Una broma cruel, ¿o no?

Valeria caminaba a su posada, y no podía hacer nada más que sonreírles a todos que encontraba. Por supuesto había hombres que tomaron fotos - Valeria tuvo suerte de poder voltearse la cara mientras se cubría con las manos - y unas viejas que le dieron miradas sucias, pero Valeria no veía a ningunas mujeres de su edad. Quizás el emboloadzek fue real...

Finalmente llegó a la ciudad, y empezó ver a muchas personas, hombres y mujeres, caminando por la calle y mirándola. Cada uno de ellos estaba tan vestido como Valeria había estado ni una hora antes, y Valeria se puso furiosa por haber sido engañada. Hasta ahora no se había molestado en cubrirse (salvo en las fotos), pero ahora estuvo en la ciudad con muchos otros, y los brazos se encontraron herméticamente fijos al pecho y al coño. Valeria puso el pelo delante de la cara para cubrir la identidad mientras huía de los móviles.

"Mirad a esa puta," una chica les dijo a sus amigas.

"Un collar de la cruz..." una amiga señaló la sola pieza de moda en el cuerpo de Valeria con gran ironía.

Sin aliento y toda roja (y no solo por vergüenza), Valeria invino Los Tres Caballos y corrió hacia adentro.

"Me disculpo mucho por mi apariencia," dijo Valeria con las manos aún sujetadas al cuerpo para su vida, "fui engañada y dicha que necesitaba desvest-"

"¿Cuál truco? Me parece que usted está vestida apropiadamente."

"¿Eh? Te lo aseguro, no hay nadie más que esté como yo..."

"¡Por los novios!"

"¿En serio? ¿Todas las chicas en esta ciudad tienen novios?"

"No es Madrid o Toledo o Barcelona, todos se conocen. Y relájese, sus brazos van a desmayarla con esa tirantez."

Valeria no confiaba, pero sin embargo dejó los brazos caer a los lados. "Pues..."

"¿Cuál es su nombre de pila? Perdón, debería haber pregun-"

"Valeria," deseaba ir a su habitación y su ropa.

"Pues, Valeria, veo que a usted le gusta Jesús," vio el collar de Valeria.

"Sí, supongo," Valeria se rió mientras se moría dentro.

"¿Apellido?"

"de Armas"

"Sí... pues, su habitación y su equipaje no están listos, pero puede salir afuera y ver la iglesia."

Valeria se debatió si pedir su equipaje ahora para vestirse, pero otro huésped entró, miró a Valeria de arriba a abajo, y ocupó la recepción. Valeria miró el vestíbulo y vio que no había sillas, así que necesitaba decidir si quedarse o salir. ¿Quizás tenía sentido con el emboloadzek?