amor, desamor y sexo

(Se puede asumir que todas las personas en estos relatos tienen al menos 18 años o más, todos los nombres y lugares que se mencionarán han sido cambiados para mantener en anonimato a las personas, cualquier parecido es sólo una coincidencia, las imágenes usadas son sólo de referencia y no tienen ninguna conexión a las personas de la historia.)

Desde que tengo uso de memoria, siempre me he sentido atraído hacia las mujeres, incluso siendo un niño siempre me sentí interesado en el cuerpo femenino, sus curvas, sus pechos, sus piernas y su caderas; eran sin duda algo que me fascinaba.

Sin embargo, fui criado para ser un hombre respetuoso con las mujeres y al mismo tiempo un romántico, jamás hice o haría algo sin tener consentimiento previo.

Por lo mismo, siempre me sentí solo, siempre traté de buscar a esa mujer de sueños, esa mujer que me hiciera sentir vivo, esa mujer que me amaría y la cuál haría el amor conmigo día y noche.

Esto me llevó a conocer a la que yo considero el peor error de mi vida, la llamaremos Casia, y en la cual no pienso perder mucho el tiempo, ella fue mi primer amor formal, la que me enseño a la mala, la que en lugar de ser compañera fue más un enemigo en mi vida, con ella tomé las peores decisiones, como abandonar mis estudios, ignorar oportunidades amorosas con mujeres que sí valían la pena y dejar de lado mi futuro. Por ella conocí los vicios, las drogas y las ganas de acabar con mi vida.

Fue un amor tóxico e intenso, con la que a pesar de sentir un amor profundo, al menos de mi parte, jamás tuve relaciones sexuales, ya que ella nunca estuvo lista, sólo fueron juegos de manos, tal vez desnudos completamente y sexo oral, sin embargo nunca consumamos el acto.

Ella era una persona que me dejaba cada vez que conocía a alguien que le llamaba la atención, lo hizo en diversos momentos, y aún cuando al principio me deprimía intentando recuperarla, después se hizo tedioso y opté por jugar su mismo juego.

Esta era la última vez que se repetía esto sin que yo hiciera nada, aún cuando la moral la tenía por lo suelos, siempre supe que era atractivo para las mujeres, sólo que desde muy joven estuve atado a Casia, pero no más.

Por cuestiones del destino, estando yo en una de esas etapas de "soltería", se cruzó por mi camino una linda chica de piel aperlada llamada Fabiana, bajita, delgada, no tenía muchas nalgas, pero... tenía un pecho muy grande, mínimo triple D's, imagina un cuerpo delgado con un rostro bello junto a ese par, hubiera estado loco si no la hubiera volteado a ver, ella vestía un short corto, una blusa de tirantes delgados extremadamente ajustada a su bella piel, que aún cuando no se suponiera que fuera escotada, sus grandes tetas sobresalían de la blusa, dejando ver su par apretadito y paradito, un par de tetas de una mujer joven; mi mente nunca dejó de fantasear con su bello cuerpo. Fantasías que se convirtieron en una realidad y que sacaron de mi mente a Casia, al menos momentáneamente.

Poco sabía yo de la aventura que me esperaba, una aventura caliente que me llevó a conocer otra fasceta de mí, una en la cuál me hubiera gustado hacer mejor las cosas, pero lo que está hecho no se puede cambiar.