Urbanización Los montes de Ulva, Nº 234

Una limusina negra con las ventanas tintadas es la encargada de recoger a Lucas de su casa, que agradece por fin dejar de pedalear. No le han dicho nada sobre su próximo cliente, pero sabe que es alguien importante por que en la limusina, además del chofer, le acompaña un enorme guardaespaldas.

La limusina les lleva a una urbanización privada, con seguridad privada y extensas zonas ajardinadas. La casa es una mansión enorme, con mas seguridad y vigilancia. Llevan a Lucas hasta un pequeño recibidor donde le indiquen que espere.

Tras unos diez minutos, que Lucas aprovecha para jugar con el móvil, aparece un hombre de unos 70 años, y a pesar de que va vestido cómodamente con ropa deportiva, es imposible no reconocerlo.

Lucas no recuerda el nombre, pero lo ha visto en las noticias mas de una vez. Es el mayor empresario del país. Director de una cadena de tiendas de ropa distribuidas por todo el mundo. Entre los 10 mas ricos del mundo. Y le quiere follar.

-Soy de su agrado- dice algo cohibido el muchacho

-Te he estado observado desde las cámaras. Has sido algo indolente, jugueteando con el móvil.

-Bueno, he estado esperando...

-¡Calla!- le interrumpe de repente- ¡Te has portado mal y punto! Acompáñame en silencio.

Lucas obedece cabizbajo, entendiendo lo que quiere el empresario. Un jovencito sumiso. pues eso es lo que tendrá. Mientras pague, claro.

Le guía hasta por unas escaleras que descienden a un gran garaje. Después, tras una puerta negra de la que el solo tiene la llave, le introduce dentro de una oscura sala que, al iluminarse, la ve repleta de camas de formas extrañas, pilares de hierro, cuerdas colgadas del techo y muchos armarios. Es una mazmorra sexual.

-No se como has podido pasar las entrevistas- dice el viejo mientras se acerca al scort- pero no has cumplido ninguno de los objetivos de la empresa.

-Pero...- le contesta Lucas, interpretando lo mejor que puede- he trabajado mucho y...

-¡Mentiras!-le vuelve a gritar y le coge con una mano de la mandíbula- ahora, desnúdate.

Lucas obedece. Cuando esta del todo desnudo, el empresario saca de uno de los cajones varias cuerdas y tiras de cuero, y de con habilidad (esta claro que no es la primera vez) empieza a atarle los brazos a la espalda del chico.

-La disciplina en mi empresa es muy importante- le dice- Es una lección que debes aprender.

Con sus viejas manos comienza a magrear a Lucas, recorriendo su cuerpo y agarrándole las carnes como si pudiera arrancarle un pedazo. Lucas comienza a excitarse, y su polla pronto esta dura y lista para que el empresario la acaricie casi con violencia.

Cuando se cansa del magreo, le dirige a una de las extrañas "camas" , donde le coloca las piernas por detrás del cuello y le ata las muñecas, exponiendo su agujero. El viejo no pierde el tiempo en comenzar a azotar las nalgas de Lucas hasta ponerles rojas. Después, golpea también el propio agujero, y introduce un par de dedos a placer.

-¿Ves para lo único que vales, perra?- le dice- Eres un empleado nefasto, pero una buena puta.

Cuando se cansa también de esa postura, coloca a Lucas en una especia de potro, donde vuelve a atarlo. El viejo se saca su polla, que es bastante pequeña y ridícula, y comienza a penetrar a Lucas, que tuvo que fingir lo mejor que pudo pues era una follada bastante aburrida.

-Debería despedirte, puta!

-¡No por favor!- siguió el juego el muchacho- ¡Hare lo que sea, lo que sea!

Cuando el empresario se corrió, eso si, abundantemente dentro de Lucas, ni siquiera se despidió. Eso si, Lucas pudo ver que su tarifa, de cuatro dígitos había llegado satisfactoriamente a su cuenta mientras le llevaban de vuelta a su casa.