Post-San Valentin

Post-San Valentin

Recapitulación de lo sucedido desde el 14 de febrero hasta la fecha, entre mi esposa y su novio.

Chapter 1 by cornudoG cornudoG

A pesar de que mi esposa ansía quedar embarazada de su novio, Juan, sigue utilizando los parches anticonceptivos, lo que es para mi un recordatorio permanente de que ella lleva una vida sexual activa y una en la que los condones no van incluídos, contrario a mi, que ya no puedo recordar exactamente cuando fue la última vez que tuve relaciones con mi esposa, pero sí recuerdo bien que a medio acto, ella me pidió interrumpir y llevarla en el auto por Juan, quien terminó por cogérsela varias veces esa noche.

Juan también quiere embarazar a mi esposa, no sé desde cuando, pero sé que el hecho de que mi esposa le pida un bebé cada que la está penetrando, no ha hecho otra cosa que aumentar la intensidad con la que lo desea, y, contrario a nosotros, para él el parche no representa otra cosa que un obstáculo, quizá el único, para lograrlo; es por ello que en ocasiones cada vez más frecuentes mientras están teniendo sexo, él busca el parche y lo desprende, en un inicio a petición de mi esposa, pero después por iniciativa propia, y las últimas veces sin siquiera consultarlo con ella, que de todas maneras lo aceptaría muy seguramente.

El 14 de febrero pasado no fue la excepción, semanas antes mi esposa ya le había dicho, y me había dicho también, que quería que ese fuera el día en que quedara embarazada de Juan, llegó a esa fecha a media semana del 4to parche consecutivo, que, aunque lo usual son 3, se permite utilizar un cuarto para retrasar la regla (o el sustituto de ella durante la toma de anticonceptivos hormonales), cosa que mi esposa hizo para poder disfrutar ese día con su pareja sexual; el parche no duró en su piel más que minutos después de que su hombre llegó a visitarla, sin aviso, pero sin resistencia se lo desprendió desde el inicio de la primera, de muchas cogidas que le iba a dar ese día, y aunque yo estaba mirando desde cerca, no lo noté sino hasta que se pasaron de coger en la sala a coger en la habitación matrimonial, me dispuse a mirarlos desde el sillón cuando encontré el parche tirado ahí mismo.

Ella no se volvió a poner otro parche, como es sugerido por el instructivo, cuando se despega antes de tiempo, ese día la masturbé como nunca, imaginando escenarios y situaciones con ella preñada de su amante, y algunos otros con el producto de ellos ya en forma de un pequeño humano, a mi manutención por supuesto.

A partir de entonces pasaron varias otras cosas, pero, desde hace poco más de un año llevo dos empleos, uno mucho más demandante que el "principal", lo que me ha impedido disfrutar de la misma manera estas aventuras, y también tener tiempo de documentarlas y compartirlas, es en torno a este segundo empleo que se desarrolla la parte central de este relato, y aunque desembocó en una manera de disfrutar los cuernos que ya tenía olvidada, espero la oportunidad de renunciar, y dedicarme solamente al primer empleo, pero más que nada, también a disfrutar de lleno, documentar y compartir mis cuernos.

La siguiente semana, la del 20 de febrero, yo tenía agendado un viaje de trabajo de 18 días,; entonces tocó que la semana antes de viajar fuese "de descanso" del parche, y por lo tanto de regla, y por lo tanto, de no ver a su novio; cosa rara, durante esa semana ella no me dijo que le hubiera bajado, aunque siempre lo comenta aunque sea de manera casual; yo le pedí en varias ocasiones, antes de irme, extender el tiempo de no verlo hasta que yo regresara de mi viaje, en parte por que me gusta mirar, me excita demasiado atestiguar como la penetran, pero por otra parte, muy escondida, quería estar seguro que si ella había quedado embarazada hubiera sido el día de San Valentín, conmigo como testigo, y no durante mi ausencia. Todas las veces que se lo pedí, ella aceptó sin reparo, lo cual en su momento me dió seguridad, pues cuando no le parece mi petición, lo deja saber, o de plano las rechaza.

