Un fin de semana

Luego de varios días en los que Anju siguieron con su rutina, trabajando y por las noches seguir espiando a Dampe. Llego el fin de semana Anju salio de muy temprano a dar de comer a sus cucos, pues este fin de semana tenia pensado arreglarse un poco y salir de compras, pues misteriosamente su ropa interior habia estado desapareciendo.

—Este será un gran día— dijo contenta mientras caminaba por el centro del pueblo, para su sorpresa se encontró con su hermano, quien saludo probablemente pues este solo estaba de paso ya que tenia pensando recorrer Hyrule ganando y comprando mercancía.

Luego de una breve charla con su hermano Anju comenzó a recorrer algunas tiendas —Pero que hermosa falda— dijo Anju mientras le sostenía, después de ver el precio se decepciono un poco, pues a pesar de trabajar con los cucos no tenia sueldo, sus ganancias era la venta de cucos y últimamente el negocio no había ido muy bien, suspiro y dejo aquella falda de donde la tomo, simplemente tomo las bragas más económicas que encontró y siguió viendo algunos negocios.

Poco después se dirigió al área de juegos donde tenia que golpear algunos pequeños blancos, pero dada la mala puntería y falta de habilidad termino agotando las pocas rupias que le quedaban. Así que decidió pasar con su abuela, a quien tenia días de no ver.

—Hola abuela ¿Cómo estás? — dijo Anju sonriendo mientras le abrazaba.

—Bastante bien hijita— respondió su abuela correspondiendo a su abrazo, seguido se agacho buscando algo debajo del mostrador de su tienda.

—Buscas algo abuela— comento la bella Anju.

—Si hijita, hace días me visito el buen Dampe, me comento que te vio en la tumba del abuelo, me da mucho gusto no te olvides de el— sonrió la anciana al tiempo que puso los zapatos olvidados de Anju sobre el mostrador —Toma el buen Dampe los encontró tirados, debe ser mas cuidadosa con tus cosas y sobre todo evitar andar descalza por todas partes— comento la dulce abuela.

—Genial le daré las gracias después de que lo vea— respondió Anju bastante nerviosa y con vergüenza, eso quería decir que Dampe supo ella había estado espiándolo.

—Me parece muy bien le des las gracias y aprovechando esa ocasión ¿podrías llevar esta poción a Dampe? Es una nueva fórmula que estado desarrollando, es bastante buena para aumentar la energía y resistencia, por supuesto por hacer la entrega te pagare con una rupia azul—

Anju sonrió bastante nerviosa el simple echo de saber que Dampe podía saber ella lo espiaba le aterraba pero el echo de ahora ir a su casa a verlo cara a cara le ponía en una situación bastante difícil, por otro lado una rupia azul le podría ayudar un poco, así que no le quedo de otra mas que aceptar hacer la entrega.

—Esta bien abuela me encargare de hacer la entrega— Anju sonrió al tiempo que guardo los zapatos en su bolso, junto a la poción y aquella rupia brillante.

Una vez fuera de la tienda fue invadía nuevamente por la vergüenza y los nervios, pero no le quedo de otra que ir a ver a Dampe así que se puso en marcha al cementerio, una vez en el cementerio busco a Dampe pero no lo encontró por ninguna parte, así que hubo ir a buscarlo a su choza, pero conforme se acercaba comenzó a aquellos jadeos que conocían a la perfección escuchar, se trataron de Dampe masturbándose.

—Joder acaso ese hombre no se cansa— rio probablemente al tiempo que reviso a los alrededores por si había alguien presente, al no ver a nadie hubo dado un pequeño vistazo por aquella grieta, pero para su sorpresa ya no se pudo ver nada, posiblemente el viejo Dampe le había tapado, sin más estaban tocando la puerta, pero no respondieron y aquellos jadeos siguieron por lo cual decidieron tocar una vez más.

—Hay voy— pudo escuchar la voz de Dampe entrecortada, rápidamente pudo escuchar como se retiró el seguro de la puerta y ver como esta se abría lentamente a la vez que podía escuchar el sonido de las viejas bisagras de aquella puerta.

— Buenos días Dampe, espero se encuentre muy bien, pasó a traerle un encargo de mi abuela y también a darle las gracias por encontrar mis zapatos, tenía días buscándolos, quizás los chicos traviesos de la aldea me los escondieron— dijo sonriendo mientras sus mejillas se sonrojaban por la vergüenza.

—Muchas gracias por el encargo Anju, justo necesitaba esa poción mantener el trabajo aquí es bastante pesado, limpiar toda esa maleza y el cementerio en buen estado es bastante agotado, Sobre tus zapatos debes de ser mas cuidadosa— tras esas palabras deterioradas su mano a Anjou como cortesía.

—Gracias a ti Dampe— dijo la bella Anju al tiempo que estrechó la mano con Dampe, así mismo sintió su mano algo húmeda pero solamente sonrió, seguidamente de despidió.

Al salir del cementerio se fue a casa a descansar, pero antes que pudiera avanzar mas fue alcanzada por Dampe.

—Espera Anju— dijo el viejo Dampe bastante agitado.

—¿Qué pasa Dampe? — dijo Anju nuevamente nerviosa esperando algún reclamo de Dampe.

—Hace algunos días fui al rancho Lon Lon a comprar algo de leche, en mi estancia en ese lugar me entere que Talón quiere comprar varios cucos, deberías ir el día de mañana quizás consigas algunas ventas— comento el viejo Dampe aun algo agitado.

—Eso suena maravilloso, sin duda iré mañana al rancho muchas gracias Dampe— Comento Anju al tiempo que nuevamente estrecho su mano la cual aún seguía húmeda y pegajosa.

—Genial, por cierto ya que tu abuela cuenta con una carreta, deberías pedírsela y de paso traer algo de leche, podría pagarte un poco más de lo que cuesta— comento el viejo Dampe al tiempo que se despedía y regresaba al cementerio.

Anju sonrió bastante ilusionada con las posibles ventas de cucos de regreso a casa paso con su abuela a quien pidió la carreta, una vez en casa ceno y durmió tranquilamente.