A un desconocido por una aplicación

Un modo de probar si sus creencias eran correctas era ver si esa especial unión entre hombres a través del sexo puede ocurrir entre dos desconocidos. Para ello, Pelayo se descargo una aplicación de sexo entre hombres y público su perfil:

Hola. Soy Pelayo. Tengo 26 años y estudio para ser sacerdote. Busco un hombre que me desvirgue y me haga ver lo que es el sexo entre hombres.

Obviamente no tardo ni 10 minutos en recibir mensajes. Como al pecador no le importa quien fuera, elegido el primero, un tal sexybear80.

El hombre parecía verdaderamente interesado en Pelayo, pues cuando le puso la dirección del seminario, este llegó en menos de 20 minutos. Era un hombre de más de cuarenta, de casi dos metros, ancha espalda y barba negra y espesa.

-Hola- dijo el hombre al parecer en la puerta de la habitación del seminarista- hemos quedado. ¿Es posible que estén follando en la habitación de enfrente? Por qué la puerta estaba abierta y...

-olvídalo-le contesto Pelayo- y entra.

Nada más entrar, el hombre comenzó a besarlo. Pelayo se dejó manejar y pronto entendió su amante que debía ser él quien dirigiera el sexo, así que puso al pecador de rodillas, se sacó su polla y acercó a Pelayo a su rabo duro y llena de precum. El seminarista se puso a ello, intentando hacer la mejor felación que podía, siempre acompañado de la mano firme del barbudo.

Pronto se cansó el hombre de su mamada. Le desnudo mientras devoraba el cuerpo de Pelayo con sus manos, agarrando la grasa de sus caderas. Lo puso a cuatro patas y, escupiéndose en su polla, oriento esta hacia la entrada del muchacho. Tras varios intentos consiguió meterla y poco a poco pero sin detenerse, fue expandiendo el ano de Pelayo, desvirgando al pecador. Pronto lo tuvo gimiendo de placer mientras la polla del barbudo golpeaba su prostata.

Después de varios minutos de embestidas, el hombre extrajo la polla del culo de Pelayo, y con rapidez, coloco el glande cerca de la cara del muchacho, vertiendo varias descargas de denso esperma en el rostro del seminarista.

-Joder. Ha estado bien, ¿No?

Pelayo asiente, mientras ve al enorme amante ante él. Ese hombre le ha usado para su placer, pero la verdad es que también se lo ha dado a él. Ambos han disfrutado y, de cierta manera, si se siente mas cerca del hombre.

-Si, ha estado bien. Por cierto ¿Cómo te llamas?

-Jaime-le dijo, mientras le dejaba su número de teléfono.

El hombre barbudo se despidió, y Pelayo cerro la puerta pensado en que volvería a quedar con Jaime. En la conexión que habían creado y en como quizá podría ser él el primer seguidor de su nueva fe.

Luego los sonidos de sexo del pasillo le llamaron. Cuando fue a ver que sucedía, pudo ver a través de la rendija de la habitación como Jaime, su antiguo amante, follaba por el culo con otro de los seminaristas.

"Bueno-pensó Pelayo- puede que esa conexión que hemos sentido no sea tan única"