Las jornadas durante el viaje fueron intensas, entre la diferencia de horario, y la falta de privacidad para platicar con mi esposa, tuvimos muy poca comunicación, comparado a lo usual, por lo que siempre se mantuvo en relación a temas primordiales, y solo en contadas ocasiones tuve oportunidad de reiterarle mi deseo de que se portara bien, y ella de asegurarme que así estaba siendo; Aún así, admito que en dos o tres ocasiones me masturbé antes de dormir, imaginándola en los brazos, o mejor dicho, en la verga de su amante, a mis espaldas, y sin posibilidad alguna de llegar a sorprenderlos.

La semana que volví, era la del último parche anticonceptivo del siguiente ciclo, y llegué a la mitad, al finalizar esta, comenzaría la "semana de regla", y en ese momento ella tendría ya cuatro semanas sin tener sexo, por lo que yo me esperaba, si no el primer día de mi llegada, al menos el segundo ella invitara a Juan a darle lo que yo no puedo, pero conforme pasaba el tiempo y ella no decía nada, comencé a hacerme ideas, y a hacerle preguntas indirectas respecto a si él había venido durante mi ausencia, cosa que ella continuó negando; pero yo continué dudando, al grado que busqué entre la ropa sucia alguna pieza de lencería que ella no usaría solo por que sí, o manchas sospechosas en su ropa interior, de las que sí encontré un par, pero bien podrían haber sido cualquier cosa, no era prueba suficiente; para el momento en que se quitó el último parche ya le había hecho la pregunta directamente un par de veces, e incluso tomado un par de papeles doblados de la basura que me preguntaba si ella habría usado para limpiar la leche de su vagina al no tener mi lengua cerca, pero decidí que estaba siendo paranoico, y un par de días después ya había aceptado que no la había ido a visitar.

Hace unos días nos mudamos a otro departamento, pero en ese entonces, por las fechas en que ella iniciaba su semana de regla, aún no teníamos resuelto a dónde mudarnos, además teníamos el tiempo encima y con la cantidad de requisitos exigentes, teníamos el estrés al cien, llegó entonces el día en que debía llegarle la regla, y luego otro, y luego otro, y no llegó, cabe mencionar que desde que está con los parches, ella había sido bastante regular, me parece que solo se atrasó en una ocasión, que ella atribuyó al estrés, y en esta ocasión cuando me habló del retraso, lo atribuyó también a esa causa. Yo no pude volver a echar a andar mi imaginación y volver a dudar lo que habría pasado, incluso hice match con el hecho de que el mes pasado ella no me había contado cuando le llegó la regla, y de hecho le pregunté si había llegado, ella me dijo que si, pero muy leve, casi nada, yo, que no soy un experto en ginecología, si sé que a veces ellas sangran un poco cuando ya están embarazadas...

Los días siguientes yo ya no la cuestioné sobre si había venido a visitarla, más bien entre bromas le decía que yo sabía que seguro había venido, y que había logrado embarazarla, o le aceptaba cuando lo negaba, pero le decía que entonces lo logró desde el 14 de febrero, y que quizá era buena idea que se hiciera una prueba, ella decía que no se la quería hacer aún, le parecía un gasto innecesario pues sabía que no lo iba a estar, yo le pregunté "¿Pero quisieras estarlo?" - Ya sabes que sí, fue su respuesta.

El tema principal de nuestras conversaciones los días después, fue la búsqueda de un nuevo departamento y la reunión de los requisitos para ello, el segundo tema, era la existencia o no de un bebé ajeno en el vientre de mi esposa; se daba de muchas formas diferentes, yo le acariciaba el vientre y le decía que ojalá fuera niño para ponerle como su padre, o le enviaba videos de bebés en instagram con el comentario "nosotros con nuestro bebé de Juan" o similares, le preguntaba si ya le había comentado a su novio del retraso, o simplemente le preguntaría de nuevo si aún nada con la regla, y volvería a tocar el tema de la prueba.

Ella pasó velozmente de rechazar el segundo tema, a encontrarlo divertido y luego a seguirme la corriente pero siempre agregando al final el hecho, a su modo de ver, de que no estaba embarazada.

