¡Espiar por supuesto!

Al escuchar nuevamente aquellos jadeos Anju freno sus pasos y volteo a todos lados, asegurándose que no hubiera nadie más, una vez segura de estar sola camino lentamente hasta la casa quitándose los zapatos para evitar hacer ruido y colocar estos en el suelo, seguido busco aquella pequeña grieta para nuevamente tener su espectáculo.

—Joder que rica puta— exclamaba Dampe desde el interior, mientras empuñaba con firmeza su verga… movía la mano lentamente de arriba abajo haciendo que su glande quedara descubierto al estirar el prepucio, en su glande nuevamente se podía apreciar todo ese esmegma pegado, los jadeos cada vez se hacían más fuertes.

Anju miró atónita como se batía aquel enorme trozo de carne, su mano nuevamente se movió por instinto a su zona íntima, comenzando a acariciarse mientras seguía viendo.

—Que rica puta… que ganas de cogerte Anju— comento el viejo, mientras seguía masturbándose, haciendo cada vez más rápidos los movimientos de su mano, así mismo sus testículos se empiezan a balancear de un lado a otro.

Al escuchar su nombre salir de los labios de Dampe, se quedó completamente helada —Joder me ha descubierto— se dijo así mismo deteniendo los movimientos de su mano, cuando estaba por irse del lugar, vio que Dampe seguía masturbándose lo cual fue un alivio para ella, quien optó por seguir viendo aquello.

Después de un rato Dampe escupió sobre su verga y continúo masturbándose, haciendo movimientos aún más rápidos y sonoros, Anju hipnotizada por aquello alzo su vestido y paso la mano por debajo de este, comenzando a frotar su sexo con las yemas de los dedos sobre la seda de sus bragas, al tiempo que comenzó a soltar pequeños gemidos sin ser consciente de ello.

La respiración de Dampe se hacía más notoria y tras unos cuantos movimientos más de su mano comenzó a correrse expulsando de su verga varios chorros de semen llegando estos a una gran altura, otro tanto de su semen escurriera por su verga y sus testículos, por su parte Anju también había alcanzado el clímax lo cual le hizo dar un fuerte gemido mientras sus fluidos escurrían por sus muslos, sus gemidos llegaon a oídos de Dampe.

—Quien anda hay— grito Dampe, lo cual hizo a Anju salir corriendo a toda prisa.