Tsunade

Naruto entró en la oficina de Tsunade para ver a la rubia Hokage sentada detrás de su escritorio como de costumbre. Se quitó el abrigo verde y la blusa gris se aflojó mostrando más escote. Dicho valle de dioses llamó inmediatamente la atención de Naruto. No ayudó que Tsunade se inclinara hacia adelante permitiéndole ver más. Una idea tortuosa se le pasó por la cabeza. Si funcionaba, obtendría un inmenso placer, si no, iría al hospital. Podía recuperarse rápidamente, así que se arriesgó.

"Hola, Baa-chan". Naruto la saludó alegremente. Tsunade levantó la vista del papeleo en el que estaba trabajando. El movimiento hizo que sus pechos se movieran un poco, lo que no pasó desapercibido para el joven shinobi.

"Naruto, ¿qué quieres esta vez?" Tsunade preguntó con una ceja levantada.

"Oh, vamos Baa-chan, ¿crees que no te controlaría por el bien de mi corazón?" Preguntó Naruto con fingido dolor. La mirada inexpresiva que recibió fue suficiente para responder esa pregunta.

"Seguro que lo harías". Dijo ella rotundamente.

"Oh, está bien, me entendiste, quería probar algo". Le dijo con una sonrisa.

"¿Y que sería eso?" Ella preguntó interesada por lo que quería mostrar.

"Bueno, quiero que te levantes y te quites esa blusa para empezar". Ordenó Naruto. Cruzó los dedos esperando que funcionara. El alivio y la emoción lo invadieron cuando Tsunade hizo lo que le pidió.

Sus ojos estaban pegados a la bomba que agarró su blusa y se la quitó sensualmente. Naruto casi babeó ante el perfecto y amplio seno que finalmente se liberó de sus ataduras. Podía ver claramente la piel suave y los pezones rosados. Tsunade le sonrió al chico y se cruzó de brazos entre las jarras empujándolas hacia arriba.

"¿Bueno, Naruto?" Bromeó con una sonrisa que hizo que su apariencia fuera aún más sexy.

"¡Esto es increíble!" Gritó emocionado.

Corrió hacia ella y comenzó a acariciar sus pechos. Se sentían increíblemente suaves mientras seguía tocando sus grandes tetas. Cuando empezó a pellizcarle los pezones, ella empezó a gemir en voz alta. Él se estaba excitando por esto y ella también. Acercó su rostro y comenzó a chuparle las tetas. ¡Esa piedra de los deseos fue increíble!