Así fue que terminó la semana de regla, sin una sola gota, y llegó el día de ponerse un nuevo parche, ella se estaba quitando la ropa de día para ponerse su pijama, salvo su brassier, estaba desnuda por completo, y fue cuando me dijo, que no se lo iba a poner por que no sabía si eso le haría daño al bebé si sí lo estaba, ese chispazo de instinto maternal que mostró ante un posible hijo de su novio me prendió como no tienen una idea, y con un hilo de voz le pregunté si entonces si estaba, ella volvió a decir que no, pero ya no la sentía tan convencida como en las ocasiones anteriores.

La llamé a la cama donde ella se recostó boca arriba, coloqué mis labios sobre su vientre desnudo, lo bajo posible para estar a una mínima distancia de su vagina, comencé a besarlo mientras acariciaba sus nalgas con mis manos, y al tiempo le preguntaba: ¿Entonces aquí tienes al bebé de Juan? - Si. - ¿Y lo vamos a cuidar? - Si. - ¿Ya querías quedar verdad? - Si. - ¿Le vas a decir a Juan? - Pues si, es de él; Si yo me había estado conteniendo para no bajar mis labios a su vagina, con esa respuesta no pude más; estaba besando sus labios inferiores con la misma pasión que lo habría hecho si estuviera llena del semen de su hombre, fueron minutos en los que por primera vez la escuché gemir a causa de mi, los que no quería que terminaran, pero para continuar la conversación separé mis labios y los sustituí con mis dedos, ya con la boca libre, y mis dedos acariciando entre sus piernas, continuamos la conversación, que imposible sería recordar por completo, pero fue más o menos así: ¿Ya querías quedar embarazada de Juan? - Si, contestó dando un ligero gemido. - ¿Vas a seguirlo viendo estando embarazada? - Si, me va a coger diario. - ¿Vas a salir en público así con él? - Si, y de la mano para que todos sepan que es su bebé. - ¿Le van a ir a comprar ropita juntos? - Si, contigo para que la pagues. - ¿Vas a dejar que su familia te haga el baby shower? - Si. - ¿Él te va a acompañar a las citas con el doctor? - Si! - ¿Me vas a dejar cuando al bebé para irte a coger con él? - Sii! - ¿Vas a dejar que te vuelva a embarazar? - Siiii! - ¿Quieres dos hijos de él? - Siii! - ¿Si vino a verte mientras yo no estaba? - Siiiii...

Yo era quien había estado hablando más hasta ese momento, pero con su confesión, era su turno, yo volví a acariciar sus nalgas, su vientre, a besar con suavidad su vagina, y le pedí: "cuéntame", conforme ajustaba la intensidad de mis besos a la de la confesión de su boca...

El mismo día que salió mi vuelo, al rededor de las 7, ese mismo día Juan estaba en casa disfrutando de mi mujer, ella lo recibió en su ropa de dormir, sin hacer mucho ruido lo recibió en la puerta de la casa con su ropa de dormir, una pijama sin mucha relevancia por sí sola, pero ya puesta en mi esposa, se convierte en un shortsito que resalta de una forma maravillosa el culo de mi mujer, como era de esperarse, desde ese momento sus labios no se separaron, y las manos de su hombre tampoco lo hicieron de las nalgas de mi mujer, ellos se fueron directo a la cama y se disfrutaron una vez tras otra, cuando pregunté, ella no tenía ni idea hasta que hora se durmieron, pero sí recordaba que durmieron de madrugada, exhaustos, completamente desnudos, y abrazados en la cama ya mal llamada matrimonial. Yo llegué a mi destino a las 3 de la tarde del día siguiente en la hora local, serían las 9 de la mañana en México, ella recibió mi mensaje donde le decía que ya había aterrizado, y lo contestó mientras la verga de Juan bombeaba en su lubricada vagina, durante el mañanero con el que ella despediría a su hombre para que se fuera a trabajar; en sus palabras, ella no supo cuántas veces le terminó Juan dentro, y perdió la cuenta de las veces que la hizo terminar a ella. Pero sintió culpa pues me había dicho que no lo vería y no le volvió a escribir...

