porrero tenia bastante dinero. Ya en el cuarto del joven, el policía le empujó con fuerza a la cama y comenzó a bajarse los pantalones, mostrado su polla dura y preparada.

-Quítate los pantalones. Ya.

El porrero asintió en silencio con la cabeza y con tranquilidad se deshizo de la parte de debajo de la ropa. Luego, como sabiendo y deseando lo que iba a pasar, el latino alzo sus piernas morenas, mostrando su entrada trasera.

-Sabia que eras un pedazo de maricón. Pues tendrás lo que quieres, puta.

El policía le introdujo la polla de una sola embestida, provocando un grito al porrero. Al momento, el pecador comenzó a bombear, metiéndola y sacándola con agresividad mientras con su mano agarraba el cuello y la cabeza del muchacho. Si no fuera por los gemidos de placer del latino, para un observador le hubiera parecido que le estaban violando. Pero el chico, ya adaptado su trasero a la polla del pecador, pedía mas y mas polla. Envalentonado por las palabras y por el propio agujero del chico, el Toni-Pascual aumento la velocidad y el empuje. Quería destrozar ese culo.

Preñar a ese chaval no iba a ser suficiente para el pecador. Quería verle totalmente entregado al policía. Por lo que, sacando la polla del culo dolorido del muchacho le señalo al suelo. El tatuado joven se puso de rodillas y comenzó a mamar la polla del pecador con verdaderas ansias.

-¿Te gusta como sabe tu propio culo?- se carcajeó Toni-Pascual- Venga, cómete toda mi leche, cabrón.

La polla del pecador comenzó a eyacular, lanzando a la cara del latino descarga tras descarga de denso esperma, que cayo sobre sus mejillas, sus ojos, su boca abierta. El porrero sonrió, recibiendo por fin su premio ansiado. Le limpió la polla al policía hasta dejarla reluciente y cuando ya estuvo satisfecho con el trabajo, se sentó en el suelo, exhausto.

Toni-Pascual recogió el pantalón de uniforme y se vistió. Ya en la puerta del cuarto, se giró hacia el latino.

-Si vuelvo a verte fumando por la calle tendremos que repetir este castigo. ¿Me has entendido?

-Si-dijo el chico- A veces quedo con mis amigos en el parque para hacerlo. Por las tardes. de 17:00 a 19:00. Pero ya no lo hare mas.

-Dile a tus amigos que serán lo siguientes si no paran de cometer delitos.

El latino sonrió ligeramente para, después, asentir. El policía se marchó de la casa, sintiendo que lo pronunciado hace unos minutos quedaría para siempre en la mente de Pascual. Es posible que en un par de días acudiera al parque para ver si el latino y sus amigos siguen con sus fechorías. Si es así, este les daría el castigo que merecen esos gandules.