Al obispo Cardenas

¿A quien mejor para mostrarle su nueva revelación que a su padre en la fe? Pelayo sabia que el dogma cristiano estaría muy dentro del sacerdote, pero dejarlo en la ignorancia le parecía peor opción. El pecador regresó al origen de todo, el seminario, e ignorando el sonido de sexo de sus compañero, se dirigió al despacho del obispo. Al verlo, no tuvo que decir nada. Seguramente el hombre, de mas de 50 años pero que aun conservaba bastante atractivo, se había follado a mitad congregación masculina. Era evidente lo que ambos iban a hacerse, así que sus cuerpos se atrajeron mutuamente. sus manos se buscaron, acariciando pezones, caderas y entrepiernas.

Aun en silencio, el obispo desnudo lentamente al pecador. Luego lo sentó sobre una de las sillas, le abrió las piernas y comenzó, primero a comerle los pezones y después, fue bajando poco a poco hasta la polla del chico, que comenzó a devorar. Luego fue el turno del virginal culo del muchacho, que abrió poco a poco con su lengua. Por ultimo, y mirándole fijamente a los ojos, comenzó a introducir lentamente un dedo, dos y hasta tres, mientras Pelayo se masturbaba y el rostros de los dos amantes estaba a menos de 2 centímetros.

Ya con el culo abierto, y sin necesidad de decirse nada. El obispo se sentó en un sofá de su despacho, desnudo. Pelayo se aproximó a él y, dirigiendo su culo hasta la polla dura de su padre espiritual, se la ensartó hasta el fondo. El sexo fue tierno y amoroso. La polla del obispo golpeaba las entrañas del pecador enseñándole lo que era el placer. Siguieron en silencio, excepto por los gemidos de ambos, incluso hasta que ambos se corrieron casi a la vez, Pelayo sobre el pecho del obispo y este en el interior del seminarista.

Los dos amantes comenzaron a hablar tras el sexo.

-Esa nueva religión de la que estás hablando... no se-le dijo el obispo-me suena a típico de una secta.

Como bien sabia Pelayo (él nunca se equivocaba) el obispo Cardona nunca dejaría la iglesia. Aun así, debía reconocer que su primera vez había sido bastante excitante.