Él, en cambio, no había prometido nada, no tenía a quien, y nadie le había pedido no verla durante mi ausencia, de hecho, ni siquiera sabía que yo no estaba.
Tres días después llegaría el día de su descanso, y como usual, le escribió a mi esposa la noche anterior para decirle que podría verla en cualquier horario, si ella quería... Ella me contó que tardó bastante en contestarle, si tenía ganas pero sabía que sentiría culpa, yo le pregunté cuanto tardó en contestarle, y qué es lo que le había contestado, "Como quince o veinte minutos" fue su respuesta, yo supe que no habría demorado más de diez, y que la demora no era por no saber si aceptar o no, si no reuniendo valor para contestarle lo que quería contestarle de inmediato; le dijo que podía recibirlo desde medio día, y que si quería, podía quedarse a dormir y llevarse ropa para irse a trabajar al día siguiente, ella le estaba ofreciendo quedarse un día y una noche completos, juntos, y como era de esperarse, él se sorprendió y preguntó; ahí ella le contó que yo estaba fuera, y no volvería pronto; ahí yo despegué mis labios de la húmeda vagina de mi esposa, para pedirle ver esa conversación, para capturarla y compartirla, pero me dijo que ya que todo esto era bajo el agua, borró todas las conversaciones, volví entonces a mi tarea, y ella continuó; Juan llegó al rededor de la 1 al día siguiente, ella lo recibió en la puerta de la casa con un vestido que a duras penas alcanzaba a cubrir sus nalgas, y que de hecho las cubrió solo unos instantes tras recibir a su amante, quien apenas mirarla, llevó sus labios a los de ella, y sus manos al culo de mi esposa, debajo del vestido, levantándolo hasta su cintura sin siquiera pasar del umbral de la entrada de nuestro departamento, además de las suaves nalgas de mi amada, él tuvo al tacto de las yemas de sus dedos la tanga diminuta que mi esposa vestía, y el parche que esta vez tenía en el glúteo derecho, con un beso apasionado comenzó a intentar despegarlo, la única autorización que recibía era ella que más que oponer resistencia lo besaba apasionadamente mientras movía su pelvis hacia él, buscando sentir su miembro ya grande y grueso; apunto de terminar de despegarlo, preguntó cuantos días más estaría fuera, y le pidió no volverse a poner el parche hasta entonces; ella no contestó, continuaron con su bienvenida, apenas emparejaron la puerta de la entrada y se dirigieron a la habitación, donde tras pocos minutos de besarse y desnudarse uno al otro, la verga de Juan penetró la ansiosa vagina de mi esposa, ya sin la protección del parche, y así, desprotegida, él preguntó donde quería que terminara; la respuesta de mi esposa siempre es la misma: "adentro"; quizá solo para confirmar, o para poder terminar, él le preguntó si quería hacer un bebé, ella, como siempre, entre orgasmos le contestaba que sí, y de hecho se lo pedía mientras esperaba recibir la leche de Juan hasta dentro; él volvió a pedirle no ponerse el parche mientras yo no estuviera, y ya ella no dudó en responder de inmediato que no lo haría, pero que él se la tenía que coger a diario; yo interrumpí el relato besando fuerte su vagina y diciéndole: "entonces si tienes un bebé aquí adentro"; ella solo continuó; Juan la hizo su mujer tantas veces como quisieron en nuestra cama, y ella ni siquiera recuerda si durante ese lapso nos escribimos o no; más cuando hice cuentas, si recordé que fue uno de esos días en que le escribí al despertar, y ella me contestó de inmediato, a las 2 de la mañana en horario de México, diciéndome que no podía dormir; no era mentira, no podía, y no quería, teniendo la verga de un hombre de verdad en su cama, lo que quería era seguirla disfrutando.

