La noche de un millonario

Experimenta el tren de vida sexual de un millonario.

Chapter 1 by obsexo obsexo

Tu nombre es Máximo Taboada, heredero de una cuantiosa fortuna, que te permite llevar un nivel de vida entre los mas caros de Europa. No tienes de que preocuparte, no alcanzarían cien años para derrochar todo el dinero que tienes, aunque realmente tu si que te esmeras en gastarlo.

Sales de la ducha envuelto en tu bata negra, y observando las luces nocturnas de la ciudad, te sirves una copa de vino. Respiras profundamente y contemplando la vista a través de los grandes cristales, sientes que no la estas pasando nada mal en la vida. Hoy es sábado y solo tienes una meta en esta noche: follar.

¿Cuál será la forma? Eso aún debes decidirlo. Suena tentadora la idea de contratar por teléfono a un trío de putas que se meta en tu jacuzzi y te complazca en todo, pero... tal vez no tienes ganas de comprar sexo esta noche. Gerardo, tu gran amigo, cuenta con tu presencia en la fiesta que dará en su mansión. De ninguna forma puedes faltar a ese compromiso, aunque... siempre puedes combinar tus actividades, y la noche es joven aún.

Golpean a la puerta. Debe tratarse de Delfina, tu mucama. Es una nueva empleada. Hasta ahora solo era Teresa la que se ocupaba de las tareas del hogar, pero esa mujer rubia de 45 años y algunos kilos de mas no era una compania que alegrara la vista, así que decidiste buscarle alguien que la ayudara. En cuanto entrevistaste a Delfina, supiste que era eso lo que querías: una mujer de 1.82 m de estatura, larga cabellera negra y ojos celestes, piernas muy largas y una piel blanquísima, y por sobre todo, un par de tetas bien grandes y bien formadas.

— Adelante, Delfina, puedes pasar.

— Permiso, señor Máximo, le traigo su ropa.— dice ella, al tiempo que entra en la habitación y deja tus pantalones sobre la cama. Viste un uniforme negro, con delantal y cofia blancas. Su pollera es bastante corta, lo suficiente como para que muestre sus largas piernas envueltas en las negras medias de lycra que se lucen sobre los zapatos de taco alto. Tu mismo le elegiste la ropa, y el sastre se encargó de ajustar las medidas a ese cuerpo de modelo.

La observas libidinosamente, examinando su cuerpo perfecto. Tienes ganas de acosarla, para ver su reacción, y tantear un poco la situación. Claro que la cosa puede ponerse fea y, en el peor de los casos, enfrentar un juicio por acoso sexual. Pero tu puedes pagar lo que sea, los mejores abogados trabajan para ti, y puedes comprar a la prensa para que nunca se publique ni una línea sobre ningún incidente que te perjudique.

Que decides?

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