"Colegas, soy sexeonista"

Para Alex, un joven estudiante de Biología de 21 años, el sexeonismo le había cambiado la vida. Explicárselo a sus padres no seria complicado. Nunca le habían hecho demasiado caso. En cambio a sus amigos... Siempre habían sido cuatro, inseparables desde primaria. A pesar de que ahora estudiaban carreras distintas, siempre encontraban un hueco para quedar una tarde a jugar a la consola o simplemente charlar.

Pero ese día debía llegar. Alex tenia que cumplir con el octavo mandamiento, así que se prometió que esa tarde, que había quedado con sus amigos en la casa de uno de ellos, les contaría sobre su nueva religión.

Cuando se lo contó a sus amigos, estos se lo tomaron primero a risa. Cuando Alex les insistió es cuando comenzaron a quedarse estupefactos.

-Pero ¿Eres gay?

-¡Claro que no!-les contestaba el creyente- simplemente he visto como la unión mas perfecta con otro ser humano es posible a través del sexo entre hombres.

-Eso me suena muy a gay-le dijo otro amigo.

-No tiene nada que ver-le replico el creyente- no va de atracción física si no de necesidad de comunicarse. De la necesidad de todo ser humano de conectarse a otro. He aprendido mucho cada vez que he ido.

Los amigos sonrieron entre si.

-¿Que has aprendido?-pregunto uno de ellos.

Alex se acercó a su amigo y comenzó a tocarle la entrepierna. Al principio, su colega se puso tenso, pero poco a poco empezó a relajarse, dejándose llevar. sus otros dos amigos, giraron la cabeza, intentado no mirar el espectáculo mientras volvían a los videojuegos. Cuando la polla de su amigo estuvo bien dura, Alex le bajo totalmente los pantalones y le quito la camiseta al chico, dejándole solo con una gorra. Luego, escupiéndose bien en la mano, empezó a pajearle con gran maestría. Su mano húmeda y caliente pasaba por los huevos, el tronco y acariciaba con destreza la punta de la polla, llevando a su amigo a no parar de resoplar y de decir "joder"

Sus otros amigos, que parecían prestar atención a la pantalla, miraban con el rabillo del ojo la paja, y sobre todo, la cara de placer del masturbado. De repente, uno de los colegas de Alex se bajo de improviso el pantalón , mostrando una polla morcillona.

-Yo también quiero que me muestres que has aprendido.

Alex dejó, a pesar de las quejas del primero de sus amigos, la polla que masturbaba para acercarse a su amigo gamer, que continuaba con el mando en la mano. Esta vez no le hizo una paja, si no que se metió toda la polla del chaval en la boca, comenzando una felación. El veinteañero se sobresalto, pero no retiro la cabeza de Alex de sus genitales, si no todo lo contrario, uso su cogote como soporte para el mando de la consola, obligando al creyente a tragarse hasta la garganta su rabo.

-Si a este se la estas comiendo-dijo el tercer amigo- yo también quiero.

Para poder satisfacer a los tres amigos de Alex, este les tuvo que poner desnudos y juntos enfrente de el. De esta manera, mientras le comía la enorme polla a uno, masturbaba a los otros dos. Así, iba pasando de polla en polla, sin dejar a ninguno de sus colegas sin atención, mientras estos alababan su habilidad.

-Joder, la come mejor que mi novia-decía uno

-Que boca mas calentita- decía otro.

-si sigues así, me correré. ¿Me puedo correr en tu boca?

De este modo, Alex llevo hasta la eyaculación a sus tres amigos de toda la vida. Aunque al principio se mostraron reacios a volver a hablar de lo sucedido y del sexeonismo, la insistencia de Alex, mas un poco de oral, convenció a sus amigos a visitar la sabana el próximo jueves. Lo sucedido en esa orgia también les cambió la vida.