Ella fiel a su palabra (con él) no se volvió a poner el parche; pero él no se la cogió a diario los siguientes 9 días, me dijo mi esposa aparentemente decepcionada, le pregunté cuantos entonces, ella tomó su celular para mostrármelo en la app en la que registra todo ello (flow), no había borrado toda la evidencia entonces; casi termino ahí mismo cuando vi que de esos 9, 6 días estaban marcados con un corazoncito, 6 días había ido a darle verga a pelo como solo él puede, 6 días en los que drásticamente cambió la manera de recibirlo, nunca fue lencería solamente, seguían siendo vestidos cortos, pero no demasiado, pero es que dejó de recibirlo en la puerta de la casa, salía por él hasta la calle, a la puerta del fraccionamiento que estará a unos 70 metros de la puerta de nuestro departamento; lo recibía en horarios variados, mañana, tarde o noche dependiendo de la hora en que él tuviera que trabajar, y lo recibía invariablemente con un beso apasionado, o varios, en los que sus cuerpos se hacían uno a pesar de estar completamente vestidos, y caminaban de la mano hasta el departamento; yo le pregunté excitado a más no poder, cuantos vecinos los habían visto de la mano, o besarse, esperaba con demasiada excitación que hubieran sido al menos uno o dos, los que fueran testigos de su infidelidad, cuando ella comenzó a listarme quienes y qué la habían visto hacer, casi exploté de nuevo en excitación sabiendo que en prácticamente la mitad de los departamentos, alguien los habría visto en situación comprometedora, y sabiendo que por como corren los chismes, seguramente todos lo sabrían ya. Pero tal falta de prudencia no hacía match con su cuidado por deshacerse de las evidencias, le pregunté si no le preocupaba que alguien me lo comentara, si en ese momento no quería que me enterara, "no te han comentado nada todos estos años" fue su respuesta, y tenía razón; además, agregó, "ya nos vamos a mudar, ya no me van a volver a ver", yo no respondí, me centré en saborear la humedad que solo el recuerdo del sexo con su novio podía lograr; me hubiera gustado que la vieran incluso teniendo sexo fuera del departamento, pero me dijo que hacerlo en público, por muy excitante que sea para Juan, y para mí, no es tan cómodo como hacerlo en la cama, y ya que no tenía por qué darme gusto si no estaba, siempre lo hicieron tras las cuatro paredes, si bien a veces con la puerta de la entrada mal cerrada, o completamente abierta pues a Juan le gusta que los vecinos escuchen sus gemidos, nunca afuera; me dió algunos detalles sobre el sexo en esos días, pero honestamente, fueron otro tipo de detalles los que me causaron una erección tan grande como mi diminuto miembro puede lograr, me contó que esos días ella prácticamente no trabajó, los primeros por que le tocó cancelar varias citas cuando interferían con las visitas de su novio, y los restantes por que prefería tener la agenda limpia para poder coger con Juan, esa irresponsabilidad con tal de coger siempre me excita, y esa humillación que ella no nota al poner todas las citas en los días que yo recién había regresado, claramente prefiriendo estar con su amante cogiendo, que verme después de semanas sin hacerlo; me contó también que en una ocasión estaba con sus amigas cenando cuando él le dijo que había salido antes y podría ir, ella, que nunca se va antes que sus amigas de las reuniones lo tuvo que hacer, y me excitó pensar en las conclusiones a las que habrían llegado ellas, dado lo poco común de la situación, y sabiéndome a miles de kilómetros de distancia. Ella siempre se deja hacer chupetones por él, solo por él, tanto en lugares íntimos como en visibles, todo mundo ha de imaginar que se los hago yo, y hubiera sido la cereza del pastel que se los siguiera dejando hacer durante las semanas que no estuve, pero ella aún no es tan descarada, sí me contó que no le dió la misma libertad de siempre en ese aspecto, y que el par de veces que se dejó llevar, se borró las evidencias en cuanto él se fue; me hubiera excitado también que él la acompañara al super, o similares, pero solo se veían para coger, lo cual, en segundo pensamiento, sí que me excita aún más; considerando que hubo muy altas posibilidades de que en cada ocasión que estaba mensajeándome con mi esposa, ella estaba en compañía de Juan, o incluso mejor, con su verga dentro.

No hubo muchos más detalles sobre esos días, y si los hubo, no los recuerdo pues ella me contó que el siguiente día de descanso de Juan sería un par de días antes de que yo volviera, esto sería solo un poco después de sus días más fértiles, y ella le sugirió que pidiera sus días de vacaciones para que se fuera a vivir con ella los últimos días; solo el pensamiento de ello me hubiera hecho terminar, el saber que me la habían embarazado sin que yo estuviera presente, pero si eyaculaba, no disfrutaría la última y mejor parte de su confesión, por lo que me contuve, me alejé un poco, y cuando me sentí fuera de peligro volví a besarle la vagina y le pedí continuar.
Él tiene relativamente poco que cambió de empleo, por lo que solo tenía un par de días disponibles, tres, si sumamos el día de descanso, en que se fue a vivir al departamento cuya renta yo estaba trabajando para pagar, a cogerse a la mujer que yo me encargo de proveer, para tratar de engendrarle un nuevo humanito del cual yo también sería responsable. Me contó que la mamá de Juan no le creía que pasaría sus vacaciones con ella, sino que se iría a algún lugar con sus amigos borrachos, por lo que se tomaron una foto en cama, vestidos pero acostados, juntos, de sus rostros, como prueba para que ella se lo creyera, yo aún tengo la duda si la prueba era para su mamá, para sus amigos, para los ex-compañeros de trabajo donde ambos laboraban juntos, o para presumirlo en alguna de sus redes sociales; y más que enojarme, me excitó dicho pensamiento.
Ella me contó que aprovecharon sus días al máximo, ella se volvió por completo su mujer; pregunté si le cocinó, pero me dijo que aunque era la intensión, no lo hizo, eso tomaba tiempo, y ella solo quería pasarlo recibiendo la poderosa semilla de su hombre en su fértil útero, entonces solo pedían a domicilio, a mi cargo, por supuesto, y que incluso hubo un día en que fue hasta la noche que se dieron cuenta de que no habían comido, se la habían pasado todo el día desnudos, platicando, riendo, pero principalmente cogiendo, él la habría tomado obviamente en la cama, pero también en la sala, en el comedor, la cocina, prácticamente se habrían despedido de cada rincón del departamento próximo a dejar, teniendo sexo; ahí recordé los papeles extraños que miré en la basura, y pregunté por ellos, quería saber si había tenido en mis manos el papel con el que ella se limpió el semen de Juan; ella me dijo que seguro no eran, que solo el primer día se limpió, al no tener mi lengua ahí, todas las demás sesiones se quedó recostada con la semilla de su novio dentro, esperándola poder germinar; con todo lo anterior yo le besé el vientre y le volví a decir que seguramente si había germinado, que hiciéramos la prueba al día siguiente, ella me dijo que sí, para que ya no dudara, pero que ella sabía que no lo estaba. Recordé que yo compré lencería de noche de bodas para ella, hubiera sido maravilloso que la usara durante esos días con él, que lo grabara, que lo compartiera, me arrepentí bastante de mis peticiones, pues si de todas maneras iban a coger, me hubiera gustado poder verlo, al menos en video. Lección aprendida.

Al día siguiente yo no dejé de mirar y acariciar su vientre, parecíamos recién casados, cariñosos, amorosos, felices, todo, excepto el sexo, ese estaba reservado para su novio; no fuimos por la prueba de embarazo, la pedimos por rappi, y ella bajó a recibirla, "Suerte!" le dijo el repartidor, adivinando el resultado que ella querría ver; subió, leímos las instrucciones solo por estar doblemente seguros, el resultado podía tomar hasta 15 minutos; ella entró a hacerla. Salió, la prueba se había pintado de inmediato, la cinta de control estaba pintada, señal de que la prueba se había hecho bien, la cinta de resultado: negativa; sabíamos que podía cambiar hasta los 15 minutos, por lo que estuvimos atentos. No cambió. A final de cuentas ella tuvo razón todo el tiempo, no lo estaba, y como por arte de magia, al día siguiente le llegó la regla. La chica que nos ayuda con el aseo seguramente la miró en la basura, pues de la nada tocó el tema de los hijos, y de si estábamos buscando uno, etc.; francamente no puse atención a las respuestas de mi esposa, pues en el fondo solo estaba recordando como ellos sí estuvieron buscando uno, todos los días que no estuve.

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